El jueves 17 de octubre de 2024, más de la mitad de Cuba estuvo sin electricidad, según los datos de la Unión Eléctrica (UNE). Fue el día con menor generación eléctrica reportada en el año. En la misma jornada, el primer ministro Manuel Marrero apareció en televisión nacional para abordar la «emergencia» energética en una transmisión que se retrasó por «dificultades técnicas».

En su intervención, Marrero negó que el país se encontrara en un «abismo sin fondo», aunque reconoció la gravedad del problema que atribuye a la falta de combustibles y al mal estado de la infraestructura del Sistema Electroenergético Nacional (SEN).

Mencionó que el Gobierno tiene un «plan» para «maximizar la producción de petróleo cubano» y recuperar la generación de energía en las termoeléctricas que lo utilizan, como Felton y Guiteras. El objetivo anunciado por Marrero es también ingresar divisas con la exportación de este recurso e importar insumos para la recuperación del SEN. 

El programa de contingencia contempla, además, incrementar la participación de fuentes de energía renovable —una estrategia que las autoridades llevan años anunciando—. El director de la UNE prevé que para el próximo verano el país llegue a generar 600 MW diarios a partir de esas fuentes y reducir así la dependencia de la generación móvil (patanas) y el diésel. 

¿El Gobierno puede generar los 2 000 MW de energía solar que prometió?

El ministro de Energía y Minas de Cuba, Vicente de la O Levy, anunció en marzo de 2024 que el gobierno cubano planea instalar 92 parques solares fotovoltaicos, con la esperanza de producir 2 000 MW. El programa tiene una serie de desafíos, incluyendo interrogantes sobre la financiación y la factibilidad.

Según Marrero y López Valdés, uno de los mayores problemas que enfrenta el sistema es «el exceso de demanda». 

López Valdés informó que, además del horario pico (entre las siete y las nueve de la noche), el consumo aumenta en horas de la madrugada, supuestamente por el uso de los aires acondicionados. «En 2024 han entrado al país más de 100 000 equipos de clima, que deberían regularse a 24 grados», dijo el director de la UNE. 

Otra de las causas del aumento de la demanda es el uso de equipos eléctricos para la cocción de los alimentos, sumado a la inestabilidad en la distribución del gas licuado (GLP). En días recientes, el ministro de Energía y Minas, Vicente La O Levy, informó que el barco con ese combustible solo había podido ser descargado con retraso y de forma parcial, por falta de pago a los proveedores. «Llegó el barco y nos costó trabajo poder contar con los recursos financieros para que se pudiera bajar la mercancía», confirmó el primer ministro el 17 de octubre. 

Reducir el consumo

La disminución del consumo es una retórica recurrente del Gobierno. La comparecencia televisiva de este jueves no fue la excepción, de ahí que llamaron a tomar «medidas excepcionales». Lo anterior se traduce, en principio, en apagar las instituciones y empresas que no resulten «imprescindibles». La estrategia incluye pasar a la modalidad de teletrabajo en ciertas instituciones ―incluidas las asambleas municipales del Poder Popular― y empresas de diferentes rubros, suspender clases, actividades recreativas y culturales, y activar las Zonas de Defensa.

Entre las propuestas de los funcionarios también está que los ciudadanos adquieran sus propios sistemas solares fotovoltaicos. Pero, ¿cuánto cuesta un panel solar? En octubre de 2023, la empresa estatal Copextel anunció que vendería equipos de 1 KWP de potencia por un valor de 55 000 CUP. En el mercado informal se cotizan en 4 000 y 5 000 USD, según la potencia. 

El salario medio en Cuba ronda los 4 648 CUP, equivalentes a 14.30 USD ―de acuerdo con la tasa representativa del mercado informal con fecha del 17 de octubre de 2024― por lo que se trata de equipos cuyo costo estaría fuera del alcance de la mayoría de los cubanos en la isla. 

Asimismo, López sugirió extender —y exigir— el uso de fuentes renovables a «todo el que haga inversiones».

Para el sector privado también se anunció una subida de las tarifas de electricidad porque «generan riqueza y tienen dinero para pagar». «Muchas de las FGNE son altos consumidores y están pagando tarifas subsidiadas, sin un plan y sin un control», agregó Marrero. 

Nuevas tarifas de electricidad en Cuba. ¿Afectan a consumidores residenciales?

La Gaceta Oficial de la República, en su edición extraordinaria número 10 del primero de marzo de 2024, ha hecho oficial el aumento anunciado por las autoridades.

Sin embargo, el primer ministro no aportó detalles sobre la ejecución de la medida, excepto que sería una tarifa más elevada que la del sector residencial y que debe entrar en vigor este año.

Ni Marrero ni el director de la UNE presentaron una estrategia que alivie de forma inmediata los apagones de más de 12 horas que sufre la ciudadanía. Por el contario, López dijo que las soluciones vendrían «paso a paso» y solo se verán resultados «a medio plazo». 

López se refirió en particular al estado técnico de dos de las principales termoeléctricas del país: Felton y Guiteras. Ambas plantas necesitan un mantenimiento «ligero», que tomará varios días, apuntó el directivo. Sin embargo, también reconoció que uno de los bloques de Felton lleva más de dos años fuera de servicio por una avería. 

En las comunidades

En el municipio Plaza de la Revolución, en La Habana, este jueves se suspendieron «todos los servicios que no resulten vitales y que generen gastos de energía», con excepción de centros esenciales como hospitales y de elaboración de alimentos. También se suspenden las clases hasta el lunes, y las discotecas y locales de diversión y esparcimiento permanecerán cerrados.

La emisora Radio Rebelde compartió una información similar a nivel nacional. «Solamente el personal indispensable en los centros de trabajo», añadió la publicación.

Desde el miércoles, autoridades de la provincia de Camagüey, en el centro del país, anunciaron que trabajaban «para garantizar servicio por espacio de tres horas aproximadamente». En la provincia Las Tunas empezaron a distribuir carbón para la cocción de alimentos, especialmente en asentamientos urbanos.

En agosto de 2024, Food Monitor Program alertó sobre el incremento de la inseguridad alimentaria asociada a los contantes apagones. Muchas familias perdían los escasos alimentos que lograban conseguir por la falta de refrigeración y no disponer de medios de cocción.

Mientras los funcionarios hablan de medidas para «resistir», en las redes sociales la ciudadanía habla de colapso.