Slyk, una plataforma e-commerce / Foto: Sadiel Mederos
Emprendedores cubanos ya pueden vender en el exterior: Esta es la forma de hacerlo
6 / octubre / 2021
Los emprendedores cubanos tienen una nueva vía para vender sus productos en el exterior y cobrar por ellos. La posibilidad la ofrece Slyk, una plataforma e-commerce enfocada en teléfonos móviles, con la que un usuario puede abrir una tienda virtual gratis en pocos minutos.
Slyk fue lanzada en febrero de 2021 por el estadounidense Tim Parsa, y desde el inicio se ha podido acceder a ella desde la isla. La plataforma abre una brecha en el muro de dificultades que los emprendedores cubanos han debido sortear en el último año, con el país atravesando una de sus peores crisis económicas agudizada por la pandemia. Además del cierre de fronteras como medida para frenar el coronavirus, el sector privado ha tenido que lidiar con las restricciones financieras impuestas por Estados Unidos, y las trabas de su propio Gobierno, que sigue rechazando la posibilidad de que exporten directamente a EE. UU., al amparo del permiso especial que en 2016 dictara el Departamento de Estado.
La más reciente edición de Clínica para emprendedores, un espacio de Twitter que cada semana conducen para elTOQUE Saily González y Aldo Álvarez, abordó el tema enfocado en las posibilidades que brinda la plataforma.
Slyk tiene una ventaja: para los cubanos la inscripción es gratis y la plataforma no les cobra comisiones de venta.
«Esto se logra gracias a la integración de Slyk con componentes de DAO Mihavi como QvaPay, una pasarela de pagos internacional que permite convertir de bitcóin y otras criptomonedas a pesos cubanos y MLC», explicó Camilo Noa, community manager y gestor de crecimiento de Slyk para Cuba, en un artículo para el portal KWelta.
Noa acompañó a Parsa durante su encuentro con la audiencia de nuestra revista, el viernes pasado. Allí se habló acerca del presente de la compañía, pero sobre todo de cuánto pudiera contribuir al crecimiento del sector no estatal en la isla. «La tecnología brinda oportunidades y libertad. Por eso, cuando sacamos Slyk, lo hicimos pensando en que sería ideal para los cubanos», aseguró Parsa.
Al programar la actual versión (beta-pública), Parsa echó mano a sus experiencias como gestor de otras startups. Pero a diferencia de emprendimientos para transferencias de dólares —como los que creara para clientes de Argentina y Venezuela—, en el caso cubano «sentía» que los cubanos necesitaban, más que remesas, vías para sacar provecho de su creatividad. Bajo esa premisa, la compañía ha comenzado a extenderse al interior de la isla.
CÓMO USARLA
Slyk basa su operatividad en la generación de comunidades. «Todos tenemos redes personales, y podemos ponerlas en función de que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos», detalla Parsa.
Al enlazar la tienda con los perfiles en redes sociales del emprendedor, Slyk multiplica automáticamente la publicidad de los bienes o servicios ofertados por este. El principio es centralizar la mayor cantidad de operaciones en la tienda virtual, para facilitar la atención simultánea de varios clientes. Al dueño del negocio le llegan solo los correos esenciales (notificaciones de pedidos y pagos, etcétera).
«Todo es automatizado; salvo las decisiones en cuanto al dinero y la gestión de cuentas bancarias, que sí quedan en manos de la persona física», resalta Noa.
Un aspecto esencial de la mecánica del sitio son las llamadas «recompensas a referidos», pagos con los que es posible recompensar la colaboración de otros usuarios o de amistades en la red. La idea es retribuir a quienes recomienden las ofertas de la tienda, al asignarles un porcentaje de las ganancias. A diferencia de otras plataformas similares, en Slyk los negocios individuales no se posicionan a cuenta de sus gastos en publicidad, cantidad de visionados o de ventas, sino que cada freelancer tiene una dirección propia, y es su red de contactos (o comunidad) la que lo ayuda a vender. A mayor cantidad de seguidores, una tienda tiene más posibilidades de rendir beneficios.
«No hay límites para incorporarse a Slyk. Puedes ser barbero y utilizarla para que los clientes reserven cita en tu barbería», explica. Descontando contenidos sexuales, drogas y otros ítems prohibidos por la ley cubana, prácticamente todo puede llevarse a los anaqueles virtuales. Los interesados en sumarse a la comunidad Slyk solo deben solicitar un «acceso anticipado» mediante el siguiente enlace, y 24 horas después recibirán un correo de bienvenida con los permisos para configurar su cuenta.
EN EL MOMENTO OPORTUNO
Saily González es una de las emprendedoras cubanas que cuenta con su tienda virtual. También espera incluirse dentro del selecto grupo de slykters a los que en las próximas semanas la compañía promocionará como sus «historias de éxito», lo cual los beneficia con campañas en mercados de Europa y los Estados Unidos. «Durante el último año y medio muchos hemos tenido que reinventarnos. Yo misma tuve que convertirme en freelancer a causa de la caída del turismo, que era mi negocio principal. En medio de ese proceso me encontré con Slyk que, según pienso, terminará por convertirse en una gran plataforma de proyección para los emprendedores», considera.
Para Aldo Álvarez, abogado y consultor de empresas, la conexión a Internet por datos alteró para siempre las dinámicas de negocio en Cuba. «Un par de años atrás los freelancers de nuestro país eran mucho menos numerosos que ahora, y tenían que desarrollar sus proyectos en una dualidad offline-online que no les permitía alcanzar más que a comunidades pequeñas. Todo eso ha cambiado y seguirá cambiando en la medida que nuevas comunidades y servicios se integren a la red». Slyk no podía llegar en mejor momento, piensa.
MUCHAS FORMAS DE PAGO
QvaPay, tarjetas Visa o MasterCard, e incluso las de MLC y CUP, son las opciones preferidas por los usuarios de Slyk. Sin embargo, sus directivos incitan a probar además otras vías de transferencia. «Hasta ahora no hemos encontrado impedimento a ninguna operación, pero queremos seguir incorporando prestaciones», anticipa Camilo. Un tiempo atrás un usuario intentó vender un NFT en CUP y lo logró usando la plataforma, incluso cuando sus propios gestores no se habían planteado una transacción así. «Fue entonces cuando nos dijimos que en las circunstancias de Cuba teníamos que abrir todas las puertas posibles».
«Nuestra empresa se funda en la filosofía japonesa ikigai, traducible como “la razón por la que saltamos fuera de la cama cada mañana”», agrega Camilo. «Es ese principio el que intentamos llevar a los nuevos miembros que se incorporan al equipo: “Debes buscar aquello que amas hacer y en lo que eres bueno, por lo que te puedan pagar y que el mundo necesite que hagas”». A los emprendedores cubanos les sobra talento para dar respuesta a esas preguntas, piensan en Slyk, y ganar dinero en el proceso.
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Reinier Araujo Alfonso