Si existía una señal de que estaba en el lugar correcto, probablemente, fue la que encontré cuando abrieron la puerta de la casa en la que vivo hace siete años. Había llegado de Cienfuegos a un barrio mexicano tan distante y alejado del Caribe que el mínimo indicio de coincidencia o familiaridad parecería no existir o al menos yo no podía imaginarlo. 

Un día de septiembre de 2018 entré a un departamento como queriendo no entrar. Miré con descuido y desdén cada detalle, cada comodidad y cada estorbo. Traté de imaginar una vida allí y no pude. Intenté hallar algo que me hiciera cambiar de opinión porque ya había recorrido con una amiga calles infinitas en busca de renta, ya nos habíamos internado en barrios y barrios, y ya nos habíamos cansado y desesperanzado; por lo que tenía que encontrar en aquella posibilidad una certeza. 

Seguimos adentrándonos en las habitaciones, con prisa, con deseos de terminar. Inspeccionamos aquí y allá; y yo, que no soy religiosa, solo sentí paz y supe que estaba bien quedarme cuando a unos pasos de la entrada, en una de las paredes de la sala, vi un cuadro. En el cuadro había una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. ¿Por qué estaba allí? No pregunté. El misterio, la casualidad, la coincidencia o la certidumbre fueron más poderosas.

A unos pasos de la entrada, en una de las paredes de la sala, vi un cuadro. En el cuadro había una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Foto: Melissa.

Pocos meses después, unos vecinos nos contaron que a seis cuadras de la casa había una parroquia dedicada a la patrona de Cuba, una de las pocas que existen en México. Entonces, que hubiera aparecido un lugar donde yo pudiera vivir justo allí comenzó a parecer más fortuna que azar; ese lugar exacto de entre los más de 7 000 templos católicos que se extienden por el territorio nacional.  

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En el barrio —que en México se llaman colonias— donde vivo, cuando se acerca el día de la Caridad del Cobre, se celebran fiestas patronales por la aparición de la virgen cubana. Comienzan el 31 de agosto y se extienden hasta el 8 de septiembre (una novena); e incluyen misas, peregrinaciones, presentaciones de agrupaciones artísticas, procesiones, ferias, la quema del castillo y lanzamiento de cohetes. La Virgen de la Caridad del Cobre recorre las calles; es recibida en las casas, donde se reúnen grupos de oración; sale en procesión rodeada de feligreses que la acompañan, cantan y celebran. 

Este año fui a la parroquia porque quería contar la historia que durante años quise dejar en la incógnita. Hablé con el sacerdote, relativamente nuevo en el lugar, pero no tenía información exacta sobre la historia de la parroquia. Conversé, después, con una señora amable que asiste al templo desde que se erigió. 

Ella cuenta que el templo lo construyeron hace 42 años, en 1983. Dos años más tarde, en 1985, fue que eligieron quién sería la patrona de la parroquia. El cardenal mexicano Juan Jesús Posadas Ocampo —quien después sería asesinado en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara— había regresado en ese momento de un viaje a Cuba y la cercanía de la experiencia que vivió en la isla lo hizo sugerir como patrona a la Virgen de la Caridad del Cobre. Primero, solo tuvieron la imagen en un cuadro. Tiempo después les fue donada una réplica de la imagen que fue encontrada flotando en la bahía de Nipe.

Parroquia nuestra señora de la Caridad del Cobre, Zapopan, Jalisco. Foto: Melissa.

La señora con la que conversé recuerda que fue el cardenal Jaime Ortega, ya fallecido, quien donó la réplica; pero otro párroco les había contado a unos vecinos que había sido el obispo de Holguín en aquel momento, monseñor Héctor Luis Peña Gómez.     

Aunque no encontré una historia única o recogida sobre el surgimiento de la parroquia, la devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre en este pedacito de Jalisco en el que vivo es poderosa. La veneración, el cuidado hacia ella y el júbilo también. 

A la derecha del altar, guardada en una urna que tiene luces direccionales que la iluminan desde abajo, y acompañada de flores, está la Virgen de la Caridad del Cobre. En la base, aunque diminuta, se observa, esplendorosa, una bandera cubana.   

Imagen de la Virgen de la Caridad en el interior del templo. Foto: Melissa.

Foto: Melissa.

Foto: Melissa.