Amelia Calzadilla no es la víctima perfecta que un sector de la opinión pública necesita para hablar de la ineptitud de los dirigentes. Amelia, según cuentan en las redes sus supuestos vecinos y personas allegadas, duerme con aire acondicionado y por eso su tarifa eléctrica es tan elevada.
Para ser víctima de la mala gestión del Gobierno cubano, Amelia está obligada a cumplir unos determinados estereotipos para que tenga permitido quejarse adecuadamente: quizá tenga que vivir en la miseria, o no tener ni una lámpara “de la tienda” en su casa.
Y es que Amelia, en sus transmisiones a través de Facebook, no se ha presentado como víctima, o al menos no como la víctima que muchos necesitan para tomar como válidos sus reclamos. Porque para participar en política y alzar la voz, no es necesario ser víctima de algo, hay que ser ciudadano, no más; aunque eso convierta a Amelia en blanco de un poder indolente y totalitario como el cubano.
El siguiente video de opinión reflexiona sobre la protesta de una madre cubana en redes sociales y sobre el derecho a protestar en Cuba, de manera general. ¿Se puede normar el derecho a la participación? ¿La participación pública es selectiva en la isla?
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