El fútbol español es noticia en todo el mundo, y no precisamente porque su selección femenina logró el primer título de su historia en la máxima cita competitiva de este deporte, hace solo unas pocas semanas. La gesta histórica de las campeonas del mundo copó titulares por muy poco tiempo, al verse opacada por el beso no consentido de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), a la jugadora Jenni Hermoso durante la entrega de medallas.
Las disculpas del presidente de la Federación emplazando públicamente a Hermoso, su discurso victimista y antifeminista en la Asamblea Extraordinaria en la que se negó a dimitir, el comunicado de Hermoso señalando la ausencia de consentimiento, la determinación de las jugadoras de no volver a la selección hasta que las cosas cambien, la dimisión del vicepresidente de la RFEF y de miembros del staff de Jorge Vilda —seleccionador del equipo ganador del Mundial—, la extensa cobertura mediática y la condena de varios políticos españoles, y las rectificaciones de Luis de la Fuente y del propio Vilda tras aplaudir inicialmente el discurso de Rubiales forman parte del maremoto que removió los cimientos del deporte.
¿Cuáles son los hechos que condenan a Rubiales?
El día que las futbolistas de España se coronaron campeonas del mundo, Luis Rubiales no solo agarró la cabeza de una de las estrellas de la selección y le besó los labios sin consentimiento en el podio de premiaciones; también levantó a otra jugadora, Athenea del Castillo, y caminó por el campo con ella subida encima de su hombro. Además, durante la celebración del gol de Olga Carmona se sacudió la entrepierna en la grada del Estadio Australia, en Sydney; a unos metros de donde estaba la Reina de España, doña Letizia, junto con su hija de dieciséis años.
Al viralizarse en redes sociales las imágenes del presidente de la RFEF, una oleada de hombres y mujeres denunciaron el abuso de poder y la agresión sexual. En las declaraciones iniciales del jefe español llamó «idiotas y tontos del culo» a quienes se indignaron por sus actos.
Días más tarde se negó a dejar su cargo; defendió que el beso forzado a Jenni Hermoso se trató de un «pico consentido». Durante su discurso en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF, cuestionó el feminismo, atacó a dirigentes políticos de izquierda y trató de defender su postura al alegar ser una víctima de linchamiento público.
La Federación, aún a su cargo, trató de tapar el escándalo y divulgó un comunicado de la futbolista en el que supuestamente ella describía la acción como «un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial», mencionaba la «gran relación» entre ellos y pedía que no se diera más vueltas a un «gesto de amistad y gratitud».
Sin embargo, tales declaraciones resultaron ser falsas y el comunicado fue retirado horas después de que Hermoso saliera al paso para denunciar la «cultura manipuladora» de Rubiales, y afirmar que el beso ocurrió «sin ningún tipo de consentimiento» y que se sintió «víctima de una agresión». Incluso denunció presiones de la Federación para cambiar su relato.
A través de su Comisión Disciplinaria, el 26 de agosto la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), «con carácter provisional» y «por un período inicial de 90 días», suspendió a Rubiales «de toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional».
En su defensa, Rubiales utilizó el video filtrado el 30 de agosto, supuestamente grabado dos horas después del partido, que muestra a las campeonas del mundo en el autobús con una actitud bromista entre ellas respecto al asunto del beso.
El uso del video para cuestionar a Hermoso, es parte de un patrón recurrente de revictimización en las denuncias públicas de abuso sexual que desplaza la atención de la agresión al cuestionamiento de si la persona que denuncia cumple con la imagen construida de la «víctima perfecta».
¿Cuáles fueron las respuestas en el mundo del fútbol?
Alexia Putellas fue una de las primeras en decir «se acabó». La doble balón de oro española escribió en sus redes sociales: «Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo, compañera Jenni Hermoso», cuando no habían pasado ni dos horas desde que Rubiales había anunciado entre aplausos que no iba a dimitir.
