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Actual crisis económica cubana: ¿un retorno a los noventa?

14 / septiembre / 2023

Nadie inventó nada. Los datos no salen del aire. La mayoría son oficiales, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). El doctor Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, los analiza para entender y explicar la realidad económica cubana.

El catedrático accede a conversar con elTOQUE sobre estos temas a partir del artículo en inglés «Cuba in Transition» que publicará la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE, por sus siglas en inglés) hacia el final de 2023, y tomando también como referencia varios de sus libros y trabajos más recientes.

1. En el artículo se argumenta que la crisis económica actual en Cuba es la peor desde la crisis de los años noventa. ¿Por qué cree que esta crisis es tan severa? ¿Qué indicadores muestran la magnitud de la crisis y cuáles cree que son los más críticos?

Mi artículo, basado en el Anuario Estadístico de la ONEI, compara una serie de indicadores económicos entre 1989 y 2020-2022; la mayoría de estos últimos estaban por debajo del nivel de 1989. En ese año, en víspera de la crisis del decenio de los noventa (Período Especial), Cuba se encontraba en una posición económica muy superior a la que confronta en la crisis actual, debido a la ayuda generosa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). 

Les doy cuatro ejemplos. El PIB cayó un 14.9 % en 1993 y 10.9 % en 2020 (los dos años peores en ambas crisis). Mientras que en los ochenta Cuba gozaba de un relativo alto crecimiento, en el decenio 2009-2018 hubo una caída y estancamiento respecto a la alta tasa de crecimiento que hubo entre 2006-2008, con la ayuda de Venezuela. La tasa bruta de acumulación de capital, a precios constantes, era de 25 % del PIB en 1989 y bajó a 16.6 % en 2022. El Índice de Producción Industrial (IPI) con base 100 en 1989 disminuyó 46 puntos porcentuales en 2022; o sea, decreció en 54 puntos. La inflación actual de tres dígitos (el deflactor en 2022 fue de 920 %) es mucho mayor que en cualquier año en los noventa. Sucede lo mismo con el excedente monetario en circulación (M-2), que llegó al récord histórico de 121 % del PIB en 2020. Virtualmente, todos los indicadores muestran un deterioro en 2019-2023 y varios indican que esta crisis es peor que la de los años noventa. 

La inflación es uno de los problemas más dañinos porque afecta a la población de menos recursos. La subida de precios ha sido causada principalmente por la drástica reducción de la oferta, la que a su vez es consecuencia de varios factores, internos y externos. El primero es la caída en la producción física de alimentos y otros bienes de primera necesidad; el segundo es la reducción de la importación de alimentos. Porque no solo en 2022 se importó una suma menor que antes, sino que además con dicha suma se pudo comprar menos por el alza mundial de los precios, en parte provocada por la invasión de Ucrania por Rusia. 

El aumento de precios, mayor que en los noventa, repercute especialmente en la población de menor salario que gasta el grueso de este en alimentos. Además, el 60 % de la población (probablemente concentrada en la de menor salario) no recibe remesas externas (en efectivo o especie), sin las cuales es imposible subsistir. 

Un tercer factor ha sido el ordenamiento monetario (la unificación de la moneda y la tasa de cambio) que se hizo en el peor momento (2021) y no fue precedido por las necesarias reformas estructurales que ejecutaron con éxito China y Vietnam. Además, se diseñó mal, porque se fijó una tasa de cambio del peso cubano (CUP) muy baja respecto al dólar (USD), el euro (EUR) y las otras divisas. Primero, 24 CUP por 1 USD, pero pronto en el mercado informal se canjeó a 100 por 1 (2022); así que el Gobierno aumentó la tasa oficial a 110 por 1 y en agosto 2023 la tasa en el mercado informal era de 255 por 1.

2. En cuanto a la producción física, los datos revelan fuertes caídas en sectores clave como la agricultura y la manufactura. ¿A qué se deben específicamente estas contracciones en la producción?

El Índice de Producción Industrial mermó en promedio 54 % entre 1989 y 2022, pero el descenso fue mayor en otros productos; por ejemplo, -99 % en fertilizantes, -98 % en textiles, -96 % en acero, -93 % en azúcar, -81 % en cemento y -60 % en alimentos. La producción de otras cinco manufacturas eran inferiores a cimas alcanzadas entre 2007 y 2018, -42 % medicinas, -36 % níquel (igual que en 1989), -32 % gas natural, -24 % electricidad, -20 % petróleo y -7 % cigarros. La principal razón de las caídas fue el proceso de desindustrialización desde la década de 1990.

