De un lado lleva la cartera y del otro agarra una manita intranquila, ansiosa por conocer, descubrir y postear en Instagram. Las publicaciones en esa red social, en especial en el formato historias, han sido el descubrimiento y la aventura de esta cuarentena. La pequeña Galilea dice que quiere ser youtuber. Le gustan los medios y se ha robado el protagonismo en las redes de su mamá, la actriz cubana Heydy González, quien conversó con elTOQUE sobre su experiencia como madre.

Cuéntanos sobre tu primer referente de maternidad… sobre tu propia madre. 

Todo lo que soy hoy se lo agradezco a mi madre. Ella era bibliotecaria en la Biblioteca Central de Ciudad Libertad, donde todos los años se celebraba el Festival del Cuento. Junto a sus compañeras, preparaba un evento en el que los niños actuaban en obras de teatro, y allí empecé con solo 4 añitos a interpretar personajes. Mi mamá me leía los cuentos y yo me los aprendía de memoria para después subirme al escenario.

Ella es una persona introvertida, todo lo contrario a mí, pero creo que de alguna manera se realizó al verme crecer con esa aptitud. Por eso siempre me inculcó el arte, incluso fue quien me dio el impulso definitivo para realizar las pruebas de la ENA (Escuela Nacional de Arte). Ha estado todo el tiempo muy unida a mí, no se ha desprendido ni un segundo, sigue todavía a mi lado apoyando cada decisión y cada paso que doy. Le estoy eternamente agradecida.

¿Galilea siempre estuvo en los planes o llegó de sorpresa?

Galilea fue una niña que no se planificó, pero llegó en el momento en que tenía que llegar. Con 35 años, tenía que tomar la decisión de tener a mi bebé. Ella llegó para iluminar la vida de todos en casa; es el centro de atención. Además, es una niña muy inteligente y activa. No recuerdo haber sido tan inteligente como Gali. Dice mi mamá que sí, que tenemos muchas cosas en común, pero yo creo que ella me superó.

Durante el embarazo se experimentan muchos cambios físicos y emocionales. ¿Cómo incidieron en tus proyectos en aquel momento?

Recuerdo que a los 6 meses de embarazo hice un teleplay titulado La culpa, junto a Patricio Wood. El personaje que interpreté no estaba embarazada y tuve que ponerme mucha ropa ancha para disimular mi barriga, que era bastante grande. Las escenas eran muy emotivas, con discusiones fuertes; todo el cambio hormonal me hacía vivirlas con más intensidad, y ella en el vientre se ponía muy rebelde. 

En los descansos yo aprovechaba y le hablaba un poco para calmarla, porque sentía que también se alteraba, pero nunca me detuve. Creo que por eso Gali es tan activa, porque así estuve todo el tiempo de embarazo.

¿Tuviste que rechazar o detener algún proyecto?

Hice una diabetes gestacional y eso me obligó a ser muy disciplinada en relación con los horarios de alimentación, pero siempre conté con el apoyo de mi equipo de trabajo. Además, tuve presente que, a pesar de los cuidados que requiere, el embarazo no es una enfermedad: me mantuve trabajando todo el tiempo, incluso al borde de los nueve meses, cuando la barriga me llegaba a la boca [risas].

Las madres también debemos seguir adelante con nuestros proyectos, sobre todo por los propios hijos. A mí me encantó trabajar durante mi embarazo porque nunca lo vi como algo que me pudiera frenar; al contrario, fue un impulso para continuar, ella me dio fuerzas para todo.

¿Qué es lo que más disfrutas hacer con Galilea?

Todo. Quisiera ponerle una cámara en la casa para grabarla porque ella es muy simpática, se ha convertido en el centro de mis redes sociales. Cuando no aparece en mi cuenta de Instagram las personas me preguntan: «¿Dónde está?, ¿qué pasa que no has puesto algo de ella hoy?». Es muy graciosa y ocurrente.

La pandemia nos ha unido mucho. Solemos tirarnos en el piso y jugar a las princesas. A veces tengo que engatusarla, simular, por ejemplo, que estamos en un spa para lograr que me deje lavarle la cabeza y peinarla. Intento hacer de las actividades cotidianas un juego para que no se aburra.

¿Qué te gustaría que tuviera de ti?

Ella es todo lo que yo soñé, es una niña noble, buena, entregada, a pesar de lo pequeña que es. Todo lo que hace le gusta hacerlo bien.

Yo no quiero empujarla a hacer algo que ella no quiera. Le voy a dar todas las libertades del mundo para que elija y haga lo que desee cuando sea grande, y yo voy a estar ahí, como hizo mi mamá conmigo, impulsando su sueño. Sea lo que sea, lo voy a respetar.

Quiero que sea una muchacha de bien, querida, que ilumine todo por su sencillez, su naturalidad, su espontaneidad y creo que hasta ahora va por buen camino. Y que sea feliz, siento que ella puede desprender todas esas cosas, lo que no puede ser es frustrada, tiene que hacer lo que le guste.

¿Cómo definirías la maternidad que asumió tu mamá contigo y la que llevas ahora con Galilea?

Creo que fueron muy parecidas porque son los mismos patrones, vengo de un hogar muy feliz, y he tratado de darle lo mismo a Galilea.

 

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