Mentiría si no escribiese que me temía el final para la telenovela de la Serie Intercontinental de Béisbol de Colombia y del rifirrafe de las Federaciones con sedes en La Habana y Miami. Un dramatizado de no ficción que promete más temporadas en los próximos meses.

Me temía que el béisbol quedara relegado a un segundo plano, como casi siempre sucede en el tema Cuba. Un deporte que ha sido politizado hasta el ridículo por los directivos que ahora condenaron en un comunicado oficial que la Federación Profesional Cubana de Béisbol (FEPCUBE) actuara igual.

En el documento, las autoridades beisboleras cubanas expresaron su rechazo al torneo, no debido al evento deportivo en sí, sino a la participación de «la ilegítima FEPCUBE» y su intención de usar la ocasión para «hacer un show político grosero».

Asimismo, criticaron que el béisbol se emplee para «fomentar el odio, la venganza y la política», una práctica habitual y que mantiene el Gobierno de la isla desde el inicio del proceso.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel, representante del único Partido existente en Cuba, el Comunista, sigue arengando de manera política las participaciones de beisbolistas en el exterior. Más que un «buena suerte», en las palabras de Canel destacan los «alegrones al pueblo y los agradecimientos a la Revolución».

Incluso, para la venidera 63 Serie Nacional a celebrarse este 2024 en los estadios del país, se exigió que los preseleccionados de los equipos provinciales tuvieran «condiciones políticas».

El texto, filtrado recientemente en redes sociales, explicaba los criterios para escoger a los candidatos a formar parte del equipo de béisbol de los Indios de Guantánamo en la próxima temporada.

Se calienta la Serie Intercontinental a pocos días del play ball

El equipo cubano de la FEPCUBE se prepara para el encuentro en Barranquilla, Colombia. Aunque no ha anunciado su selección final, entrena en Miami con una preselección de 36 jugadores, incluidas varias estrellas.

Entre los aspectos que se evaluaban, el tercero indicaba que el jugador debía tener «condiciones políticas» y demostrar «compromiso con la patria (entrega y amor a su camiseta)». Cualquier cubano sabe que en la isla, a la patria la confunden deliberadamente con Gobierno.

Por si no bastaran los ejemplos anteriores, basta con repasar el nombre de los estadios del béisbol en Cuba. En su gran mayoría carecen de vínculos directos con la disciplina y sí lo tienen con acontecimientos y figuras políticas (26 de julio, Victoria de Girón, Augusto Sandino, 5 de septiembre, etcétera).

En resumen, si de algo no debiera hablar un federativo del béisbol cubano es de mezclar deporte con política. Si se necesitaran expertos en el tema, los dirigentes isleños pudieran dar cátedra al resto del mundo. Tienen décadas de ventaja.

Desde Miami, la recién creada FEPCUBE —que tras las presiones del Gobierno colombiano pasó de apodarse «Patria y vida» a «Dream Team»— lamentó la cancelación de la Serie Intercontinental en Colombia por falta de aval de la Administración del izquierdista Gustavo Petro. Los directivos de la entidad calificaron el hecho de atentado a la «libertad y la democracia».

«Esta es una decisión que ofende y burla la democracia y la libertad, que viene además de un régimen totalitario (…). Ha sido tanto el impacto mediático, cívico y político del equipo de FEPCUBE que forzó a la dictadura que gobierna Cuba a mover sus tentáculos fuera de sus fronteras para impedir nuestra participación en la Serie Intercontinental», se lee en un comunicado que difundieron.

En relación con el destino de la FEPCUBE, afirmaron que seguirían juntos y que harán valer su derecho a organizarse y a jugar libremente —aunque los peloteros no pertenezcan a la Federación gubernamental cubana y no sostengan la ideología del castrismo—.

«Agradecemos el apoyo y mandamos un fuerte abrazo al pueblo colombiano, que sí ansiaba la presencia de nuestro equipo. Esto es solo el comienzo de mucho más por venir. Hoy estamos más unidos que nunca», sentenciaron.

Considero que es legítimo el anhelo de cientos de peloteros cubanos que son excluidos por sus ideas políticas una y otra vez de los equipos Cuba que convoca la Federación Cubana de Béisbol.

Por otro lado, los aficionados cubanos, cansados de divisiones, hace mucho tiempo que desean un seleccionado nacional con las estrellas de las Grandes Ligas. Seleccionado que, seamos sinceros, tampoco había conseguido la FEPCUBE, pues los estelares de la preselección no recibieron permisos para el evento invitacional en Barranquilla. Nadie iba a exponer a su inversión millonaria en una lid de poca monta por más simbólica que fuera.

El béisbol cubano sigue siendo un rehén de la política en cualquier orilla y los aficionados seguimos esperando el golpe de mesa que termine con el suplicio para hablar de pelota, estadísticas y presumir en voz alta de los nuestros en la Gran Carpa. Pero la historia del béisbol cubano se parece al «cuento de la buena pipa» y en 60 años no ha cambiado nada.