Ni de izquierdas ni de derechas

Foto: Sadiel Mederos

Ni de izquierdas ni de derechas

5 / diciembre / 2023

Desde hace varios años me resisto a identificarme como una persona de izquierda o de derecha. La parte recalcitrante de la derecha cubana me considera de izquierda, más bien me acusa de ser de izquierda, y la parte recalcitrante de la izquierda cubana me acusa de ser de derecha. Eso me alegra. Me alegra que ningún recalcitrante en ningún bando me quiera. Me alegra incluso su desprecio. El desprecio me confirma que estoy en el sitio correcto para mí del espectro político: en ningún sitio fijo y circulando por todos.

El filósofo español José Ortega y Gasset lo explicó mejor en 1930, en su libro La rebelión de las masas: «Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la persistencia de estos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la ‘realidad’ del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías».

No creo que las personas de derecha e izquierda que conozco sean imbéciles. Tengo amistades y familiares que se identifican en un lado u otro, y los quiero y admiro. Pero yo sí me sentiría un poco imbécil eligiendo un bando. Me haría la vida mucho más fácil, porque me evitaría quedar en tantos fuegos cruzados tantas veces al año, porque siempre es mejor contar con un bando que te arrope; pero entonces no estaría siendo honesta. Al punto de mi vida en el que estoy hoy ―en el que hay tanto dolores como logros, pero ningún arrepentimiento― llegué precisamente por eso: por la importancia que confiero a la honestidad.

A mí se me puede cuestionar cualquier cosa, pero no que miento. No que finjo, no que simulo. Puedo vivir con el odio y el rechazo de mucha gente, con amenazas a mi integridad física, con los peores insultos en redes sociales. Viví e hice periodismo y activismo en Cuba bajo el acoso de la Seguridad del Estado y nada hay peor que eso. Si el costo de agradar fuera pretender ser alguien que no soy, prefiero desagradar. Prefiero la soledad absoluta. Con lo único que no podría vivir es con el sentimiento de que me traiciono a mí misma para complacer a otros.

Decir que no me identifico con la izquierda ni con la derecha no parte de un deseo de quedar bien con todos, porque el resultado comprobado en la realidad es que al final no quedas bien con casi nadie, sino de la resistencia a entender el mundo en esos términos binarios tan arcaicos y viciados. Mucho menos busco ser neutral. No creo en la neutralidad, ni siquiera en el periodismo, menos en el periodismo que toca defender en sistemas totalitarios.

Pero me genera fobia la idea de pensarme en la derecha o la izquierda, porque casi siempre lo que se entiende como derecha o izquierda es un conjunto de estereotipos, símbolos, esquemas, partidos, líderes; es decir, un conjunto de reducciones de la realidad, comida chatarra enlatada. Quiero poder ir y venir de todas partes y conversar con gente de todas partes de la manera más desprejuiciada posible, sin cargar con las culpas de las malas gestiones de Gobiernos de ambos bandos que no son mías. Me siento políticamente no binaria. No quiero ver lados, quiero ver gente.

Tampoco entiendo que el problema de Cuba sea la existencia de un régimen de izquierda que se solucionaría con la implantación de un régimen de derecha. Ha habido en la historia del siglo XX dictaduras de derecha e izquierda, sistemas totalitarios de derecha e izquierda, gobiernos de derecha e izquierda elegidos democráticamente que han violado derechos humanos. El problema de Cuba, en esencia, es la falta de libertades. El problema de Cuba es que no hay espacio para quienes piensan distinto. Para quienes piensan distinto solo hay muerte, cárcel, destierro y exilio.

Lo que anhelo para Cuba es libertad, democracia y justicia, con todo lo que incluyen esas palabras. Anhelo un país donde puedan coexistir en igualdad de condiciones todas las identidades políticas que se ubican en la izquierda, la derecha o el centro, así como las que no quieren ubicarse en ninguna parte. Se puede ser muy de derecha y muy estalinista al mismo tiempo, o muy de izquierda y muy fascista, si atentas contra las libertades civiles y políticas. El reto principal aquí no es cambiar de consigna, símbolos y líderes, sino aprender a respetar el derecho de cada ser humano a ser diferente y a vivir en sus términos.

Intentar transformar la lucha por la libertad de Cuba en una lucha entre personas de derecha e izquierda, o entre cubanoamericanos republicanos y demócratas, va a ser la manera más efectiva de perder la libertad. Cuba no necesita que un bando se imponga sobre otro a la fuerza. Cuba no necesita una mitad de ella misma derrotada y sometida y humillada. Cuba necesita que ninguna agenda política sea más importante que la agenda de la libertad. Una vez más, el «con todos y para el bien de todos» martiano.

