La primera mujer cubana en el ejército de Estados Unidos

Tomada de: VA News and Information.
Cada año, cuando llega el Día de los Veteranos, los desfiles, las banderas y los homenajes llenan las calles de Estados Unidos. Pero pocas personas saben que entre los rostros que cambiaron la historia militar del país se encuentra el de una cubana.
Mercedes Olimpia Cubría fue la primera mujer nacida en Cuba en convertirse en oficial del Ejército estadounidense. En tiempos en que las mujeres tenían prohibido soñar con liderazgo militar, ella lo alcanzó —descifrando códigos, salvando vidas y ayudando a otros inmigrantes como ella a construir una nueva vida en el exilio—.
Nacida en Guantánamo en 1903, fue una de esas figuras que desafió las etiquetas. Mujer, inmigrante, latina y soldado. En una época en la que pocas podían siquiera soñar con portar un uniforme, ella lo vistió con orgullo —y lo hizo para servir a un país que no era el suyo de nacimiento, pero que adoptó como propio—.
La niña que cruzó el mar
Huérfana de madre a los 3 años, Mercedes emigró a Estados Unidos con sus hermanas cuando ella tenía 13. En 1924, se naturalizó ciudadana estadounidense y se tituló de enfermera. Trabajó, además, como intérprete y ranchera, y más tarde cursó estudios de negocios en Filadelfia. Estos oficios —tan variados como duros para una mujer inmigrante de su época— forjaron la disciplina que marcaría su servicio militar.
En febrero de 1943, se alistó en el Women’s Army Auxiliary Corps, que meses después pasaría a ser el Women’s Army Corps (WAC). Fue comisionada como subteniente y enviada a Inglaterra como oficial de Códigos y Cifras en el Cuerpo de Transmisiones.
Allí supervisó alrededor de 60 personas, montó salas de códigos, definió equipos y personal, y retiró y recodificó material comprometido. Tras la II Guerra Mundial fue capitana, se especializó en contrainteligencia en Fort Holabird y sirvió en la sección de inteligencia del U. S. Army Caribbean; luego fue instructora en la Escuela de Inteligencia Estratégica.
Durante la guerra de Corea, ya con el grado de mayor (MAJ), trabajó como analista en el Mando del Lejano Oriente (Japón). Su trabajo en inteligencia fue tan innovador que el Ejército estadounidense le otorgó la Estrella de Bronce, una de sus máximas condecoraciones.
Su informe de mérito señalaba que había desarrollado un método «revolucionario» para designar objetivos y planificar operaciones, un sistema que salvó vidas y cambió la forma en que se entendía la estrategia militar desde el análisis de información.
Una oficial pionera en un ejército de hombres
Mercedes fue la primera mujer nacida en Cuba en convertirse en oficial del U. S. Army. En un tiempo en el que los roles militares femeninos estaban restringidos al WAC y áreas de apoyo, alcanzar grados de oficial superior era excepcional para las mujeres. El WAC nació como cuerpo separado y la plena integración de las mujeres en el Ejército no llegaría hasta 1978, lo que ilustra el techo de cristal que enfrentaron sus contemporáneas.
Tras una baja médica en 1953, fue llamada de nuevo al servicio en 1962, en pleno éxodo cubano y la Crisis de los Misiles. Adscrita al 902º Grupo de Inteligencia Militar, entrevistó a miles de refugiados cubanos y elaboró informes diarios para la inteligencia militar. No solo recogía datos: ayudó a conseguir empleo, vivienda, escolarización y servicios sociales a quienes llegaban, trabajando con unidades del Ejército y la CIA. Por esa labor recibió la Legión al Mérito.
En 1972, alcanzó el rango de teniente coronel y se retiró en 1973 a los 70 años. Falleció en Miami en 1980. Ocho años después, en 1988, fue incorporada póstumamente al Military Intelligence Hall of Fame. En la comunidad del exilio la llamaban «la tía Mercy»: la oficial que «cubría» a los suyos aun sin uniforme.
En los libros de historia militar, los nombres femeninos apenas ocupan un par de líneas. Y menos aún los nombres latinos. Rescatar la figura de Mercedes Olimpia Cubría es también un acto de justicia.











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