Con respecto a los sectores agropecuario y pesquero, en el período 2016-2022, el primero decreció a un promedio anual de -7.3 % y el segundo mermó a un promedio de -6.7 %. De un total de los 13 productos agropecuario-pesqueros principales entre 1989 y 2021 (el capítulo de agricultura del Anuario de 2022 aún no se ha publicado), 8 estaban por debajo del nivel de 1989, -96 % cítricos, -79 % pescado y mariscos, -60 % leche de vaca, -58 % arroz, -49 % maíz, -48 % tabaco en rama, -26 % cabezas de ganado y -15 % huevos. Los restantes 5 productos habían sobrepasado el nivel de 1989, pero descendieron respecto a una cima alcanzada entre 2009 y 2016, -58 % frijoles, -33 % hortalizas, 32 % viandas, -20 % otras frutas y 13 % bananas. El abrupto descenso en la producción de alimentos (combinado con su caída en la importación) es mayormente responsable de la enorme inflación.

Las causas más importantes de los declives mostrados en la manufactura y la agricultura son la ineficiencia; la baja productividad (en 2022, los sectores agropecuario y pesquero ocuparon el 17.8 % del empleo total, pero solo produjeron el 2.4 % del PIB; o sea, un séptimo de producción/empleo); falta de incentivos (el salario medio ajustado a la inflación decreció un 77 % entre 1989 y 2022 y no cubre las necesidades básicas alimenticias); y escasa inversión. 

Respecto a la última, del total invertido en Cuba en 2022, el 5.8% fue en la industria azucarera; el 9.8 % en electricidad, gas y agua; el 16.6 % en la industria manufacturera no azucarera; y el 25 % en el sector agropecuario; comparado con el 37 % en servicios empresariales e inmobiliarios, hoteles y restaurantes, que es fundamentalmente el sector del turismo, en el que la ocupación hotelera cayó a 5.7 % en 2021. Una asignación económica obviamente irracional.

3. El artículo analiza el déficit en la balanza global de bienes y servicios. ¿Cómo ha impactado esta situación a la crisis, las reservas internacionales y la capacidad de Cuba para financiar importaciones?

Durante la Revolución, Cuba no ha podido financiar sus importaciones de bienes (o mercancías) con sus exportaciones de bienes, por lo que se ha producido un sistemático déficit en la balanza de bienes (salvo en dos años en que ocurrió un superávit de 10 millones de pesos, 1969 y 1974). En 1960-2022, el valor de las exportaciones decreció en 64 %, mientras que las importaciones crecieron un 22 %, por lo que el déficit en la balanza de bienes saltó un 278 %. La isla ha tenido que depender de una nación que subsidie su economía (URSS, Venezuela). 

Por otra parte, desde comienzos del siglo XXI, Cuba ha convertido la exportación de servicios profesionales (mayormente con la ayuda venezolana) y el turismo en los dos principales sectores de generación de divisas. La balanza del comercio de servicios generó un superávit que no solo compensó el déficit en la balanza de bienes, sino que generó un excedente. Sin embargo, la situación duró hasta 2021, cuando el déficit de bienes superó al superávit de servicios y provocó un déficit global de 1 400 millones de dólares, el cual se agravó en 2022. 

La causa se debió, en gran medida, a la crisis económica venezolana que redujo la ayuda a Cuba (ver respuesta a la pregunta 7). El referido déficit global obligó al Gobierno cubano a suspender el pago de la deuda al Club de París en octubre de 2020, y después a China, Rusia y a otros países. De manera que Cuba necesita otra nación que subsidie su economía y ello explica los acuerdos con Rusia y la adopción del modelo económico ruso en 2023 (ver respuesta a la pregunta 9).

Las reservas internacionales no se publican, sin embargo, en enero de 2023 el exministro de Economía y Planificación José Luis Rodríguez informó que las reservas internacionales fueron de 11 500 millones de dólares en 2019, pero disminuyeron un 78 % en 2021 a 2 500 millones de dólares. Se ha dicho que el saldo global de bienes y servicios en 2021 fue un déficit de 1 400 millones, lo cual contribuyó a la caída de las reservas internacionales. 

Como resultado, Cuba prácticamente no tiene recursos para hacer frente al aumento de los costos de importación. Además, carece de un prestamista de última instancia que pueda ayudarla financieramente, ya que no pertenece al Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial ni al Banco Interamericano de Desarrollo.

4. El artículo analiza varias causas principales de la crisis. ¿Podría resumir cuáles son estas causas y cuál cree que es la más importante?

