«El primer semestre de 2022 en el ámbito económico ha sido sumamente complejo y en el contexto actual no hay un indicador que apunte a que el segundo vaya a ser diferente. De forma general, este año es más tenso que los anteriores», afirma el doctor en Ciencias Económicas Omar Everleny Pérez Villanueva en una transmisión de Facebook organizada por elTOQUE.
El experto enumera varios elementos del contexto económico actual en Cuba que le han permitido arribar a dicha conclusión:
· El plan de turismo resulta casi imposible de cumplir, pues va a ser muy difícil alcanzar los dos millones de turistas en los meses restantes del año.
· Estamos en presencia de una zafra que fue la más baja en los últimos 100 años y ni siquiera alcanzó para el consumo interno. Se ha recurrido a importaciones de azúcar y se han incumplido planes de exportaciones acordados con países como China.
· Aunque ha sido un año en que el níquel ha tenido muy buen precio, las producciones en Cuba han sido limitadas, de manera que no existe una gran cantidad de oferta debido a la falta de inversiones requeridas para el desarrollo industrial del níquel en el país.
· A lo anterior se suma la falta de combustible en los últimos meses y el regreso de los molestos y continuos apagones. Se han tenido que echar a andar los grupos electrógenos, los cuales aumentan el consumo de diésel. Se han ralentizado muchas industrias y otras están paralizadas por falta de combustible, de manera que es imposible la producción al nivel esperado.
· El déficit fiscal ha continuado elevado en el primer trimestre y en el segundo, ya que se siguen pagando salarios «altos» para el nivel de ingresos que tiene el país. Por otro lado, existe una gran inflación que lleva a que ese salario, que parecía muy alto, haya perdido su poder adquisitivo. Un salario de seis mil pesos cubanos podría considerarse un salario alto; sin embargo, seis mil pesos puede costar hoy una caja de pollo.
· El consumidor no ve los resultados de la recuperación en la agricultura, porque los precios siguen altos y las producciones continúan escasas.
· El transporte público también se encuentra muy afectado. En La Habana ha funcionado en varios momentos al 30%. Ello está relacionado con el combustible, pero también con la falta de piezas de repuesto.
· La desigualdad está bien marcada. A muchas personas no les alcanzan ni los salarios ni las pensiones que reciben para tener un nivel de vida, ni siquiera adecuado, sino de simple subsistencia. Los precios se han tragado cualquier beneficio social.
· 2022 es un año en el que había que pagar deudas, y ya no se dan créditos por el alto nivel de endeudamiento del país.
· Cuba no tiene divisas y las que tiene salen del país con las personas cuyo objetivo de vida no es quedarse a vivir en la isla. Cada cubano que se va a Estados Unidos y hace el recorrido desde Nicaragua lleva consigo alrededor de 10 mil dólares. Si han atravesado la frontera estadounidense más de 100 mil cubanos en lo que va de año, entonces 1000 millones de dólares han salido del archipiélago.
«No veo un sector capaz de arrastrar a la economía a cumplir los planes, pero inclusive logrando una tasa de crecimiento del 4 % que fue lo que se planificó —lo que creo es imposible— hablamos de un país que ha decrecido en los últimos años. Esto quiere decir que un 4 % no significa nada, porque también hay que ir a la estructura de ese crecimiento. Si se crece en la construcción inmobiliaria y de hoteles y no en la producción industrial y en la alimentación, es un crecimiento que no impacta en la vida de la población», concluye el doctor Pérez Villanueva.
Inversiones en turismo, PIB, producción nacional, MLC… ¿cómo desenredar el hilo de Ariadna?
«Ya se está anunciando que esta década va a ser difícil a nivel global. Por supuesto que esto va a tener un impacto en Cuba y va a afectar su crecimiento económico. Han sido años muy complejos en el mundo entero», apunta la economista y doctora en Ciencias Políticas Públicas Tamarys Lien Bahamonde.
A la compleja situación interna descrita por el doctor Pérez Villanueva, la académica agrega el poco halagüeño contexto internacional. No se han recuperado las industrias a nivel mundial y se espera una inflación global de un 2.5%. Estos factores producirán un encarecimiento del turismo, al aumentar los costos del transporte, los alojamientos, alimentos, etcétera. Como consecuencia, muchas personas ajustarán su economía familiar, relegarán los viajes turísticos a un segundo plano o los evitarán hasta tanto no se estabilice la situación económica. A todo ello se suma la guerra entre Rusia y Ucrania, que también afecta la recuperación de la economía mundial.