La reacción en cadena de las futbolistas no se hizo esperar. Sobresalieron los mensajes de las quince jugadoras que en 2022 renunciaron al equipo nacional porque les afectaba «de manera importante» en su «estado emocional» y en su «salud» y declararon que no regresarían hasta ver cambios en la Federación. Patri Guijarro, una de ellas, dijo: «Se acabó. Contigo, Jenni Hermoso. Lamentable llegar a este punto para creer que las quejas de hace meses eran reales».
Mapi León, otra de las jugadoras que renunció a la selección, señaló: «No ha hecho falta pasar mucho tiempo para ver que lo que se exigía hace unos meses no era una simple pataleta. Las imágenes hablaron por sí solas, y creo que no hay mucho que añadir. Es inaceptable. Por todas las mujeres. Contigo, Jenni Hermoso».
Los 11 miembros del cuerpo técnico de Vilda que renunciaron a su cargo, entre los que se encontraban Montse Tomé, segunda de Vilda, o Sonia Bermúdez, seleccionadora femenina española sub-19 y sub-20, alegaron que habían sido obligadas «a colocarse en primera fila (durante la asamblea extraordinaria), exponiendo su imagen e intentando dar a entender a la sociedad y jugadoras que compartían la tesis del presidente de la RFEF».
Con la etiqueta #SeAcabó, que fue tendencia durante dos semanas en X (antes Twitter), el sindicato FUTPRO emitió un comunicado en apoyo a Hermoso en el que se anunció la renuncia de 81 futbolistas a la selección y la «fuerte y firme condena a conductas que han vulnerado la dignidad de la mujer».
La española Aitana Bonmatí, mejor jugadora de la UEFA la temporada 2022-2023, aprovechó su discurso en la ceremonia de premiación para expresar su sentir. «Como sociedad no debemos permitir que se haga abuso de poder en una relación laboral, ni faltas de respeto. A mi compañera Jenni y a todas las mujeres que sufren lo mismo, estamos con vosotras y espero que sigamos trabajando para que esta sociedad mejore», dijo.
Fuera de las fronteras españolas varias estrellas mostraron su apoyo. Entre ellas, Ada Hegerberg (noruega), Hedvig Lindahl (sueca), Alex Morgan (estadounidense), Sam Kerr (australiana) y Marta Vieira (brasileña); además de las selecciones de Inglaterra y Alemania. La ganadora del premio a mejor entrenador en el fútbol femenino, Sarina Wiegman, elogió a las jugadoras españolas que vencieron a su equipo de Inglaterra 1-0 en la final, y dijo que «este equipo merece ser celebrado y merece ser escuchado».
Las reacciones del sector masculino no fueron tan rápidas ni contundentes. Solo un futbolista con opciones de jugar por España, Borja Iglesias, se unió a las 81 jugadoras de la selección absoluta.
Atletas retirados de la selección nacional como Iker Casillas o Andrés Iniesta reaccionaron al conocer el suceso. Iniesta aseguró: «no podemos tolerar actuaciones [como la de Rubiales que] se ha aferrado a su cargo, que no ha admitido que su comportamiento ha sido inaceptable y que está perjudicando la imagen de nuestro país y nuestro fútbol en todo el mundo».
Los capitanes de la selección masculina esperaron hasta el 4 de septiembre de 2023 para emitir un comunicado. «Queremos lamentar y expresar nuestra solidaridad con las jugadoras. Queremos rechazar lo que consideramos unos comportamientos inaceptables por parte del señor Rubiales que no ha estado a la altura de la institución que representa», leyó Álvaro Morata en conferencia de prensa.
Acto seguido pidieron que, durante la concentración para los partidos ante Georgia y Chipre, se centraran en «cuestiones deportivas».
