Según las últimas declaraciones del primer ministro Manuel Marrero Cruz, en la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el Gobierno cubano estaría pagando fuentes de energía renovable con recursos naturales. «Con el crudo nacional, con níquel, se han logrado financiamientos que nos han permitido adquirir paneles solares», explicó el funcionario.

Marrero aseguró que en el primer semestre de 2025 tendrían instalados 500 MW «nuevos» de energía fotovoltaica y que a final de año se sumarían 700 MW más, para un total de 1 200 MW. En otras ocasiones, las autoridades han prometido la instalación de energía solar, cuestión que los expertos cuestionan que puedan llevar a cabo.

¿El Gobierno puede generar los 2 000 MW de energía solar que prometió?

El ministro de Energía y Minas de Cuba, Vicente de la O Levy, anunció en marzo de 2024 que el gobierno cubano planea instalar 92 parques solares fotovoltaicos, con la esperanza de producir 2 000 MW. El programa tiene una serie de desafíos, incluyendo interrogantes sobre la financiación y la factibilidad.

El crudo nacional es el combustible que usa el Gobierno para alimentar las termoeléctricas en el país. Se trata de una mezcla de baja calidad que suele ocasionar daños estructurales a las maquinarias de las centrales energéticas. Según el Observatorio de Complejidad Económica, en 2022 el principal comprador de este recurso era Italia, seguido muy de lejos por China.

Hasta hace unos años, el níquel era el principal material exportable de Cuba. La crisis económica estructural por la que pasa la isla ha hecho que este producto ya no sea tan comercializado en el exterior. Aun así, el país se mantiene como el noveno productor a nivel mundial. Uno de los principales socios extranjeros en la producción de níquel es la empresa canadiense Sherritt.

La relación comercial de Sherritt y el Gobierno cubano tiene más de 30 años. La compañía canadiense tiene una empresa mixta con el régimen ―llamada Moa Nickel S. A.― que se dedica a la explotación de ese elemento. Sherritt también tiene derechos de explotación de otros minerales, como el cobalto.

En 2019, las autoridades cubanas reconocieron formalmente una deuda de 150 millones de dólares con la Sherritt. Tres años más tarde, en octubre de 2022, la deuda aumentó a 260 millones de dólares.

Ante la imposibilidad del régimen de pagar, ambos lados llegaron a un acuerdo que se conoció como «canje de cobalto». El acuerdo consistió en priorizar los pagos de dividendos en forma de cobalto a cada socio, y la parte de cada socio de estos dividendos se redirigirá a Sherritt como pago de la deuda. El pago se negoció a cinco años, desde enero de 2023 hasta enero de 2028. El pago de deudas o de servicios con recursos naturales no es nuevo para los burócratas cubanos.

General Nickel Company (GNC), socio de Sherritt en la empresa mixta de Moa, ha acordado asumir ciertos pasivos adeudados por la estatal Unión Cuba-Petróleo (Cupet) y Energás S. A. con el fin de reembolsar totalmente las cantidades pendientes durante el período de cinco años. El plan era que Moa produjera 2 082 toneladas de cobalto al año y que Sherritt recibiera 1 041 toneladas ―la mitad debido a que es dueña del 50 % de Moa Nickel S. A.―. 

En mayo de 2023, Leon Binedell, CEO de Sherritt, dijo que el canje hasta el momento era efectivo, pues recibieron cerca del 75 % del volumen de cobalto acordado. Solo un mes después, la parte cubana entregó el 100 % de lo esperado. «Estamos satisfechos con el éxito del acuerdo (...), las obligaciones del primer año (...) se han cumplido», celebró Binedell. Llama la atención la eficiencia de este pago ―con seis meses de antelación―, en especial si se toma en cuenta la morosidad de las autoridades de la isla con otras deudas.

«Además, este logro refuerza nuestra confianza en que recibiremos el beneficio completo del canje de cobalto durante los próximos cuatro años», añadió el directivo canadiense.

La eficiencia quedó rápidamente atrás. En 2024, el Gobierno no pudo mantener el ritmo y no cumplió con el envío de cobalto. Aunque para el último trimestre del año, Binedell pronosticó la reanudación de los envíos.

Pero el envío de este último trimestre está en duda, pues la primera de las tres caídas del sistema eléctrico que han ocurrido en estos meses redujo la capacidad de producción de Moa Nickel al 60 %. Se desconoce si los otros apagones nacionales también afectaron a la empresa. De acuerdo con el discurso de Marrero en la ANPP, la exportación de cobalto quedó por debajo de lo esperado este año.

Si bien el pago de deudas con recursos naturales es normal ―sobre todo en países pobres―, podría favorecer el desarrollo de una economía extractivista. El extractivismo descontrolado es un peligro para el medio ambiente, principalmente por la deforestación y la degradación del suelo. También supone una contradicción que el Estado financie energía limpia con recursos limitados como el níquel.

Debido a la falta de liquidez del Gobierno cubano, es probable que en el futuro veamos otros acuerdos como el del canje de cobalto y el del pago de los paneles solares con níquel y crudo. A principios de diciembre de 2024, se conoció que la empresa Melbana, de Australia, exportará petróleo cubano extraído en Matanzas. El ejemplo de otros países de América Latina y estudios académicos señalan que la vía extractivista puede aumentar el empobrecimiento y la crisis económica que en la actualidad sufre la nación. Reportes de prensa indican que las autoridades cubanas ya transitan ese camino.