Para eludir la simplificación maniquea de que la crisis actual es producto exclusivo de un factor endógeno (el sistema económico) o de uno exógeno (el embargo), he demostrado que existen siete causas principales (por orden de importancia): 

  1. El ineficiente sistema económico de planificación central, y vasto dominio de la propiedad estatal sobre el mercado y la propiedad no estatal, que ha fracasado en todo el mundo. 
  2. La grave crisis económica y humanitaria de Venezuela que ha reducido sustancialmente su ayuda económica a Cuba.
  3. La incapacidad de la economía cubana para financiar sus importaciones de bienes con sus propias exportaciones debido a la caída de la producción nacional.
  4. Las duras sanciones impuestas por el presidente Donald Trump que revirtieron el proceso de acercamiento iniciado por el presidente Barack Obama y reforzaron el embargo. (El presidente Joe Biden ha relajado algunas sanciones, pero la mayoría sigue vigente). 
  5. La pandemia de COVID-19 que afectó severamente al turismo internacional y también redujo los viajes de «mulas», que anteriormente transportaban remesas, alimentos y otros bienes de consumo para familiares y amigos.
  6. La implementación a principios de 2021 de la Tarea Ordenamiento (unificación monetaria y cambiaria) que, aunque a largo plazo debería dar resultados positivos, a corto plazo ha agravado muchos de los problemas anteriores.
  7. La invasión rusa a Ucrania y la inesperada extensión de la guerra, que han disparado los precios internacionales de los alimentos y del petróleo.

5. La causa que ordena primera, aunque no única, es el sistema mismo. ¿Qué evidencia aporta sobre esto?

El sistema de economía de plan central o «de comando» que fue establecido en la Unión Soviética por Stalin y después seguido por los países de Europa Oriental dominados por la URSS, y también aplicado por China, Cuba, Vietnam y Corea del Norte, ha fracasado en todo el mundo. 

Los únicos dos países que continúan con este modelo fallido son Cuba y Corea del Norte. Por el contrario, China y Vietnam han adoptado un modelo híbrido exitoso de «socialismo de mercado» en el que el sector privado y el mercado juegan un papel crucial y el plan es descentralizado, una guía económica en vez de plan central. 

Tras la caída del Muro de Berlín, los países de Europa Oriental transitaron a un modelo de economía de mercado con grados diversos; en Rusia no existe un plan central, sino un capitalismo oligopólico de grandes empresas privadas estrechamente conectadas con el Estado.

El plan central se introdujo en Cuba en 1961-1966, pero no tuvo éxito e indujo en 1964-1966 un debate entre dos modelos opuestos: la reforma soviética pre-Gorbachov (acercándose al mercado) y el guevarismo inspirado por Mao (alejándose del mercado). En 1966-1970, Fidel Castro aplicó y radicalizó el segundo modelo, el cual fue un rotundo fracaso, lo cual forzó el regreso al modelo del plan central con apoyo soviético en 1971-1985. Pero Castro volvió a desencantarse con dicho modelo y lanzó el Proceso de Rectificación (1986-1990), otra desviación que lo alejaba del mercado. 

El descalabro del nuevo experimento, unido a la desaparición del campo socialista, motivó un regreso al plan central. Además de los cambios en el modelo, durante su mandato Fidel intentó cuatro estrategias diversas de desarrollo, ninguna de ellas exitosa. Así lo muestran los tres ejemplos que siguen: 

  1. La estrategia de industrialización por sustitución de importaciones (1959-1963) con apoyo soviético, que supuestamente convertiría a Cuba en el país más industrializado de América Latina resultó un chasco y fue seguido de la desindustrialización probada por la caída del producto industrial bruto a la mitad. 
  2. La zafra azucarera de 10 millones de toneladas en 1970 (que se proyectaba aumentaría a 20 millones dando control del mercado azucarero mundial a Cuba) no se alcanzó y la zafra azucarera de 2023 fue un 96 % inferior a la de 1970. 
  3. La creación del hombre nuevo mediante el uso de incentivos morales durante la etapa guevarista-fidelista, el cual maximizaría su esfuerzo laboral y sería pagado por el Estado de acuerdo con sus necesidades, jamás se forjó. 

Hoy el homus económico cubano intenta salir del país. 

Durante su mandato, Raúl Castro intentó modestas reformas hacia el mercado, pero lastradas por excesivas restricciones, falta de incentivos, altos impuestos, frecuentes inspecciones, lentitud y vaivenes de políticas que eventualmente las paralizaron en 2016; además, nunca pretendió transformar el modelo sino «actualizarlo». 

El sistema económico ha sido un insaciable hoyo negro que absorbe todos los recursos (ver final de la respuesta a la pregunta 6) pero que no genera crecimiento ni bienestar. Ha sufrido dos crisis severísimas y las notables conquistas sociales originales de la Revolución se han desvanecido.

6. Otra de las causas analizadas es el endurecimiento de las sanciones de EE. UU. (embargo o bloqueo) durante la Administración Trump. ¿Cómo han afectado específicamente las sanciones a la economía cubana?

