«Esta gente tiene un pa’ trás y un pa’ lante que no hay quien lo entienda», fue la respuesta de un usuario en redes sociales ante el anuncio de que los depósitos de dólares en efectivo volvían a ser posibles en Cuba.  

El Banco Central de Cuba (BCC) anunció el 10 de abril de 2023 la derogación de la Resolución 176 de junio de 2021. Esta prohibía a los bancos e instituciones financieras no bancarias aceptar USD en efectivo. 

La incoherencia del Gobierno cubano en su política sobre el uso del dólar en la isla, sin que queden claras las causas (aunque se especule sobre ellas), fue motivo de memes y debates en internet. 

En 2021 el Estado justificó la prohibición con los obstáculos que imponen las sanciones de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses. Dos años después, y sin que nada haya cambiado en ese sentido, restablecen las operaciones alegando otros motivos: la superación de la pandemia de la COVID-19, el inicio de la reanimación del turismo y la presencia de visitantes extranjeros en el país. 

Reanudaron la carrera para dolarizar parte de la economía. Una carrera que nadie sabe dónde terminará, que unas veces abandonan y otras hacen de espaldas, tropezando, todo el tiempo, con el cubano de a pie.

Ese proceso, la dolarización, ha incluido en los últimos años la apertura de las primeras tiendas en MLC (2019), la eliminación del gravamen del 10 % sobre las operaciones en dólares (2020), la suspensión temporal de los depósitos bancarios de dólares en efectivo (2021), el inicio de la venta de dólares a personas naturales usando el valor de referencia de 120 CUP por USD (2022), y ahora nuevamente la aceptación de depósitos en efectivo en entidades bancarias (2023). 

Mientras el Gobierno juega al Monopolio, la ciudadanía se pregunta cómo esto afectará su cotidianidad. ¿Aumentará el valor en el mercado informal de otras divisas extranjeras? ¿Disminuirá la inflación y la escasez?