—Qué bárbaros. Un país con unos pocos canales de televisión (todos parecidos), tres o cuatro periódicos (todos idénticos) y una lenta red de telefonía digital (toda esperpéntica) se da el lujo de organizar un Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Información y la Comunicación, más conocido por ICOM 2024.
—¿ICOMo es eso?
—Como son las cosas cuando son del alma. El eslogan del evento es más que pretencioso: «Información, comunicación, tecnología y cultura para un desarrollo sostenible».
—Aquí lo sostenible es el subdesarrollo, la desinformación, la incomunicación, la incultura y la obsoleta tecnología con que pretendemos «cambiar todo lo que deba ser cambiado».
—«Desde su creación en 1996, el Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Comunicación y de la Información se ha establecido como un foro clave para el análisis y la discusión en las áreas de comunicación social, periodismo y ciencias de la información».
—Sería clave que analizaran cómo es posible que el foro tenga casi treinta años y en materia de periodismo, comunicación e información Cuba esté peor.
—Por falta de debate (y de Cubadebate) no es. En la Mesa Redonda que se le dedicó al próximo cónclave se dijo que en años anteriores los alumnos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana «tenían anotadas preguntas, y no cualquier pregunta: preguntas complejas, preguntas contemporáneas, preguntas a veces críticas».
—No sé si notas la tibieza con que se menciona un mero ejercicio de cuestionamiento. El «a veces críticas» es un mea culpa, un «perdóname, conciencia» que se le implora a los criticados.
—El espectro de preguntas a los extranjeros va desde «cómo se siente al llegar a la Isla» hasta «cómo se siente al marcharse de Cuba».
—Si no se siente bien, no sale en el Noticiero.
—Curioso lo que oí sobre los participantes foráneos de Encuentros anteriores: «Ellos no podían imaginar que los alumnos de Cuba, de la Universidad de La Habana, de la Facultad de Comunicación fueran tan agudos y tan precisos al preguntar cosas».
—Me gustaría contarles que a finales de los ochenta los entonces estudiantes de Periodismo fuimos «tan agudos y tan precisos al preguntar cosas» a los gobernantes, que la mayoría de los que lograron graduarse solo pueden contar hoy cómo se sintieron al abandonar el país.
—¿Los expulsaron?
—Para nada. Sintieron que para hacer preguntas complejas es mejor partir y volver como ponentes extranjeros a un foro como el que se desarrollará del 3 al 6 de diciembre. A los estudiantes se les prepara «para nuevos entornos laborales, para una nueva sociedad: la sociedad cubana del 2024 no es la misma del 2015 ni del 2013».
—Eso es verdad. Hace una década recibíamos quince huevos mensuales. Hoy son cinco cada dos meses. Los periodistas no tienen huevos.
—«La comunicación (se dijo en la Mesa Redonda) constituye de alguna manera una mediación importante para la gobernanza del país. Tú escuchas hablar a muchos de nuestros dirigentes, desde el presidente hasta cualquier ministro, de la importancia y la significación que tiene la comunicación».
—Canel llega a cualquier comunidad y hay que ver lo bien entrenada que está la gente para no hacer «preguntas complejas, preguntas contemporáneas, preguntas a veces críticas». El primer secretario reproduce el rayado disco que se ha aprendido. Está tan rodeado de subalternos que pareciera se dirige a sus guardaespaldas. No sé qué clase de comunicación es esa.
—La gente se corta. No es fácil tener delante a un Doctor en Ciencias con tan amplios conocimientos en disímiles materias. De ahí que ICOM 2024 sea una oportunidad que los estudiantes de Periodismo no deben desaprovechar en aras «de conocer, de “experienciar” cómo funciona el mundo académico».
—O cómo funciona el presidente. Debe ser muy grande «experienciar» tenerlo delante.
—La Ley de Comunicación Social se ha promulgado entre otras cosas (sigo citando a la Mesa Redonda, espacio «con mucha libertad de expresión» según Frei Betto) para que se apropien «de los ejes de la comunicación desde los dirigentes a nivel país hasta los de nivel medio. Hace unos años eran impensables determinados canales de la información, donde tú supieras a qué hora se iba a ir la luz, qué pasa con el agua…».
—No te preguntas por qué se va la luz, sino a qué hora te la quitan. Bernardo Espinosa estudió cinco años en la Universidad para rogarle a la población que se mantenga informada.
—Nunca para dejar entrever que a este juego de dominó es hora ya de darle agua.
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