Los gastos del presupuesto estatal cubano excedieron en más de 30 000 millones de pesos el límite aprobado para 2023, según ha revelado la publicación del Decreto Ley 82 del Consejo de Estado en la Gaceta Oficial este 13 de diciembre de 2023. La norma permite aumentar el límite de gastos y de déficit fiscal aprobado en la Ley 157 «Del Presupuesto del Estado» para 2023 y hace notar que el aumento representa un 44.4 % más de lo planificado en la diferencia entre los ingresos y gastos (el déficit fiscal).

Las leyes del presupuesto del Estado son aprobadas cada año por los diputados en Sesión Ordinaria de la Asamblea Nacional. Fijan el límite de gastos y, sobre todo, el déficit (que es la diferencia negativa entre ingresos y gastos) para que el Estado no los exceda en su gestión anual. Cualquier cambio debe ser aprobado por el Consejo de Estado. El Decreto Ley 82 llega unos días antes de la sesión del Parlamento en la que se debe explicar el desempeño de la economía de 2023 y aprobar el presupuesto para 2024. 

El déficit fiscal no augura buenas noticias para la economía cubana

Durante la Mesa Redonda del jueves 9 de noviembre de 2023, el ministro de Finanzas y Precios se refirió a la crisis económica en Cuba y a los desafíos presupuestarios que la acompañan.

En otras palabras, el Gobierno se excedió en gastos y aumentó la deuda por encima de lo previsto en la ley, por lo que necesita un aval del Consejo de Estado (a posteriori) para que las cuentas entren dentro de la legalidad. Aunque cambiar los números en la ley es la parte sencilla, las implicaciones y el impacto que tiene el exceso en la economía cubana no se puede ajustar con tanta facilidad.

Es normal que el saldo final de lo que se gasta no coincida exactamente con lo aprobado, estimado con un año de anticipación; pero la diferencia entre el gasto planificado y el ejecutado en los años que se ha excedido (2011, 2012, 2014, 2015, 2017, 2020 y 2022) no había sobrepasado los 9 000 millones. El de 2023 es el mayor aumento de los últimos 13 años, con un incremento del 44.4 % de lo planificado, lo que representa un 30.7 % del total de gastos.

Todavía no se sabe en qué se gastó el dinero, pero para entender cuánto significa el aumento, puede ser comparado con los valores ejecutados por el presupuesto de 2022. Por ejemplo, los más de 30 mil millones son aproximadamente la mitad del gasto en servicios de salud (60 541 millones); un poco menos de los gastos totales de la seguridad social (39 968 millones) y mucho más que lo que se dedicó en conjunto a ciencia e innovación, cultura, deporte, actividades productivas, servicios comunales y asistencia social (20 595 millones).

El aumento del monto no es despreciable, significa el 9.9 % de los gastos corrientes (que incluyen tanto la actividad presupuestada como la no presupuestada) y el 8.69 % de los gastos totales (se suman también las inversiones y gastos de capital) previstos para 2023.

Que haya un aumento del gasto no siempre se puede interpretar de forma negativa; sin embargo, en el contexto cubano es muy peligroso porque, al aumentar en la misma proporción el déficit, la diferencia se cubre con emisión monetaria.

Para el economista Ricardo Torres lo anterior significa que el déficit fiscal se mantendrá cómodamente por encima del 10 % del PIB, con lo que se encadenarían cuatro años consecutivos sobrepasando la barrera (lo cual es incompatible con los equilibrios macroeconómicos básicos de una economía). Por otra parte, los incumplimientos en los ingresos dan cuenta de una actividad económica estancada, incluso con retrocesos en áreas importantes.

Presupuesto del Estado en 2020: seguimos endeudados

Con una deuda pública planificada que asciende este año a 11 395, 6 millones de pesos se aprobó en el parlamento la Ley del presupuesto del Estado para el año 2020. Aquí puedes consultar en qué se va a gastar y qué va a ingresar.

Para poner en contexto cuán grave puede ser que se sobrepase el 10 % del PIB, habría que entender que de 1995 a 2014 la economía cubana presentó un relativo equilibrio en el presupuesto del Estado. El déficit fiscal en pesos cubanos promedió un 3 % del PIB. Solamente en 2008 sobrepasó el 5 %. Si bien el indicador macroeconómico no recoge otras expresiones de desequilibrio fiscal, su permanencia en niveles bajos constituyó uno de los factores esenciales para mantener controlada la inflación. Pero desde 2015 las cosas comenzaron a cambiar con valores por encima del 5 % del PIB. En 2017 y 2018 superó el 8 % y en 2020, en medio de la pandemia, llegó al 17.7 %, según datos del economista Pavel Vidal publicados en la revista Columbia Law School.

Además, aclara Torres, las cifras indican que no ha sido posible implementar el llevado y traído Plan de Estabilización Macroeconómica, que debería ser parte de un paquete más abarcador que permita reactivar la economía y contener la inflación.

Vidal recuerda que el exceso de gastos lo pagan las familias que dependen de ingresos fijos en pesos (salarios en entidades del Estado y pensiones que no están indexadas a la inflación). Es el llamado impuesto inflacionario que tiene un costo social muy alto.

Dado que el déficit fiscal se monetiza (se cubre a través de la emisión monetaria), desequilibrios tan abultados solamente pueden ejercer una presión aún mayor sobre los precios y el tipo de cambio en el mercado informal. El escenario que vendrá en el futuro inmediato es uno con niveles de inflación elevados, explica Torres.