Cuba llegó un poco atrasada a la telefonía móvil. Un poco bastante si somos sinceros. Hace quince años una línea celular en Cuba costaba más de 100 dólares y solo podían ser compradas por extranjeros que después tenían que hacerle el traspaso a un cubano. En esa época, tener celular en Cuba era como tener un carro. Sin exagerar.

Y los pocos que tenían celular, lo presumían. Incluso había gente que cuando recibía una llamada se paraba en el medio de la calle y detenían el tráfico si era necesario para “tener mejor cobertura”. Que en realidad era para que los que estaban alrededor tuvieran “mejor cobertura visual” y pudieran ver bien que él/ella tenía celular. Y realmente no podemos culparlos por hacerlo. Un celular era un verdadero tesoro.

No fue hasta que la telefonía celular se fue haciendo más barata que la gente empezó a preocuparse por el modelo, la marca y el diseño del equipo. Y fue así como empezaron a entrar celulares en Cuba más “adelantados”. La mayoría eran de uso, porque los enviaban familiares del extranjero cuando cambiaban de modelo, pero aquellos teléfonos con años de explotación seguían estando como nuevos. Y hubo modelos verdaderamente trending. Tan famosos que todavía los echamos de menos. Estos son tres de los más populares:

Nokia 3310, alias El Ladrillo

El Nokia 3310 es el Rambo de los teléfonos móviles. Aunque no tenía acceso a Internet, ni tonos de MP3 y apenas si se podía jugar la serpiente, aquel teléfono era una verdadera maravilla, no por gusto es el quinto celular mejor vendido de la historia.

El Nokia 3310 es además el teléfono más resistente del mundo. Aguantaba caídas, golpetazos, pisotones, martillazos. Todo. Incluso hubo un reto en Internet que convocaba a los youtubers a someterlo a 3310 torturas a ver cuánto aguantaba. Lo tiraron de edificios, lo golpearon con martillos, lo amarraron a vehículos en movimiento y lo arrastraron por el pavimento y sobrevivió a todos esos maltratos. Incluso aguantó tres disparos de un revólver Colt Python antes de romperse. Vaya que si Chuck Norris hubiese tenido un celular hubiese sido el Nokia 3310.

Y de la batería ni hablar. Si tuviste alguno hace diez años y lo tienes en una gaveta tirado, búscalo, hay serias posibilidades de que todavía tenga el 20% de la batería.

Nokia 3310

Motorola V3

Mientras en 2004 la mayoría de los teléfonos celulares eran bastante gruesos y poco estéticos, La Motorola decidió apostar por un teléfono fino de aluminio anodizado. Y el resultado fue una belleza de celular. Un amor a primera vista para cualquier usuario de telefonía móvil

El V3 costaba casi 500 dólares cuando salió al mercado y aún así fue el teléfono más popular de la historia antes de la era IPhone y Samsung. En Cuba tener un Motorola V3 te hacía popular. Eras inmediatamente el más “cool” de la escuela. Y si bien el resto del mundo dejó de usarlo hace más de 10 años, en Cuba hay gente que todavía lo tiene y funciona perfectamente. A fin de cuentas, trabaja de maravillas con 2G ?

Motorola V3

Teléfono chino

En Cuba se conoce como teléfono chino a todo aquel que tenga una marca rara o desconocida o sea una copia de otro dispositivo original. Algo que es contradictorio porque casi todos los teléfonos en la actualidad son hechos en China o Corea del Sur, incluyendo los iPhone.

En Cuba el teléfono chino fue (y continúa siendo) muy popular. Era un celular mucho más barato y a la vez tenía las mismas prestaciones que los originales, o incluso más, si somos completamente honestos.

Había teléfonos chinos que además de los servicios habituales tenían linterna, radio, dual sim, flash con colores llamativos e incluso captaban la señal de la televisión. Un verdadero todo en uno. Y las bocinas se oían tan alto que la gente dejó de comprarse equipos de música para el hogar.

Lo único malo que tenían estos teléfonos era la batería. Cuando pasaban unos pocos meses el celular de pronto amanecía embarazado. Aparecían con un bulto en el área abdominal que hinchaba el teclado y terminaba explotando. Yo incluso esperé a ver si nacía un Samsung o un iPhone de la barriga del mío, pero nunca tuve suerte. Quizás haya gente que sí.