El comunicado llegó igual de tarde que el de Luis de la Fuente, seleccionador del equipo masculino, quien se disculpó por aplaudir a Rubiales en la Asamblea Extraordinaria de RFEF y luego de que algunos cuestionaran su continuidad al frente de La Roja. «Ya censuré los actos que se habían producido en la entrega de premios. Yo creo que no tengo que dimitir, tengo que pedir perdón. Admití un error, que es humano y es inexcusable. Si pudiera volver atrás, no aplaudiría al presidente. Estoy del lado de la igualdad y del respeto. Todos tenemos que mejorar en materia de igualdad, yo el primero, y en ese proceso estamos», explicó.
Tarde también llegó el mensaje de Jorge Vilda, que aplaudió el discurso de Rubiales en la Asamblea y lamentó más tarde que «la victoria del fútbol femenino español se haya visto perjudicada por el comportamiento impropio (…) de Luis Rubiales». Tildó de inaceptables los hechos y dijo: «no refleja en absoluto los principios y valores que defiendo en mi vida, en el deporte y en el fútbol». Sin embargo, él no se sumó a la renuncia inmediata y masiva de su cuerpo técnico y de las jugadoras. No fue hasta el 5 de septiembre de 2023 que se hizo oficial su destitución por parte de la RFEF.
Aleksander Ceferine, presidente de la UEFA, organismo del que Rubiales es vicepresidente, comentó sobre el caso Rubiales luego de dos semanas de noticias sobre el asunto.
En una entrevista en el diario L’Équipe señaló: «lo que hizo (Rubiales) fue inapropiado. Todos lo sabemos. Espero que él sepa que fue inapropiado. Esto es suficiente, de momento, porque los órganos disciplinarios independientes decidirán».
También alegó que no cree pertinente realizar nuevas acciones contra Rubiales, porque ya se ha dado el primer paso (suspensión de la FIFA): «Está suspendido de todas sus funciones, en todas partes. No hay necesidad de suspenderlo dos veces».
La complicidad es parte esencial de la cultura de la violación y de los obstáculos para que las víctimas puedan acceder a la justicia y obtener la reparación que necesitan. En este caso no ha sido diferente.
¿Por qué Rubiales es aún el presidente de la RFEF?
Luis Rubiales sigue aferrado a su cargo, aunque tras la sanción de la FIFA ha sido despojado de su sueldo y de beneficios como el auto, la vivienda, el móvil, el portátil de la Federación y la ayuda al alquiler de la vivienda. Muchos se preguntan quién tiene atribuciones para destituirlo.
La federación es una organización privada, sin ninguna subvención pública. Al proclamarse autónoma puede tomar decisiones independientes, aunque represente a España en las competiciones de fútbol. Una asamblea de 140 miembros y 19 presidentes de federaciones territoriales rige su accionar. De los 140 miembros, solo seis son mujeres.
Durante la Asamblea Extraordinaria de la Federación, cuando Rubiales anunció que no dimitiría, la mayoría de los presidentes autonómicos aplaudieron con entusiasmo. Días después, ante las presiones sociales y mediáticas, emitieron un comunicado en el que pedían unánimemente su dimisión. Pero hasta el momento no han activado la vía interna para destituirlo, que sería una moción de censura.
La otra vía disponible está en manos del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), el organismo encargado de revisar los actos de todas las federaciones deportivas en asuntos como el dopaje, la disciplina deportiva o la legalidad.
La denuncia hecha por el Consejo Superior de Deportes (CSD), que considera que Rubiales cometió una vulneración «muy grave» de la Ley del Deporte y del Real Decreto sobre Disciplina Deportiva, fue el primer paso para iniciar el trámite de la destitución.
El TAD, después de estudiar el caso, determinó abrir un expediente a Rubiales solo por falta «grave» (y no «muy grave», como esperaba el Gobierno) al considerarse que, con la información de la que dispone, el beso a Jenni Hermoso no puede calificarse de abuso de poder. La decisión maniató al CSD, que no podrá convocar en 48 horas a la comisión directiva del CSD para proceder a la sanción provisional del presidente de la RFEF.
