—Ayer, mientras disfrutaba el nuevo apagón masivo, me entretuve en repasar algunos subrayados hechos en los últimos días a nuestra prensa nacional.

—¿No temes con ello a un apagón neuronal masivo?

—Tuve mis reservas. La lectura del Granma ha desplazado a las enfermedades cardíacas como principal causa de muerte, pero el primer apunte consultado fue la declaración de Díaz-Canel de que este año, «en la medida en que resolvamos esas dos problemáticas que más impactan (se refiere a la situación electroenergética y a la disponibilidad de combustible) entonces podemos avanzar en otras áreas de la economía y normalizar las cosas: bajarán los precios, volveremos a tener los medicamentos que hacen falta».

—Es decir, que dispondrás muy pronto de la digoxina que necesita tu corazón para superar la insuficiencia cardíaca congestiva, la fibrilación auricular y la taquicardia paroxística supraventricular que te produce oír a diario al presidente.

—Es buena noticia la instalación de «más de 1000 megawatts de generación con paneles fotovoltaicos. Eso nos va a permitir que en el horario del día con los parques y algo de lo que generen las termoeléctricas cubramos la demanda».

—Lo demás será más fácil: como no se podrá satisfacer el horario pico nocturno ni aunque los chinos nos donaran toda la producción fotovoltaica del Tibet, habrá que hacer trabajo político-ideológico con la población para eliminar la nociva costumbre de comer en el horario de la noche utilizando los módulos de cocción de la Revolución Energética o el gas que no llena las balitas por navegar por los océanos a merced del cambio climático y sus témpanos de hielo a la deriva.

—Fundamental es, lo ha dicho Marrero, «incrementar las ofertas y brindar servicios de calidad con lo que seamos capaces de producir», «porque hay un pueblo esperando a que funcione bien».

—¿Tienes idea si Serrat aclaró alguna vez cuánto esperó Penélope?

—No sé lo que demoró el tren de ella, pero en la prensa cubana se ha dicho que la causa de que el Habana-Santiago se meta veinticuatro horas o más en llegar a la ciudad indómita es la cantidad de marabú que hay en la ruta. Sería feo rayarles los coches a los chinos con esa planta invasiva.

—Tengamos por consuelo que veinticuatro horas es muchísimo menos que lo esperado por este pueblo para que, oyendo a Marrero, las cosas funcionen bien. Eso de «brindar servicios de calidad con lo que seamos capaces de producir» huele a «acepten cualquier mierda, nunca merecerán otra cosa».

—En el Balance Anual del Ministerio de Comercio Interior manifestaron que «se incumplió con las entregas de recursos de producción nacional, como leche fluida».

—Más que el vital alimento, no ha fluido la exigencia hecha por Raúl hace casi veinte años de alcanzar la meta de que cada cubano se tome un vaso de leche cuando le venga en ganas.

—Uno puede colegir que al General de Ejército se le fue la mano pretendiendo que cualquier nacional pueda tomar leche así como así, pero, si analizas bien las cosas, al menos para los niños de cero a siete años la predicción se ha cumplido: fíjate que a causa del déficit de acopio del producto de las ubres de la vaca, el per cápita a cada chama «se ha ajustado a medio litro». Es un vaso grande rebosante de leche.

—Como para que le corra labios abajo y le manche el uniforme y la pañoleta.

—«Aquí lo importante es, realmente, que nosotros no perdamos el espíritu juvenil y que los jóvenes no pierdan el espíritu revolucionario».

—Si te pongo el triunfalismómetro se revienta. Que Canel te resuelva pronto la digoxina, porque te pierdo.

—La frase es del Comandante en Jefe. La pronunció hace exactamente sesenta años, el 13 de marzo de 1965.

—Los jóvenes no han perdido el espíritu revolucionario. Hay que tenerlo y mucho para lanzarse a esa carrera con obstáculos que significa llegar en oleadas a la frontera con Estados Unidos.

—Quizás por ello, desde aquel discurso, Fidel lo vislumbró: «Es por eso que ese vínculo hondo, entrañable, entre las primeras oleadas revolucionarias y las segundas oleadas revolucionarias y cada nueva oleada revolucionaria no se pierde».

—Lo que se ha perdido es la vergüenza. No sé hasta cuándo va a estar «recrudeciéndose» el bloqueo yanqui contra la Isla.

—«¡Es conveniente que se sepa que aquí la propaganda la hace nuestro Partido!», dijo el Comandante en 1965. Como señaló también (nos enseñaron que fue en 1968): «¡Nosotros entonces habríamos sido como ellos, ellos hoy habrían sido como nosotros!».

—Con la frase de 1968 se refirió a Céspedes y otros próceres. La de 1965 la dejó abierta para los dirigentes de 2025: «Nosotros entonces habríamos sido como Luis Orlando, Aldana, Gil, Di Lella…».