He estado públicamente opuesto al embargo de los EE. UU. contra Cuba desde 1995, pero creo —sin ignorar sus efectos adversos sobre Cuba y su pueblo— que el tema se ha exagerado para convertirse en un chivo expiatorio de todos los errores de política económica interna. El presidente Raúl Castro, en varios discursos en 2011, dijo que no se podía culpar al embargo de todos los problemas económicos de Cuba y, en la clausura del congreso del Partido Comunista en 2011, declaró: «Estamos convencidos de que el principal enemigo que enfrentamos y enfrentaremos serán nuestras propias deficiencias», o sea, derivadas del sistema económico. El Anuario Estadístico demuestra que el PIB y la producción agropecuaria-manufacturera comenzaron a caer mucho antes de 2017 cuando Trump inició las sanciones contra Cuba.

El embargo no ha sido igual durante sus 62 años en vigor. En su etapa inicial (década de 1960) tuvo fuertes efectos nocivos porque aisló a Cuba en el hemisferio occidental, excepto por Canadá y México. A partir de mediados de los años setenta, América Latina levantó el embargo y comenzó a comerciar con Cuba y también aumentaron su comercio los países de Europa, Canadá y Japón, con lo cual disminuyó el efecto adverso de las sanciones. Bajo el acercamiento en la presidencia de Obama, el embargo continuó, pero fue aliviado porque se suspendieron varias medidas anteriores tomadas por la Administración de George W. Bush.

En 2017-2020, Trump fortaleció el embargo con las sanciones siguientes: 

  1. En 2017, la prohibición de cruceros estadounidenses, vuelos a provincias cubanas y viajes excepto para reuniones familiares; y uso de hoteles-restaurantes administrados por militares. La medida no tuvo efecto en 2017 cuando continuó aumentando el número de turistas estadounidenses y cubanoamericanos. Los primeros volvieron a crecer en 2018 pero los segundos se estancaron. Los turistas estadounidenses decrecieron un 22 % en 2019 y otro 88 % en 2020, mientras que los cubanoamericanos menguaron un 63 % en 2020 (la caída en 2020 fue afectada fuertemente por la COVID-19). Las medidas fueron eliminadas por Biden en 2021 y el número combinado de viajeros estadounidenses y cubanoamericanos se multiplicó por 8 en 2022, aunque es aún la mitad que en la cima de 2018. Pero la recuperación parcial ocurre también entre los canadienses y los ciudadanos de otros países emisores. 
  2. A finales de 2018, el reforzamiento de las sanciones a bancos internacionales que hacen negocios con Cuba, lo cual ha llevado a multas y el cierre de múltiples cuentas bancarias de empresas cubanas, dificultó que el Gobierno cubano realizara transacciones con bancos extranjeros y obtuviera crédito privado. La medida continúa, pero han disminuido las sanciones a los bancos. 
  3. En 2019, la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, que autoriza a los ciudadanos estadounidenses a demandar en tribunales estadounidenses a empresas extranjeras que se benefician de propiedades confiscadas por el Gobierno cubano (dicho Título había sido suspendido cada seis meses, desde los presidentes Clinton hasta Trump). La Unión Europea y Canadá emprendieron acciones legales para impedir la aplicación del Título III contra sus nacionales, incluido el rechazo de cualquier reclamación judicial estadounidense, así como una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y contrademandas a las presentadas en tribunales estadounidenses. Hasta el presente y aunque hay varios juicios en proceso, ninguna demanda ha sido ganada. Posiblemente, un efecto más poderoso que las demandas fue el desincentivo para atraer nuevos flujos de inversión extranjera directa. La medida continúa bajo la Administración Biden. 
  4. En 2019, la imposición de un límite de 4 000 dólares anuales por persona a las remesas; sin embargo, ese año las remesas alcanzaron un récord histórico (en buena medida porque la mayoría de los cubanoamericanos no envían un nivel tan alto de remesas y, además, se podían enviar remesas a varios miembros de una familia). Pero bajaron un 37 % en 2020 y otro 53 % en 2021, ambas afectadas por el cierre del país debido a la pandemia que paralizó los viajes de las «mulas». La medida fue virtualmente derogada por Biden y las remesas aumentaron un 88 % en 2022. 
  5. Justo antes de dejar la presidencia en enero de 2020, Trump reinstaló Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y prohibió a la Western Union enviar remesas a los cubanos. La primera medida continúa y la segunda fue suspendida por Biden. 

A pesar de las sanciones explicadas, Cuba sostuvo comercio con más de 100 países (incluido EE. UU. que en 2019 fue el octavo mayor exportador, con una participación del 16 % de las importaciones de alimentos), así como inversiones de varias naciones.