Los clubes de fútbol, los jugadores y los patrocinadores, con sus comunicados, también pueden ejercer presión y provocar la dimisión motu proprio (voluntariamente o por propia iniciativa) de Luis Rubiales para no perjudicar a la RFEF y al fútbol. Aunque Rubiales no parece considerar esta opción.
Con el caso activo en la Fiscalía, por la vía penal también se podría destituir al presidente, pero todo dependía de si Jenni Hermoso hacía la denuncia porque el ministerio público ya habia abierto diligencias de investigación a finales de agosto por un posible delito de agresión sexual e invitaba a la deportista a dar este paso. Finalmente la jugadora decidió iniciar el trámite el cinco de septiembre. Según declaraciones de la Fiscalía de la Audiencia Nacional tienen la intención de presentar una querella por los hechos en «la mayor brevedad posible».
La realidad es que, si no fuera por la suspensión de la FIFA, Rubiales podría estar sentado hoy en su oficina de la RFEF. Porque en España se multiplican los comunicados oficiales, pero tal parece que nadie quiere o puede destituir en tiempo y forma a Rubiales.
Repercusiones más allá del fútbol
Yolanda Díaz, vice presidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, admitió que el Gobierno actuó con «lentitud» en el caso Rubiales y lamentó «que fuera la FIFA la que hubiera instado la suspensión cautelar del señor Rubiales (…)», declaró.
El caso Rubiales es hoy otro motivo de desencuentro político. Algunos apuntan que se ha convertido en una manera de sumar votos en medio de la situación que vive España, donde se buscan fórmulas para lograr una investidura del Gobierno, sin recurrir a una segunda vuelta de elecciones generales.
Por otra parte, la repercusión mundial ha provocado declaraciones del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, quien expresó su apoyo a Hermoso y abogó por que el escándalo suponga «un punto de inflexión» en el mundo del deporte. «Las mujeres en el deporte siguen haciendo frente al acoso y al abuso sexual. Todos tenemos la responsabilidad de denunciar y hacer frente a estos abusos», dijo en la red social X.
«Hay un problema crítico de sexismo que sigue existiendo en el deporte», señaló en rueda de prensa el portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, quien ha mostrado el deseo del organismo de que «las autoridades y el Gobierno españoles lo aborden de una manera que respete los derechos de todas las mujeres deportistas».
El ojo público se giró a problemas como la brecha salarial, la diferencia de condiciones para entrenar, la ineficiencia de los protocolos de acoso que enfrenta el deporte femenino. Porque el caso Rubiales no es un hecho aislado. Por ejemplo, el propio Gianni Infantino, presidente de la FIFA, celebró como triunfo personal el éxito de la Copa Mundial Femenina y dijo a las mujeres que «eligieran las batallas adecuadas» en la lucha por la igualdad.
Cabe preguntarse si en aquel momento se refería a olvidar los abusos sexuales o la desigualdad salarial, y otras graves violaciones que viven hoy las deportistas en el mundo.
En el propio Mundial de 2023 se visibilizaron hechos discriminatorios, como el de la selección nigeriana, que aun cuando llegó hasta octavos de final se planteó boicotear su partido inaugural en protesta por los pagos pendientes que, según las jugadoras, se les adeudan; o el caso de Jamaica, que superó la fase de grupos, incluso después de tener que lanzar una campaña de GoFundMe, para mejorar las condiciones del entrenamiento y la mala nutrición.
Si se revisa el pasado tampoco se puede olvidar a las canadienses, ganadoras de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2022, a pesar de años de negligencia financiera y de escándalos de abuso sexual; hecho por el que fue condenado el entrenador de la selección nacional sub-20.
La plataforma #MeTooCuba se pronunció en la red social Facebook sobre el tema: «Lo que hemos presenciado es una forma de violencia sexual, que por naturalizada no deja de ser violenta. Forma parte de lo que denunciamos como cultura de la violación».
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Juan Carlos