No sé, en caso de vivir para ver una Cuba democrática, a qué tipo de partido político daría mi voto. No sé en Estados Unidos, donde resido ahora, si me hago ciudadana americana algún día, si votaré por demócratas, republicanos o verdes. O no votaré. Lo que sí sé es que ahora mismo no tengo un país, porque la disidencia cubana no tiene un país en el cual existir plenamente, y lo primero para mí es construir ese país. Luego decidiré, si me quedan ganas y energías, a qué conga me voy a sumar.

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Pedro Jorge

Me gustó..
Pedro Jorge

Franklin

Energicamente rechazo trabajos como este. Deploro el intento de banearme.
Franklin

Daniel Torres

Gracias por tu artículo, Mónica. Pienso muy similar a ti. Convertir la lucha por la libertad de Cuba en una disputa ideológica es, en primer lugar, convertir algo que rebasa cualquier ideología, que es la nación, que nos abarca y engloba a todos, en un ring de boxeo donde se reproducirán exactamente los mismos vicios y el mismo cáncer totalitario e intolerante que ha corroído durante 6 décadas el alma de la nación. Muchas veces yo me pregunto qué idea tendrán de la democracia quienes apuestan por demonizar cualquier idea de izquierda, porque pretender que sobre la intolerancia y la cancelación de toda postura opuesta se puede lograr una Cuba plural y democrática es, cuanto menos, ingenuo. No: sería la reproducción de lo mismo que existe hoy en la isla, sería convertir algo tan puro y válido que es la lucha por la libertad de Cuba en una disputa ideológica. Y ahí perderíamos todos: si tras el fin de la dictadura no construimos una República democrática que nos cobije a todos, que nos extienda la mano a todos, esto sería lo de nunca acabar, y sería vergonzoso y humillante que nunca hayamos podido lograrlo, sería profundamente doloroso que la Cuba del futuro reproduzca los mismos vicios de la Cuba totalitaria. ¿Qué pensarán ellos, que construir la democracia es tan fácil como pararse y decir que a todo el que no se afilie en mi bando político, hay que censurarlo? Avergüenza, la verdad, pero podemos ser mejores que eso, estoy seguro. Y pienso incluso que hay que dejar de centrarse en las diferencias políticas, que esas siempre van a existir, y no sólo en política, y concentrarse en un futuro de fraternidad para todos los cubanos. Yo, al menos, me emociono al escuchar esa palabra: "fraternidad". Ese es el quid del asunto, y por ahí debería estar encaminada nuestra lucha. Hay mucho que hacer, es cierto, hay muchas asperezas que limar, pero todo eso será imposible si insistimos en atacar ideas distintas. Hay algo mucho mayor que está en juego, que es la nación. Cuba merece convertirse en un país normal; hemos vivido 64 años bajo una anomalía, que, si la miramos bien, es algo insólito en el hemisferio occidental, y es algo que debería indignar y avergonzar profundamente a cada cubano, y por tal razón cada uno de nosotros debe reflexionar y jurar que nunca más permitiremos que tal cosa ocurra, que nunca más le permitiremos a un tirano arrogarse la representación de cada uno de nosotros, y que tenga patente de corso para hacer lo que le dé la gana, en nuestro nombre además. Digamos como el Apóstol: «¡Cerrémosle el paso a la República que no venga preparada por medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de todos los cubanos!»
Daniel Torres

Daniel Torres

Gracias por tu artículo, Mónica. Pienso muy similar a ti. Convertir la lucha por la libertad de Cuba en una disputa ideológica es, en primer lugar, convertir algo que rebasa cualquier ideología, que es la nación, que nos abarca y engloba a todos, en un ring de boxeo donde se reproducirán exactamente los mismos vicios y el mismo cáncer totalitario e intolerante que ha corroído durante 6 décadas el alma de la nación. Muchas veces yo me pregunto qué idea tendrán de la democracia quienes apuestan por demonizar cualquier idea de izquierda, porque pretender que sobre la intolerancia y la cancelación de toda postura opuesta se puede lograr una Cuba plural y democrática es, cuanto menos, ingenuo. No: sería la reproducción de lo mismo que existe hoy en la isla, sería convertir algo tan puro y válido que es la lucha por la libertad de Cuba en una disputa ideológica. Y ahí perderíamos todos: si tras el fin de la dictadura no construimos una República democrática que nos cobije a todos, que nos extienda la mano a todos, esto sería lo de nunca acabar, y sería vergonzoso y humillante que nunca hayamos podido lograrlo, sería profundamente doloroso que la Cuba del futuro reproduzca los mismos vicios de la Cuba totalitaria. ¿Qué pensarán ellos, que construir la democracia es tan fácil como pararse y decir que a todo el que no se afilie en mi bando político, hay que censurarlo? Avergüenza, la verdad, pero podemos ser mejores que eso, estoy seguro. Y pienso incluso que hay que dejar de centrarse en las diferencias políticas, que esas siempre van a existir, y no sólo en política, y concentrarse en un futuro de fraternidad para todos los cubanos. Yo, al menos, me emociono al escuchar esa palabra: "fraternidad". Ese es el quid del asunto, y por ahí debería estar encaminada nuestra lucha. Hay mucho que hacer, es cierto, hay muchas asperezas que limar, pero todo eso será imposible si insistimos en atacar ideas distintas. Hay algo mucho mayor que está en juego, que es la nación. Cuba merece convertirse en un país normal; hemos vivido 64 años bajo una anomalía, que, si la miramos bien, es algo insólito en el hemisferio occidental, y es algo que debería indignar y avergonzar profundamente a cada cubano, y por tal razón cada uno de nosotros debe reflexionar y jurar que nunca más permitiremos que tal cosa ocurra, que nunca más le permitiremos a un tirano arrogarse la representación de cada uno de nosotros, y que tenga patente de corso para hacer lo que le dé la gana, en nuestro nombre además. Digamos como el Apóstol: «¡Cerrémosle el paso a la República que no venga preparada por medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de todos los cubanos!»