El impacto aciago del embargo estimado por Cuba en 130 000 millones de dólares en 2021, sin proporcionar datos concretos sobre cómo se hizo esa estimación, fue compensado por una ayuda económica sustancial —incluidos los subsidios de precios y ayudas no reembolsables— de la Unión Soviética (65 000 millones de dólares en 1960-1990, a precios de ese año, sin contar la ayuda de los países de Europa Oriental y China); y después la ayuda de Venezuela (100 000 millones de dólares solo en 2005-2017). 

La suma total del efecto compensatorio, 165 000 millones de dólares, excede en 27 % el estimado por Cuba del costo del embargo. Además, es ocho veces mayor que los 20 000 millones de dólares otorgados a toda América Latina en las dos décadas de la Alianza para el Progreso, así como los 135 000 millones de dólares del Plan Marshall para ayuda a Europa Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. 

Por otra parte, la deuda externa de Cuba con la mayoría de los acreedores externos fue condonada por un monto de 42 470 millones de dólares por China, Rusia, el Club de París, México y los acreedores de proveedores japoneses. Canadá ha sido constantemente el cuarto principal socio comercial de Cuba, el mayor inversor y el primer emisor de turistas a la isla. La reciente mejora de las relaciones económicas y los créditos de la Unión Europea ha sido otro factor compensatorio.

7. El artículo señala que la crisis en Venezuela también ha contribuido de forma importante. ¿Podría explicar la relación económica entre Cuba y Venezuela y cómo la crisis venezolana se ha trasladado a Cuba?

La relación económica entre Cuba y Venezuela ha incluido cinco elementos fundamentales que han sido drásticamente reducidos por la crisis económica de la República Bolivariana: 

  1. A partir de la década del 2000, Cuba comenzó a exportar servicios profesionales a Venezuela (principalmente médicos, pero también enfermeras y maestros), la primera fuente de ingresos en divisas. Venezuela compraba el 75 % de dichos servicios. El convenio paga el petróleo suministrado por Venezuela a cambio de los servicios cubanos, pero con un subsidio oculto. Caracas abona al Gobierno cubano por cada médico siete veces el salario promedio que paga a un médico venezolano (los médicos cubanos reciben una magra fracción de los pagos). Como resultado de este trueque, Cuba obtuvo un superávit en la balanza de servicios, que no solo compensó el déficit de la balanza de bienes, sino que generó un superávit en la balanza comercial global que alcanzó su punto máximo en 2014. Debido a la grave crisis económica de Venezuela, dicho superávit se redujo a la mitad en 2014-2018, mientras que las exportaciones profesionales cayeron un 22 %; ambas son causas importantes de la caída del PIB en Cuba.
  2. En su punto máximo en 2012, Venezuela exportó 105 000 barriles de petróleo por día a Cuba, pero la cifra ha caído a 56 000 barriles en los últimos siete años. Además, la producción cubana de crudo disminuyó un 20 % en 2010-2021. Por otra parte, Rusia comenzó a suministrar un promedio de 9 000 barriles diarios en 2023. El suministro neto respecto a la cima de 2012 es -40 000 barriles, lo que ha forzado un programa de austeridad, recortes y apagones similares a los de los años noventa.
  3. Una cantidad sustancial de petróleo crudo venezolano fue procesada en la refinería de Cienfuegos que fue terminada por Venezuela; parte del petróleo refinado fue enviado de vuelta a dicho país, pero permitía que Cuba exportase el excedente a otros países y obtuviera una fuente extra de divisas. El suministro de crudo para refinar en Cuba se redujo a la mitad en 2016 y también sus exportaciones. 
  4. En 2001-2014, la Comisión Intergubernamental de los dos países aprobó 475 proyectos de inversión venezolanos en Cuba por un valor de 8 000 millones de dólares. Tres agencias venezolanas asignaron 2 500 millones adicionales. Algunos de estos proyectos no se llevaron a cabo o se detuvieron después de 2014, pero la inversión extranjera directa de Venezuela fue sustancial, especialmente en la refinería de Cienfuegos. El valor total de la relación Cuba-Venezuela alcanzó un máximo de 16 000 millones de dólares en 2012 y disminuyó a la mitad en 2017; como porcentaje del PIB, cayó del 22 % al 8 %.

8. Otra causa mencionada es la pandemia de COVID-19. ¿De qué manera ha impactado la pandemia sectores claves de la economía como el turismo?

El Gobierno cubano no reaccionó de inmediato a la pandemia, de hecho, la isla fue promocionada como un destino turístico seguro. Cuba mantuvo su política abierta incluso después del 11 de marzo de 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia la COVID-19. 

