Foto cortesía de la entrevistada
D’gustando: una revista “con sabor” en el Paquete Semanal
10 / agosto / 2017
Mailén Durán Herrera y May Durher son dos nombres de una misma persona. El primero es reconocido en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana por su labor académica; el otro es el pseudónimo con que firma en las páginas de la revista D´gustando, de la cual es editora general.
Lo que empezó como un proyecto de clases, tomó tanta seriedad como lo permite el panorama de la creciente introducción de tecnologías digitales en el país y, hasta hace poco, el incremento del trabajo no estatal en el sector de la gastronomía.
En 2016, instalado plenamente el fenómeno del llamado “Paquete Semanal” (la internet offline de los cubanos), Durán Herrera encontró una oportunidad de negocio:
“Pese al gran número de revistas digitales en formato PDF que estaban en el mercado, no existía una especializada en la culinaria y eso era un pequeño nicho que podía aprovechar, teniendo en cuenta que el sector gastronómico en Cuba tiene mucho auge”.
Entonces reunió amigos y comenzó a tocar puertas, buscando asesoramiento y apoyo de voces especializadas en el tema.
En el camino tuvieron la suerte de encontrarse con Alberto González Ceballo, uno de los pocos cocineros cubanos que posee el título de chef internacional y el único con una Estrella Michelín, ganada en Italia 17 años atrás. Más apoyo vino de cerca, con la asesoría de Jorge Luis Méndez por la parte gastronómica y otros profesionales de la culinaria, el diseño y la edición, que casualmente son los padres del equipo de producción.
Luego de tener el capital humano comenzaron a crear, manteniendo la idea de revista digital, pero diseñada según los patrones de soporte impreso, por si algún día trascienden al mundo físico. Como otras revistas digitales no institucionalizadas, también apelaron al pago de publicidad como el soporte para su idea. Una publicidad “humanizada”, con el sujeto dentro de la cocina y la historia detrás de cada receta, defienden ellos.
“Cuando las personas tienen la oportunidad de contar su historia para que otros la escuchen o la lean, se sienten identificadas. Esto mismo sucede con el público porque ya no ve al restaurante o al propietario como un lugar o una persona lejana, sino que lo reconoce y se sienten más familiarizados con el lugar”, comenta May.
Los creadores aspiraron a que mientras el lector recorra las páginas de la revista, sienta la sensación de estar D´gustando una cena. Por eso, cada sección muestra una receta, siguiendo la norma tradicional de consumo: primero los entrantes, luego las recetas bases, el plato fuerte y el postre.
No es un directorio de restaurantes ni un libro de recetas complicadas; su estilo coloquial y directo brinda soluciones prácticas y alternativas para realizar platos foráneos con los ingredientes disponibles en Cuba.
“Ideamos una oferta para todo tipo de público a partir de nuestras secciones. Por ejemplo, D´Matar y Salar presenta recetas fáciles porque está dirigida a las personas que no le gusta cocinar. D´Lantal muestra recetas más complicadas, D´Protocolo contiene reglas, costumbres y cortesías a tener en cuenta cuando nos sentamos a la mesa. Además, presentamos críticas de cocina, entrevistas, reseñas”, explica Carolina Noa, encargada de las relaciones públicas.
Hasta ahora, D’Gustando tiene mayor despliegue en el Paquete que en la web. Para la audiencia on-line están disponibles en la plataforma de blogs de WordPress.
Para dicha de este equipo, no están tan lejos de la institucionalidad cubana, pues según aseguran, la Asociación Culinaria de Cuba, particularmente la chef Yamilé Magariño, les reconoce el trabajo y se ha mostrado “interesada en escribir para próximas ediciones”.
Sin embargo, con tan buena iniciativa y resultados, el respaldo legal no existe.
“Queremos sacar el ISSN (permisos de distribución y circulación de la revista), incluso tenemos proyección y financiamiento para salir de forma impresa. Es el tema legal el que nos imposibilita una forma de circulación oficial”, enfatiza May.
“Si D´gustando se pudiera oficializar como publicación, tener una oficina propia, apoyo legal, estaríamos muy contentos. Hasta entonces seguiremos trabajando así, pero aclaro: no somos una revista a la que hay que tenerle miedo. Nuestra función esencial es enaltecer un sector importante en nuestra cultura y trabajar para hacer valer nuestra identidad culinaria”, agrega.
Mientras tanto, por lo menos han garantizado los trámites de derecho de autor para proteger la marca y están inmersos en la restructuración de la cartera de servicios para hacer realidad nuevas pretensiones.
Aunque hablan de cocina, confiesan que han aprendido muy poco a cocinar. Pero no es culpa de los textos, dicen. May y su equipo de trabajo se sienten felices, sobre todo, porque han aprendido a contar la gastronomía y han puesto en alto la cocina cubana para sus consumidores naturales: el cubano de adentro.
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