Ya es un hecho. Lo que era un secreto a voces acaba de confirmarse: Germán Mesa, el «manager en la sombra», asumirá oficialmente las riendas de Cuba rumbo al Clásico Mundial 2026.

Sí, la jugada venía cantada desde hace rato. Desde el Clásico anterior, cuando muchos ya notaron que los hilos del equipo no solo los movía el pinero Armando Johnson, sino también la figura siempre presente (y silenciosamente influyente) de Mesa.

Ahora, la Federación Cubana de Béisbol (FCB) simplemente puso la firma a lo que ya parecía un hecho consumado. «Germán Mesa dirigirá a Cuba en el VI Clásico Mundial de Béisbol», publicó la cuenta oficial de la Federación en X.

Mesa estará al mando durante todo el ciclo olímpico: 2025, 2026, 2027 y 2028. Hasta las Olimpiadas de Los Ángeles, donde por supuesto habrá béisbol.

Una apuesta que, más allá del terreno de juego, responde a una decisión cargada de peso político. Porque si bien es cierto que el ex campocorto capitalino tiene un historial dentro del béisbol cubano, también lo es que su llegada no supone ninguna ventaja clara en lo que respecta al reclutamiento de talentos cubanoamericanos o figuras del sistema de Grandes Ligas (MLB, por su sigla en inglés).

«Mesa no cuenta con una influencia favorable para reclutar talentos o jugadores del sistema MLB, pero aún así fue elegido por representar la opción políticamente más correcta», aseguró al respecto en su perfil de Facebook el especialista deportivo Francys Romero.

Otros nombres estuvieron en el radar, como el de Noelvis González, técnico con experiencia en categorías inferiores y cierto respaldo. Pero al final, primó el perfil político, el que tenía más «popularidad» entre las altas esferas del poder en Cuba. Porque, como siempre digo, el béisbol en la isla, no es meramente deporte, también es un arma política, el «circo» para calmar al pueblo en momentos de incertidumbres, como este.

Cuba sigue deshojando margaritas rumbo al Clásico: ¿Germán, Noelvis, Urquiola?

Tres meses después de la salida de Armando Johnson, Cuba sigue sin nombrar al nuevo mánager para el Clásico Mundial de Béisbol 2026. En medio del silencio oficial, los nombres de Germán Mesa y Noelvis González suenan con fuerza, pero la burocracia manda en la pelota cubana. ¿Quién tomará el timón del equipo nacional? Te lo contamos aquí.

Lo había advertido en esta columna, desde abril pasado, tras el despido de Johnson, quien no completó siquiera el ciclo de cuatro años en el cargo, y estuvo lejos de superar el examen a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. El onceno puesto del Premier 12 lo llevó a la ruina.

Era «una jugada cantada» que Germán era el de mejores opciones al VI Clásico Mundial.

«El exdirector de Industriales y coach en el equipo Cuba en el Premier 12, suena, con más lógica, para ocupar ese asiento vacío (…) es quien más papeletas tiene para asumir la dirección del equipo. Es el tipo confiable y ya está montado en ese tren desde la época de Johnson», escribí hace casi tres meses.

Mesa no era la opción más popular, pues el pinareño Alfonso Urquiola no solo contaba con más aval, sino también con el «corazón» del pueblo. Pero Urquiola no cae bien a los mandamases: es demasiado incómodo y «habla demasiado».

«Pienso que lo más sensato es apoyar al director que sea nombrado, sea el que sea. Ya esa decisión está tomada y no tendrá marcha atrás, por mucha bronca que se arme en las redes. Ningún país del mundo elige al manager de un equipo nacional por votación popular (…) comprendo que la decisión pueda tener criterios a favor y en contra, pero a partir de los próximos días el sentimiento debe ser uno solo», solicitó en su Facebook el comentarista oficialista Pável Otero.

El futuro de Cuba en el béisbol internacional dependerá ahora de cómo Mesa logre articular una estrategia competitiva en medio de un escenario complejo: entre la renovación obligada, las tensiones con jugadores emigrados y el reto mayúsculo de devolver al béisbol cubano a la élite mundial.

Habrá que ver si esta jugada cantada termina siendo, también, una victoria anunciada, aunque no lo parece.

Quizás Cuba no pase de la fase de grupo en Puerto Rico y por el camino, debido en parte a las políticas restrictivas de la administración Trump, muchos peloteros en Estados Unidos terminarán por declinar la opción de jugar con el equipo de su país de origen.

Hay otra cosa cierta: en ese puesto, todos terminan pidiendo la rendición.

Primero cayó Armando Ferrer, luego el pinero Jhonson y, caerá también Mesa, porque la solución del béisbol cubano no está en cambiar nombres, sino en transformar el sistema.