No fue hasta que se confirmaron 21 casos positivos, el 20 de marzo de 2020, que se tomaron las primeras medidas. El comportamiento contribuyó a la expansión inicial del virus. Por otro lado, la naturaleza centralizada del régimen político-económico y la existencia de un sistema nacional de salud unificado ayudaron a implementar políticas preventivas estrictas. Es muy difícil separar el efecto de las sanciones de Trump y el impacto de la COVID-19 sobre el turismo y las remesas, porque hubo una superposición entre las dos en 2020-2021.

Varias de las medidas iniciales implementadas en 2020 perjudicaron el turismo. El cierre del 80 % de los hoteles y todos los clubes y cabarés (los restaurantes permanecieron abiertos, pero luego se limitaron a la entrega de comidas); la suspensión del transporte interprovincial por autobuses y trenes (el transporte local se mantuvo operativo hasta mediados de abril de 2020) y la suspensión del alquiler de automóviles. 

La interrupción completa del turismo a partir de abril de 2020 y por dos años causó una caída en 2 192 millones de dólares en ingresos brutos en 2020-2021 (sin descontar el valor de las importaciones para la industria del turismo, el neto es 60 % menor).

Además, se estima que las remesas cubanoamericanas mermaron 1 368 millones de dólares en 2020 y otros 1 264 millones en 2021, debido en buena medida al cierre por la pandemia, pero también por las restricciones de remesas y de vuelos de Trump, que impidieron el viaje de las «mulas»; y el aumento del desempleo a 38 millones en Estados Unidos, que redujo los ingresos de los remitentes. 

Los recursos asignados para combatir la pandemia fueron otro costo importante, que superaron los 1 000 millones de dólares. Sumando las tres pérdidas, el total ascendió a 4 592 de manera «muy gruesa» equivalentes al 5.4 % del PIB de Cuba en 2020, antes de que la inflación distorsionase el valor del PIB. El cálculo es la mitad a la caída de 10.9 % del PIB en 2020.

9. El artículo señala que en los últimos años ha aumentado la relación económica entre Cuba y Rusia. Se mencionan varios acuerdos y planes de inversión rusos en sectores como el petróleo, el turismo y la agricultura. ¿Cómo evalúa el impacto real que puede tener la creciente influencia de Rusia en la recuperación económica de Cuba? ¿Lo considera un factor positivo o ve también riesgos potenciales?

En realidad, va más allá de un mero aumento de la relación económica entre los dos países, porque consiste en la adopción por Cuba del modelo económico ruso. En enero y mayo de 2023, las dirigencias de ambos países firmaron acuerdos para transformar la economía cubana en el modelo ruso de capitalismo de Estado. Este se basa en empresas privadas oligopólicas con apoyo estatal y abundante nepotismo, y carente de competencia sustancial; un modelo bastante atractivo para la dirigencia cubana y GAESA, que controla el 95 % de todas las empresas cubanas, pero ineficiente porque el PIB per cápita ruso es inferior al de la gran mayoría de países de Europa Oriental que estaban bajo la égida soviética y ahora tienen economías de mercado. 

Rusia ha prometido a Cuba suministrar 1.64 millones de toneladas anuales de petróleo (alrededor de 32 barriles diarios) y productos derivados del petróleo, trigo y fertilizantes. 

Además, Rusia reanudó los vuelos directos a Cuba, anunció la construcción de un hotel solo para rusos y una nueva terminal aérea, y que enviará 500 000 turistas. Los planes de inversión rusos incluyen ensamblaje de automóviles de fabricación rusa, modernización de la acería «Antillana de Acero», reconstrucción de la industria ligera, construcción de cuatro bloques termoeléctricos de 200 MW, uso de nueva tecnología en el yacimiento petrolífero de Boca de Jaruco, una planta para producir materiales de construcción, administración y modernización de ingenios azucareros para aumentar la producción de azúcar, una central hidroeléctrica en Santiago de Cuba, procesamiento de productos agrícolas, una planta solar, varios bancos y la digitalización de la economía. 

Cuba, a su vez, ha otorgado a Rusia arrendamientos de tierras a 30 años a inversionistas rusos, importación libre de impuestos de maquinaria rusa, apoyo para establecer una casa comercial, preferencias fiscales, repatriación expedita de ganancias, y libertad para nombrar y despedir directamente a empleados en empresas rusas (derechos no otorgados a otros inversionistas extranjeros). 

Quizás la contribución cubana más importante es política. Díaz-Canel prometió «apoyo incondicional» y votó en contra de una resolución de la OMS que condena el impacto de la invasión rusa a Ucrania en el sistema de salud de ese país. Cuba, por más de 60 años, ha sufrido y temido ataques a su soberanía por EE. UU., por lo que este apoyo es contradictorio (como lo fue la aceptación de la invasión rusa a Checoslovaquia en 1968). En agosto de 2023, los servicios de inteligencia ucranianos informaron que 198 mercenarios cubanos contratados por un año por el ejército ruso estaban peleando en Ucrania, lo que forzó al Gobierno cubano a investigar los hechos.

