El atletismo en París 2024 protagonizó hechos extraordinarios. El 5 de agosto en el Stade de France, durante la final de salto con pértiga, el sueco Armand Duplantis reafirmó su dominio en esta especialidad al elevarse a 6.25 metros y romper su propia marca mundial. 

Tres días después, la norteamericana Sydney McLaughlin-Levrone equiparó el hito de Duplantis en la especialidad de 400 metros vallas femenino, al marcar 50.37   segundos como récord mundial y olímpico. En la actualidad, existen 12 récords en el atletismo que mantienen la categoría de plusmarca. 

Lejos de los hitos de Duplantis y McLaughlin-Levrone, la actuación cubana en el atletismo ha sido cuando menos deficiente. La delegación caribeña no logró llegar al podio de las competencias en las que participó.  

El desempeño de Cuba en el «deporte rey» en París 2024 es el más discreto en la historia olímpica postrevolucionaria. Desde Tokio 1964 —sin contar la no participación en Los Ángeles 1984 y Seúl 1988— el atletismo cubano siempre obtuvo, cuando menos, una presea. 

Mundial de Atletismo: ¿por qué compiten los cubanos?

Si hay un deporte que atraviesa una de sus peores etapas en Cuba, es el atletismo; a pesar del talento enorme de los antillanos y el esfuerzo sobrehumano que conlleva mantenerse en la alta competencia.

El atletismo cuenta con récords impresionantes por el tiempo que han permanecido vigentes. Los atletas cubanos han establecido varias marcas y plusmarcas en competiciones estivales. 

Montreal 1976

En Montreal 1976, Alberto Juantorena realizó una hazaña hasta ahora no repetida en el atletismo: obtener el título en las carreras de 400 y 800 metros planos. El 25 de julio de 1976, en la disputa por la medalla de oro en los 800 metros, el santiaguero detuvo el crono en 1:43.50 para establecer récord mundial y olímpico.  

Moscú 1980

En la final de lanzamiento de jabalina de Moscú 1980, la guantanamera María Caridad Colón, de 22 años, marcó 68.40 metros en su primer intento. Con este lanzamiento resultó vencedora en la competencia y estableció récord olímpico.    

Atenas 2004

Debieron pasar 24 años para que, en la edición de Atenas 2004, Osleidys Menéndez reeditara el triunfo de María Caridad Colón. Previo a la cita de Atenas, Osleidys era la dueña del récord mundial de lanzamiento de jabalina con 71.54 metros —conseguidos el 1 de julio de 2001 en la ciudad griega de Rétino— y la primera mujer en sobrepasar los 70 metros en esta especialidad, luego de las modificaciones técnicas realizadas a la jabalina en 1999.  

En la final de jabalina, en su primer lanzamiento, la matancera obtuvo el triunfo y estableció la mejor marca de la temporada y un récord olímpico con un disparo de 71.53 metros. El disparo de Osleidys Menéndez es el único récord olímpico cubano en el atletismo que se mantiene vigente.     

Beijing 2008     

En la edición de Beijing 2008, participaron los últimos representantes de la delegación cubana en titularse campeones olímpicos en atletismo. Dayron Robles —entonces recordista mundial en 110 metros con vallas con 12.87 segundos— obtuvo el triunfo con 12.93 segundos. La martillista camagüeyana Yipsi Moreno había terminado segunda en la final con 75.20 metros, pero en noviembre de 2016 se le adjudicó la medalla de oro cuando se reveló que la bielorrusa Aksana Miankova compitió dopada. 

París 2024, la final inédita

El 9 de agosto fue la última oportunidad para la delegación cubana de atletismo de     obtener una medalla en París 2024. En la final de triple salto, Lázaro Martínez quedó octavo en la competencia. Paradójicamente, las medallas fueron para otros tres cubanos que representaban a naciones europeas: Andy Díaz compitió por Italia, Pedro Pablo Pichardo —campeón olímpico en Tokio 2020— por Portugal, y Jordán Díaz por España. 

En su primer intento, Jordan Díaz marcó 17.86 metros, salto que fue definitivo para darle el triunfo. Pedro Pablo Pichardo, con 17.84 metros en el segundo intento, obtuvo la medalla de plata. Andy Díaz, con 17.64 metros, fue el acreedor del bronce. 

La delegación cubana de atletismo se despidió de París 2024 sin que sus representantes se colgaran una presea en el cuello o protagonizaran alguna hazaña relevante. El discreto medallero de la isla refleja la difícil situación que vive el «deporte revolucionario», otrora arma de propaganda política y ahora relegado por atletas emigrados, tres de ellos protagonistas de una final olímpica inédita.