Lo que revela la llegada del dólar a 400 CUP sobre la crisis estructural de la economía cubana

Foto: Sadiel Mederos.
El 11 de agosto de 2025 el dólar alcanzó la barrera de los 400 CUP, un récord que llegó gradualmente y, al parecer, sin sobresaltos en el mercado informal de divisas.
La cifra, que hasta hace poco parecía un límite insuperable, se alcanzó de manera ordenada y sin alteraciones significativas en la dinámica de compras y ventas, según el último informe del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi).
Lo anterior confirma que el movimiento responde a desequilibrios estructurales de la economía cubana y no a un repunte especulativo.
OMFi subrayó que este comportamiento del tipo de cambio refleja tanto el deterioro de la economía interna —contracción del PIB, deformación productiva por apagones, emigración y falta de insumos— como los crecientes desajustes externos —caída del turismo y dependencia de importaciones—.
La dolarización avanza y erosiona al peso
Uno de los factores claves detrás de la depreciación del peso cubano es la dolarización creciente de sectores de la economía. El Gobierno expandió las ventas en divisas a través de tiendas y mercados específicos, lo que ha obligado a los ciudadanos y empresas a demandar más dólares estadounidenses.
A lo anterior se suma la pérdida de confianza en la Moneda Libremente Convertible (MLC), cuyo valor en el mercado informal ha caído de forma sostenida, acelerando su sustitución por divisas más estables.
La tendencia no es nueva, pero sí más evidente. Cada vez más operaciones de la vida cotidiana en la isla, desde la compra de electrodomésticos hasta la adquisición de productos básicos, requieren divisas que los salarios en pesos no pueden garantizar.
La situación profundiza la brecha entre quienes reciben remesas en dólares y quienes dependen exclusivamente de ingresos en pesos cubanos.
Un sistema productivo debilitado y el turismo en descenso
Según cifras oficiales presentadas en la Asamblea Nacional del Poder Popular en julio de 2025, el PIB se contrajo un 1.1 % en 2024, encadenando así cinco años consecutivos de retroceso.
Detrás de esa problemática se encuentran factores internos como la emigración masiva, la falta de insumos y créditos, y la ausencia de inversión productiva.
En el plano externo, la situación no es mejor. El turismo, una de las principales fuentes de divisas para la isla, registra una contracción récord, mientras que la economía cubana depende cada vez más de las importaciones, presionando aún más la necesidad de dólares.
Según el OMFi, la fuerte caída en la llegada de turistas a la isla y el elevado déficit en la generación eléctrica figuran entre los factores más preocupantes para el despegue de la economía cubana en 2025.
Otro factor que complica el panorama es la gestión de las reservas internacionales. De acuerdo con reportes recientes, el grupo empresarial Gaesa, vinculado a las Fuerzas Armadas (FAR), controla los principales activos líquidos en divisas del país.
Mientras estas reservas no estén en manos del Banco Central, advierten los analistas, será difícil garantizar la estabilidad del sistema financiero y del peso cubano.
Déficit fiscal en retroceso, pero sin oxígeno real
Un aspecto llamativo del reciente reporte de OMFi es que la velocidad de depreciación del peso ha perdido fuerza respecto a años anteriores. La razón estaría en un ajuste parcial de las cuentas fiscales.
En 2024, el déficit fiscal cerró en 79 528 millones de pesos, una cifra que es 67 863 millones inferior a la planificada. Ello representa un 6.5 % del PIB, el nivel más bajo en casi una década. Aunque esa corrección ha ayudado a moderar la inflación, los analistas advirtieron que el ajuste es incompleto y que no alcanza para revertir el deterioro general de la economía.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) reportó en julio de 2025 un alza de 0.49 % respecto al mes anterior, lo que parece positivo en el papel. Sin embargo, el indicador oficial presenta sesgos relevantes: se basa en una canasta de consumo desactualizada y no considera fenómenos como la inflación reprimida, la escasez o las distorsiones derivadas de la dolarización y los controles de precios.
El reto del nuevo mecanismo cambiario
El Gobierno anunció la implementación de un nuevo «mecanismo de gestión, control y asignación de divisas» para la segunda mitad del año, pero hasta ahora no ha dado detalles sobre su funcionamiento.
Según los cálculos del OMFi, la persistente depreciación obligaría a iniciar este esquema con una tasa oficial flotante cercana o superior a los 400 CUP, lo que consolidaría una brecha mayor frente a las tasas oficiales de 24 y 120 CUP que aún utilizan las empresas estatales.
Además, aceptar oficialmente la tasa de 400 CUP por dólar tendría un costo político considerable para el Gobierno, que durante años ha negado la legitimidad del mercado informal. «Ahora tendrá que reconocerla [la tasa] para que los bancos estatales puedan competir en el mercado de las remesas y atraer divisas del mercado informal», asegura el Omfi.
El valor actual del dólar en el mercado informal confirma la magnitud de la crisis cambiaria y coloca al Gobierno ante esta realidad: aceptar de facto la tasa que tanto cuestionó o seguir gestionando un esquema de tipos múltiples cada vez más insostenible.
La pregunta de fondo no es si el peso seguirá perdiendo terreno, sino cómo y a qué costo se intentará contener un proceso que afecta directamente el bolsillo de los cubanos.
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