“A mí me encanta pelar, ese es mi hobby”, dice Julito, uno de los nombres que más se menciona entre los jóvenes de Santa Clara, si de pelados se trata. Con apenas una máquina comenzó Julito este oficio. Era lo mejor que conocía y lo hizo una practica cotidiana para poder subsistir.

“Al terminar el servicio militar empecé en la Universidad de Cultura Física Manuel Fajardo, dando clases y más clases, pero económicamente estaba flojo. No había dinero pa´ na´.”

Lo que más sabía era pelar. Lo había practicado con frecuencia en el Ejército, para “así matar el tiempo y hacer pocas guardias”. Aunque ya tenía su primera maquinita, no era suficiente. La clientela fue creciendo y los pedidos extravagantes también.

“La barbería es una cosa que no se hace por hacer, te tiene que gustar, porque si no haces las cosas mal. Mira, yo para aprender, empecé pelando gratis a mis amigos del barrio, e inventaba los dibujos con aquellos que se pelaban al calvo y si no les gustaba o me salía mal, los rapaba”.

El local de Julito está cerca del Monumento a la Acción contra el Tren Blindado. Posición que le permite estar bien localizado para la juventud santaclareña. A él y a todos los que le siguen les encanta hablar de deportes, de mujeres, de política, de música. “Una barbería es un espacio donde todo el mundo habla. Este tiene que ser un lugar donde se dé tremendo chucho. La barbería es pa´ eso, pa´ desconectar.”

Por eso, su barbería está pintada de anaranjado y tiene símbolos alegóricos al fútbol y la religión. “Yo combino el arte con el deporte, por eso ves esto pintado de anaranjado, el color del Villa Clara. En Cuba es mi equipo de pelota preferido. Y tengo las banderas del Real Madrid y del Barcelona juntas, en una pared, para que haya polémica”.

Pocos conocen su nombre completo: Julio Jesús Jover Rodríguez. Muchos saben de su edad: 26 años, porque la curiosidad es algo que sobra en una barbería, y porque, además, “Julito, el barbero”, no pasa desapercibido.

Cuando te quieres hacer un pelado estrambólico todos piensan en él. Una de las paredes de su local tiene a varios modelos con cortes modernos para “incitar a lo novedoso”.

“El pelado que más se usa en el momento es el corte inglés, una especie de degrafilado, que va subiendo los números de menor a mayor y de abajo hacia arriba de la cabeza, y también está el tiburón, que es el que tiene el cantante Jacob Forever”.

No importa el tipo de pelo o la textura de la piel. Todos buscan tener la cabeza a la moda. Y si es más sui genéris el pelado, mucho mejor. “No tengo preferencias. Me gusta pelar desde niños hasta ancianos.”

“La mayoría de esos pelados lo sacan los cantantes de reggaetón, que son los que dan la moda. También se basa en los futbolistas internacionales, sobre todo los de la Liga Española”.

Dice Julito que va por las calles bien atento a las cabezas de las personas, y allí, entre lo exclusivo y lo repetitivo siempre encuentra lo que le gusta llevar a los jóvenes. Ahora Julito tiene ocho máquinas, desde semiprofesionales hasta profesionales. Incluso, ha logrado hacerse de repuestos para cuando “se calientan y comienzan a halar pelos o queman el cráneo a las personas”.

El tiburón, el corte inglés, los machis Brown, degrafilados, cada uno con características distintas, necesitan tanto de la versatilidad del barbero como de la calidad de sus equipos.

Pero en ese empeño su principal abastecedor ha sido su propio poder de gestión en la calle. “A medida que fui empezando a pelar y ganando dinero fui invirtiendo en estos equipos y sus accesorios”.

Las máquinas de pelar son costosas. La mayoría valen entre 50 y 60 dólares y las tiendas de Cuba no comercializan este tipo de equipos.

“Para tenerlas hay que encargarlas con alguien que venga de los Estados Unidos, el principal mercado. Así se pueden tener máquinas buenas, de otra forma no se trabaja”.