La adopción del modelo ruso de capitalismo oligárquico privado de Estado también contradice la declaración de Raúl Castro en 2010: «No estamos contemplando copiar de nuevo lo que otra vez hicimos [una referencia al fallido modelo económico soviético de planificación central]; hacerlo nos trajo suficientes problemas».

Un análisis documentado de lo anterior indica que algunos de los proyectos no parecen factibles o lucen más grandiosos en el papel, o son promesas que deben materializarse. Por ejemplo, la producción de azúcar disminuyó un 95 %, de 8 millones de toneladas en la década de 1980 a las actuales 350 000 toneladas. El aumento de la producción requeriría una gran inversión para reemplazar, modernizar y expandir los ingenios, además de ampliar drásticamente las reducidas plantaciones de caña. 

El representante comercial ruso en La Habana declaró que el volumen de comercio con Cuba fue de 450 millones de dólares en 2022, «tres veces el volumen de 2021», pero las cifras de los Anuarios de 2021 y 2022 fueron de 633 millones y 846 millones, respectivamente; por lo tanto, un aumento del 33 % en lugar de tres veces. 

Más aun, el comercio cubano con Rusia resulta sistemáticamente en un déficit del 99 % del intercambio total, insostenible a largo plazo. La inversión en Antillana de Acero se proyecta produzca 3 000 toneladas de acero, pero en 1989 la producción de acero de Cuba era de 314 000 toneladas. 

El número de turistas rusos alcanzó un máximo de 177 977 en 2019, pero disminuyó a 54 383 en 2022 y en la primera mitad de 2023 fue un 69 % inferior al nivel del primer semestre de 2019, lo que hace dudoso un salto a medio millón de turistas rusos. 

Hay pruebas de que, en enero-febrero de 2023, Rusia envió a Cuba el suministro prometido de 32 000 barriles de petróleo para 35 días, pero posteriormente no lo hizo. En agosto el promedio mensual era de unos 9 000 barriles, 23 000 menos que lo prometido. 

Rusia pospuso hasta diciembre de 2027 el pago de la deuda de 3 000 millones de dólares que Cuba incumplió, pero cobrando intereses que llevaron a un aumento de 11 millones de dólares en dicha deuda (la deuda podría haber sido perdonada o reducida, lo que hubiera sido más favorable para Cuba). 

Una pregunta clave es si Rusia tendrá la capacidad económica para cumplir todas sus promesas a Cuba (particularmente en materia de inversión), así como a otros países latinoamericanos y africanos, en medio de su prolongada guerra en Ucrania y enfrentando fuertes sanciones occidentales; un declive del crecimiento al 2 % en 2022; un superávit comercial cada vez menor; el valor del rublo cayendo a 100 por un dólar estadounidense; un aumento del déficit fiscal; y una alta inflación resultante de la impresión de dinero para sufragar los crecientes gastos militares y de bienestar. 

Si se cumplen los acuerdos, podrán aliviar algo la severa crisis cubana, pero ciertamente, Rusia no puede gastar 65 000 millones de dólares en Cuba, como lo hizo en 1960-1990, cuando la isla estaba en una situación económica mucho mejor que ahora.

10. ¿Cuáles cree que son los principales desafíos que enfrenta Cuba para superar la crisis? ¿Considera que las autoridades cubanas han implementado las políticas económicas adecuadas? ¿Ve usted una salida a corto o mediano plazos? ¿Qué reformas estructurales requiere la economía cubana para lograr un crecimiento sostenido a largo plazo? ¿Qué políticas alternativas propondría? 

Estas preguntas son muchas y complejas, lo que demanda una respuesta larga y documentada. He publicado siete libros y unos veinte artículos sobre las reformas económicas en Cuba, los cuales ni siquiera puedo resumir aquí. En mis trabajos y entrevistas he evitado sistemáticamente la superficialidad y la simpleza. Por otra parte, no quiero evadir por completo las preguntas, así que me limito aquí a unas reflexiones generales.

Los principales desafíos que enfrenta Cuba están resumidos en mis respuestas anteriores, un sistema económico con cambios en 65 años, todos los cuales han fracasado; dos crisis económicas severas, las peores desde la Gran Depresión y la actual aproximándose o superando a la del decenio del noventa; durante la crisis actual, un deterioro generalizado en los indicadores macroeconómicos (PIB, formación bruta de capital, déficit fiscal, inflación de tres dígitos que ha afectado especialmente a la población de menor ingreso), así como en los indicadores de producción física (mineros, agropecuarios y manufactureros) y los del sector externo, todos los cuales en muchos casos están a nivel inferior que en 1989 o por debajo de cimas logradas entre 2007 y 2018; incapacidad de financiar la importación de bienes esenciales con las exportaciones de bienes que han provocado un continuo y agravado déficit en el comercio de bienes y en 2021-2022 también en el balance global de bienes y servicios. 

