—El 27 de agosto se cumplen diez años de una carta que le envió el Comandante en Jefe a Jorge Luis Tapia donde le decía que le agradaba mucho la idea de que la provincia de Camagüey volviera a ser la de más producción de leche y carne del país.

—A juzgar por los índices productivos, esa carta no llegó nunca a su destinatario.

—Como no habrán llegado los paquetes de periódicos Granma con la reflexión de Fidel que anunció hace doce años que estaban las condiciones creadas para comenzar a producir masivamente moringa y morera, «fuentes inagotables de carne, huevo y leche».

—No sé las «fuentes», pero sus experimentos productivos llevaron al agotamiento de los subproductos de la vaca y el pollo… y de las vacas y pollos.

—Algo habrá logrado Tapia Fonseca como primer secretario en Camagüey, «de donde saldrían las riquezas» que convertirían a esa provincia «en un modelo de la nueva Cuba, con el desarrollo agrícola e industrial que tanto el pueblo de Cuba como el de esa provincia pueden y deben alcanzar».

—Lo trajeron para acá y no ha logrado nada. Está loco por recibir una carta de alguien que haya mordido el anzuelo en el asunto de los estanques populares para la cría de peces.

—No es fácil revisar el buzón si lo tienen prácticamente todo el mes recorriendo el país para decirle a los campesinos, a los obreros agroindustriales y a los dirigentes de base que no saben hacer nada.

—Quizás en el viaje por carretera le dé tiempo de leer «Un insecto que seduce», artículo aparecido en Juventud Rebelde hace unos días.

—El título no incita a la lectura. Cualquiera sabe desde la primaria que los machos de las diversas especies de insectos producen moléculas que modifican el cuerpo y la conducta de las hembras con las que se aparean.

—Pues ese escrito marcará un antes y un después de las políticas alimentarias en Cuba. Habla de una mosca, la «soldado negra», que en su forma de larva tiene un contenido de proteínas entre el 38 y el 46 por ciento, lo que la convierte en una «fuente valiosa de nutrientes» para la ganadería y la acuicultura.

—Veo a nuestro periodismo enfocado en convertir a los insectos en jama. Ya nos hablaron una vez de la leche de cucaracha.

—Lamentablemente, el Ministerio de la Industria Alimentaria no le hizo swing a dicha posibilidad. Quizás ahora la proactividad de los dirigentes aumente, porque esa mosca es considerada «el animal de granja más perfecto que pueda imaginarse: no muerde, no pica ni transmite enfermedades. Su corta existencia, de apenas catorce días, solo es para reproducirse. Y lo que también es genial es que cuando ha eclosionado no se alimenta más».

—Más perfectos que nosotros como animales de granja hay que buscarlos. En nuestra larga existencia, y a pesar de la mala alimentación, no mordemos ni picamos, mucho menos abrimos la boca para quejarnos.

—La soldado negra es «una fuente valiosa de nutrientes no solo para animales, sino también para los humanos, ya que incluye una cantidad significativa de grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales que destacan por su versatilidad. China e India han establecido unidades productivas para explorar también su potencial alimenticio en la elaboración de galletas y suplementos nutricionales».

—Cuba lo hizo al revés. Está por investigarse la cantidad de moscas que atrae la venta a granel de galletas.

—Ahí quería llegar. «Los sustratos ideales para producir esta mosca a gran escala son a base de salvado de trigo, harina de maíz, pulpa de café, piña y yogurt». Si los tuviéramos estaríamos salvados, las que morirían de hambre fueran las moscas, pero «lo que más puede usarse para su cría en Cuba, por razones económicas, son los desechos domésticos».

—Es decir, los basureros.

—¡Y no hay país con una infraestructura de basureros más poderosa! ¡Solo falta que Tapia haga un llamado para la producción masiva de la mosca soldado negra en esquinas, solares y derrumbes, donde muy pronto veremos pastar a nuestras vacas!

—Para que en diez años más el viceprimer ministro reciba una carta de otros confines donde lo feliciten por el hecho de que la carne esté «mosqueá».