El profe se va. La noticia se riega como pólvora entre los alumnos. Desde ya se extrañan sus clases amenas y la paciencia para explicar una y mil veces cada duda.
Yaniel Salazar es uno de esos profesores que este 2017 no regresó al aula a tiempo completo. La necesidad de terminar la construcción de su casa y buscar mayores ingresos para mantener a su familia no le dejaron otra opción.
“Mi esposa y yo trabajamos en la universidad y si queremos que la familia siga creciendo, uno de los dos tiene que sacrificarse”, confiesa Yaniel, un Licenciado en Economía que hoy toma otro rumbo profesional con la esperanza de que valga la pena el sacrificio. Esta es una de las decisiones más complejas que ha tomado el joven holguinero en su vida.
La carencia de maestros y profesores en las diferentes enseñanzas constituye hoy uno de los males que más atenta contra la Educación en Cuba. Matanzas es una de las provincias más afectadas.
El director provincial de Educación, Raúl Hernández, citado por el periódico local Girón, aseguró que iniciaron el curso 2016-2017 con un déficit de 137 educadores. “Los centros de enseñanza secundaria y técnico profesional son los más afectados. Cárdenas y Matanzas (principales municipios de la provincia) presentan las mayores problemáticas”.
Aunque se buscan con desesperación alternativas para frenar el éxodo, siguen siendo insuficientes y en muchas ocasiones agudizan los conflictos.
La importación de profesores de otras provincias o municipios trae consigo nuevos gastos e insatisfacciones, que tarde o temprano se verán reflejadas en la calidad de las clases. Por mencionar alguno, la habilitación urgente de locales para residencias no siempre garantiza el confort ni la privacidad de los maestros. Es, además, una apuesta de corto plazo: no todos los profesores que vienen de “emergencia” pasarán el resto de sus vidas en albergues o residencias temporales.
Y aunque disminuyan la presión, ni siquiera con profesores “importados” se logran llenar todas las vacantes. De ahí que otra de las alternativas en boga sea la contratación de estudiantes universitarios.
“Algunos saben mucho, pero no te saben explicar y uno se queda con las dudas”, sostiene Alexmel, un estudiante de segundo año de Mecánica que hoy sufre la ausencia de profesores con experiencia en varias de las asignaturas medulares de su especialidad.
En su momento, Yaniel también se inició como profesor cuando aún era estudiante, por razones similares a las de hoy. “Yo estaba en tercer año cuando comencé en ese programa en la Universidad de Holguín. Si lo aceptabas tenías la posibilidad de quedarte a trabajar en la Universidad y terminabas la carrera en el Curso por encuentro”.
Para él eso era lo mejor entonces, pues las prácticas laborales ya lo habían disuadido de trabajar como económico en una empresa. “Es que la dinámica es tan monótona y cíclica en el sector empresarial que hasta las iniciativas chocan con las legislaciones y resoluciones vigentes. Mientras la Universidad te prepara para laborar en cualquier entidad, el sector empresarial tiene un marco muy estrecho para el desarrollo profesional, y esa no era mi aspiración en aquel momento”.
Luego vendrían dos años de misión en Venezuela, donde conoció a la cardenense que es hoy su esposa. Con el regreso a Cuba se impuso una permuta necesaria en el plano personal y laboral. “Ya en la Universidad de Matanzas llegué a ser jefe del departamento de Economía y aunque hoy trabajo en ETECSA, voy a tratar de no desvincularme del todo de la docencia y la investigación, porque realmente es algo que me apasiona, aunque sé que será difícil”.
Mientras los alumnos extrañarán sus clases amenas y su paciencia para explicarles, a este profe no le queda otra alternativa que sacrificarse por su familia. Por eso se va.
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