«Yo apostaría por un crecimiento muy bajo en la economía en 2022, teniendo en cuenta el comportamiento del turismo en la etapa de alza turística, ya que no se han recuperado los niveles de 2019. La guerra entre Ucrania y Rusia ha afectado notablemente a Cuba, pues no se puede olvidar que Rusia era un emisor de turismo importante para el país. En el actual contexto no recomendaría seguir invirtiendo en el turismo, pues es un costo hundido. Reorientaría los fondos hacia otras actividades económicas que podrían revertirse en beneficios para la economía cubana», dice Bahamonde.
El doctor Pérez Villanueva agrega que no es comprensible una inversión en el país del 50 % para el turismo y solo del 4 % en la agricultura y del 0 y tanto por ciento en la industria azucarera.
«Evidentemente, no íbamos a tener ni agricultura ni azúcar. Se ha caído a un nivel tan bajo de descapitalización de la industria azucarera, que no hay azúcar para vender. Ahora ni siquiera con un crédito de 200 millones se podría arreglar la economía. Hemos llegado a un callejón sin salida, porque ¿quién va a dar 500 millones de dólares?».
El experto reafirma la urgencia de un proceso endógeno que logre quitar todas las ataduras para que el país comience a exportar, ya que al no exportar ni generar divisas, no se va a conseguir el dinero que se necesita. «Cuba está en una situación muy complicada», asegura.
Por otro lado, el profesor Pedro Monreal destaca la experiencia de otros países con una estructura económica, política y social similar a la que tiene Cuba en la actualidad y que han logrado algún tipo de éxito económico. Los elementos en común para el despunte de la economía fueron tres pilares al inicio de la reforma: un acelerado abandono de un esquema de planificación centralizada y el paso a una regulación muy activa por parte del mercado; una reforma de precios importante en términos de cómo se forma un precio, y por último un cambio en la estructura de propiedad del país.
«Una reforma económica es una decisión política, de manera que dependerá de factores internos que se mueva en un sentido o en otro. Cualquier cambio económico en Cuba va a llevar tiempo, mínimo de 10 a 12 años, porque hay un problema de estructura muy serio que no puede ser cambiado rápidamente. La solución es aumentar la oferta, pero eso no se logra de inmediato», advierte el doctor Monreal.
La Tarea Ordenamiento: un fracaso estrepitoso
Para Tamarys Bahamonde, uno de los problemas más graves es la introducción y presencia de la moneda libremente convertible (MLC), que ha imposibilitado que el peso cubano aumente su valor y se convierta en medio de pago y de ahorro, lo cual era un objetivo de la Tarea Ordenamiento. La problemática ha introducido distorsiones importantes en el sistema, con las que habrá que lidiar por un tiempo indefinido.
«Hay escenarios de los noventa que se están repitiendo, incluido el de los tipos de cambio. Deben corregirse muchas deficiencias estructurales para poder sacar al país adelante en la próxima década», apunta la académica.
El doctor Pérez Villanueva señala que todos los problemas existentes en el ámbito financiero se deben a la escasa oferta y a su vez a la poca producción. Ni el salario ni la tasa de cambio oficial se corresponden con la realidad.
«La reforma tenía que haber empezado por las pequeñas y medianas empresas, por permitirles importar y por haberles dado créditos. Luego de eso es que debía haberse pasado a esta reforma monetaria tan profunda. Hay que trabajar fuertemente en el tema productivo e implementar todas las medidas posibles que permitan una recuperación de la producción nacional», recomienda el experto.
En palabras del profesor Pedro Monreal, el Ordenamiento fracasó de manera estrepitosa y probablemente el error más grande de arrancada tuvo que ver con no solucionar algo que se había inventado antes: las llamadas tiendas en MLC, creadas en 2019 para evitar la fuga de capitales a través de los cubanos que viajaban a Panamá en busca de mercancías.
«Cuando se establece el Ordenamiento no se hace una unificación monetaria, porque se mantiene un segmento de la economía dolarizado que fue avanzando y comiéndose el mercado de consumo. Las tiendas en MLC dejaron de ser un espacio de bienes suntuosos y pasaron a la venta de alimentos básicos», subraya Monreal.
«El mercado dolarizado en Cuba de tiendas en MLC desconecta la economía interna porque establece una barrera entre la retribución por el trabajo y el consumo que debería estar asociado a esa retribución-trabajo. Este es un elemento serio de incoherencia del sistema», concluye el economista.
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