Ramiro Francisco Martínez FEIJOO

Deben opinar los que realmente tienen la capacidad y el conocimiento necesario y QUE además no tienen vendida la lengua, la mano ni el alma a los carroñreros de turno llenos de la mística sectaria que.la responsabiilidad siempre es del otro.
Ramiro Francisco Martínez FEIJOO
Daniel Torres

Ramiro Francisco Martínez FEIJOO

Yo, realmente, además de torpe.y.bruto, un SAF* autosuficiente execrable,. no puedo abstenerme de decír cualquier disparate que acuda a mi mente. El que no se define de derecha ni de izquierda, no hay otras alternativas,..por lo que fisicamente se anula, elimina,.y.matematicamente no suma, resta.multiplica, ni divide..
Ramiro Francisco Martínez FEIJOO

Alfredo Molina Benitez

Muy interesante este artículo. No sé puede demonizar todo lo que ha aportado tanto la izquierda como la derecha en diferentes países del mundo, y sobre todo en nuestra región. Polarizar de forma radical posiciones solo ha provocado que la solución a los problemas económicos (más que políticos) se aleje cada vez más del espectro cubano. En lo particular este es un tema que debe ser profundizado por partes y entre todos y tal vez pueda ser ruta aplicable para un futuro
Alfredo Molina Benitez

Sanson

No confundirce.... En realidad el termino de Izquierdas y el de Derechas cuando de verdad tiene sentido es cuando existe Democracia y los representantes y partidarios de cada tendencia comparten el Gobierno y la Oposicion con lo cual se mantiene un equilibrio de accion y un juicio constante donde el desacuerdo y la sugerencia existe en todo momento. Es muy desacertado llamar a la Dictadura establecida en Cuba desde la llegada de fidel castro. Como considerar de "Izquierda" a un regimen que apoya la agresion imperialista de Rusia a Ucrania o que se da la lengua con teocracias como la existente en Iran de donde la gente consciente de que existen en el Siglo XXI emigra como sea evitando asi la muerte que les acecha lo mismo cuando a una mujer se le olvida 'VENDARSE la cabeza o cuando un hombre se sabe homosexual o sencillamantr no milita en la creencia religiosa mas desfasada de la Historia. Como llamar de Izquierda a un desgobierno donde sus lideres son nombrados al estilo feudal y solo tienen sus necesidades resueltas aquellos que son responsables de que el resto no las tenga ?.
Sanson

Javier Vigoa

Mónica ....si a la conga que te vas a sumar es a la del "con todos y para el bien de todos", entonces posiblemente y ojalá nos encontremos en ella. Ya después veremos quién es de izquierda o de derecha o si se es simplemente un ciudadano enajenado o indiferente a estas cuestiones como quizás lo es la mayoría. El credo político aun el más radical de ellos podrá tolerarse, siempre y cuando el sentido común prevalezca y la democracia que surja nos permita vivir (finalmente) con la dignidad de sentirnos libres. Me gusta esa frase del Señor Huerta de que "todas las cosas se parecen a su sueño". Espero que la realidad en Cuba se parezca algún día a la soñada por muchos cubanos.
Javier Vigoa

Ray

Como se puede recoger una filiación política si no se tiene la libertad para escoger, la libertad primero después pensemos en que bando militar o si vale o no la pena algún bando
Ray

Jorge luis

Observó contradicciones en su escrito.Cita a Ortega y Gasset y termina tomando partido cuando habla de construir un país y de disidencias .Sin ideologías ?En qué quedamos pues?.La ingenuidad se paga caro.Despues vendrán los los de un bando y otro a por sus intereses.Y de los peligros que? el mismo Marti los avisoro.Cuba es una nación pequeña y el mundo de hoy no es idílico Mónica y tú debes saberlo y tener comprensión de los procesos económicos al que la política está muy ligada.No obstante en general trato de entenderte.Disculpen lo extenso q.fui
Jorge luis

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