Esta incapacidad ha convertido Cuba en dependiente de un país extranjero que ha subsidiado su economía a niveles altísimos, sin lograr transformar la estructura económica para generar crecimiento sostenido y bienestar social; un intento de reformas orientadas hacia el mercado pero lentas, sin la necesaria profundidad y con vaivenes que en vez de resolver los problemas han provocado otra crisis, agravada por una unificación monetaria mal implementada; la falta de pagos de la deuda externa a pesar de su sustancial condonación por los países acreedores y sin capacidad para satisfacerla por Cuba; y debido a la situación desesperada, adopción del modelo ruso de empresas monopólicas capitalistas estrechamente relacionadas con el Estado, opuesto al socialismo.

Las políticas a corto, mediano y largo plazos del Gobierno no podrán resolver los problemas estructurales de la economía de Cuba. Muchas de dichas políticas repiten planes fallidos o son un menú de metas o deseos, carentes de una estrategia concreta y factible para ejecutarlos. Por ejemplo, lograr la autonomía alimentaria o crear un plan de estabilización monetaria que termine con la hiperinflación, pero sin especificar cómo. 

El modelo económico ruso no resolverá esos problemas porque es ineficiente. El PIB per cápita ruso es muy inferior al de la mayoría de los países de Europa Oriental que estaban bajo la hegemonía soviética y ahora tienen economías de mercado. Si cumple sus costosas promesas, Rusia ayudaría a Cuba, pero no gastará los 65 000 millones de dólares (mucho más hoy ajustado a la inflación) que asignó en 1960-1990 a Cuba, sin transformar los problemas estructurales del país y, al terminar la ayuda, Cuba cayó en la severa crisis económica de los noventa. Una importante tarea de los historiadores y otros científicos sociales sería investigar qué se hizo con esa enorme fortuna, así como los 100 000 millones de dólares de Venezuela solamente entre 2007 y 2017.

Por dos decenios, la gran mayoría de prestigiosos economistas académicos cubanos (varios de los cuales han emigrado por su desencanto) recomendaron que Cuba aplicara reformas profundas del exitoso modelo de socialismo de mercado implementado en China y Vietnam, pero fue rechazado por la dirigencia con argumentos espurios. (Mi libro próximo a publicarse compara los dos modelos y su impacto en la protección social en los tres países). También el Gobierno ha aducido que no es posible hacer dichas reformas bajo el embargo estadounidense. No obstante, Vietnam (que también soportó dicho embargo, aunque por un período más corto que Cuba, pero que sufrió una guerra de 29 años que devastó al país haciéndolo uno de los más subdesarrollados del mundo) acometió con éxito dichas reformas bajo el embargo y ha logrado tasas de crecimiento del PIB entre las más altas del mundo. Ha superado a Cuba en la mayoría de los indicadores sociales. Entró en el FMI y en el Banco Mundial, y consiguió el levantamiento del embargo de los EE. UU.



Carmelo Mesa-Lago es profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh. Ha sido profesor visitante o investigador en 8 países, conferencista en 39 y autor de 96 libros o folletos y 320 artículos o capítulos publicados en 8 idiomas en 34 países, aproximadamente la mitad de ellos sobre la economía y la política social de Cuba. Su libro más reciente es Voces de cambio en Cuba (La Habana: Cuba Posible, 2016 y Madrid: Editorial Iberoamericana, 2017). Fue el fundador de Estudios Cubanos en 1971, su editor hasta 1986, y sirve en la junta actual. Fue presidente de LASA, es miembro de la Academia Nacional de Seguro Social y de la Academia Latinoamericana de Ciencias. Ha recibido, entre otros, el Premio Internacional de Trabajo Decente de la OIT (compartido con Nelson Mandela), el Premio Superior Alexander von Humboldt Stiftung, tres Fulbrights, el Premio de LASA a la Excelencia en el Estudio de Cuba; fue seleccionado entre los 50 intelectuales iberoamericanos más influyentes en el mundo y finalista al Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2014 y 2015.

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Camilo cienfuegos

Por mas vueltas que le den el problema es el mismo el maldito socialismo que solo sobrevive con los fusiles apuntando hacia dentro.
Camilo cienfuegos

Sanson

Si viviera todavia en cuba no dejaria pasar esa cumbre. Gritaria aun desde el balcon de mi apartamento para que se oyera bien lejos. No me cabe duda de que me asiste el DERECHO a hacerlo.
Sanson

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