A pesar de que el hecho de ser mujeres forme parte de lo que distingue al emprendimiento, no quieren que el género se convierta en una barrera. Foto: Jorge Luis Baños/ IPS
Mujeres tatuadoras cubanas impulsan un estudio colectivo
16 / septiembre / 2019
La Habana, 15 sep.- “Comenzar un estudio de mujeres parecía algo original, novedoso. Es increíble pero todavía hay personas en Cuba que se sorprenden de ver una tatuadora”, compartió Amanda Santana, una de las cuatro fundadoras de Risink Tattoo.
Las jóvenes, entre los 19 y 30 años de edad, se encontraron casi por azar en un chat de la red social Whatsapp y vieron la asociación como una oportunidad de tener un espacio propio en el mercado de la capital.
Aunque en los últimos años ha crecido el número de mujeres que tatúan con reconocimiento dentro del gremio, todavía son una minoría que enfrenta el escepticismo y los prejuicios.
“Desde que comencé a tatuar toqué muchas puertas, sobre todo de hombres, y no siempre fui bien atendida. Me subestimaban, quizás por ser mujer, o se aprovechaban de eso. Nunca recibí una ayuda como tal”, comentó Santana.
Maylen Llanos tiene experiencias similares. “Varios clientes me han comentado las reacciones de asombro de otras personas cuando saben que la pieza es de una muchacha: ¿Una mujer tatuando?”, agregó la estudiante de Artes Visuales, en la Universidad de las Artes.
Cada una ha definido un estilo y una técnica. La más inusual es la de Claudia Moreno, estudiante de San Alejandro, de 19 años, que decidió no usar las máquinas y tatuar a “muleta”.
Esta técnica tradicional es poco usada por los artistas corporales de Cuba, quizás por ser más trabajosa o porque muchos clientes la rechazan por creerla más dolorosa e invasiva. Sin embargo, para la joven era la única opción.
“Tal vez tenga que ver con la escuela de la que provengo, la escultura, no sé, lo mío es algo más agresivo…, me apasiona más coger la aguja con mi propia mano”, dice.
Todas cuentan con una clientela establecida de sus trabajos en solitario y, para promocionar a Risink, usan la visibilidad de las redes sociales, con un mayor número de usuarios activos en la isla caribeña desde que en diciembre de 2018 comenzó el servicio de Internet en los celulares.
Con la llegada de Internet se ha abierto el diapasón al pueblo y hay incluso un poquito más de cultura de tatuajes, que antes no la había, y ya todo el mundo se tatúa, explicó Santana, que tiene 800 seguidores en Instagram y 5.000 amigos en Facebook.
Quienes se dedican a tatuar o perforar en Cuba no cuentan con una licencia que los proteja, a pesar del crecimiento de esta actividad. Sin embargo, para las jóvenes esto no puede ser un obstáculo.
“No siento que esté haciendo nada ilegal y hasta ahora en mi experiencia no he tenido problemas en los cinco años que llevo tatuando. Vivo sin miedo”, declaró Santana.
Tampoco la ausencia de una licencia específica para la actividad detuvo a la cuarta artista del equipo de Risink, Amalia Cuéllar, cuando hace tres años comenzó a tatuar en su casa. “Esa es una preocupación compartida por los hombres y las mujeres del gremio”, remarcó la tatuadora.
Para ellas lo más importante es dar garantías de higiene y seguridad, y en eso son en extremo cuidadosas, aseguran.
Como otros emprendimientos en Cuba, Risink Tatoo quiere ser socialmente activo. En los próximos meses la galería de Güira de Melena, municipio de la provincia de Artemisa, aledaña a la capital, acogerá un encuentro expositivo liderado por las tatuadoras.
“Queremos llevar el tatuaje a esos lugares donde las adolescentes se embarazan y forman una familia. Queremos llevarles lazos nuevos a esas personas que no pueden viajar a La Habana, que no pueden ver estas cosas y no saben que las mujeres podemos tomar otros roles”, comentó Llanos.
En La Habana, se han asociado en varias ocasiones con otros negocios privados, como bares de moda donde hacen muestras en vivo de su trabajo.
También esperan seguir el ejemplo de espacios como el Estudio galería de arte corporal La Marca, que ha servido de apoyo para el crecimiento de otros artistas con cursos y talleres sobre diseño e higiene.
A pesar de que el hecho de ser mujeres forme parte de lo que distingue al emprendimiento, no quieren que el género se convierta en una barrera, por lo que no niegan la posibilidad de que hombres trabajen con ellas en un futuro.
“Creo que lo que estamos haciendo es mágico. Desde que nos conocimos todo ha surgido así… pienso que se debe a la buena vibra que tenemos, las ganas de hacer cosas”, declaró Santana. (2019)
Este texto fue publicado originalmente en IPS Cuba. Se reproduce íntegramente en elToque con la intención de ofrecer contenidos e ideas variadas y desde diferentes perspectivas a nuestras audiencias.
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