—¿Ya viste «Desafíos»?

—Tengo unos cuantos. Ahora mismo intento entender lo que se dijo en la reunión del Consejo de Estado: «El seguimiento estricto, el control y la evaluación de cada una de las acciones incorporadas al cronograma del proceso de implementación de las proyecciones de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en 2024 sigue siendo la prioridad de trabajo». No sé si cada día me pongo más bruta y mi prioridad es pasar trabajo, pero tengo entendido que cuando una economía se reimpulsa, es que camina despacito, pero hacia adelante. La nuestra no para de ir hacia atrás.

—Te veo distorsionada, pero te corrijo: «Desafíos» es un programa online que en su perfil de Facebook transmite el ministro de Transporte.

—El otro día me recogió en su carro. En el trayecto explicó por qué da botella mientras conduce o se desplaza en un vehículo oficial. Profundizó en «las razones políticas, éticas y humanas que hay detrás». Mientras lo decía, pensé en la cantidad de funcionarios que fueron a esa reunión en el Consejo de Estado, y a otros cuantos encuentros que acontecen a diario para «incorporar acciones». Si cada uno de ellos pensara en la cantidad de gente que van detrás en este carro…

—En su programa argumentó sobre el transporte urbano en La Habana. Desde noviembre las terminales de los ómnibus «anaranjados» y «azules», así les llaman, han recibido menos del cincuenta porciento de combustible del que necesitan para mover las raquíticas doscientas cuarenta guaguas que están en explotación.

—En explotación estamos nosotros. Porque para las actividades políticas no falta el transporte. El otro día tuve que sumarme a un trabajo voluntario que se hizo en el Cotorro. No podía hacer otra cosa si quería visitar a mi madre.

—¿Para llegar allá qué te sirve: una ruta principal o una alimentadora?

—Alimentadora. Cada vez que decido ir a verla tengo que llevarle una jaba. ¿Y cuál es la diferencia?

—Ninguna. Todas tienen más de seiscientos mil kilómetros de uso. En el 2023 hubo una disminución de 45 millones 94 mil 600 pasajeros. Para los diez millones que somos, quiere decir que solo dejé de dar cuatro viajes y medio.

—Peor están los del Plan Turquino. Las rutas de montaña o de difícil acceso tienen en Baracoa una frecuencia de quince días, algunas de hasta un mes.

—Hay que repoblar las lomas. En algo se entretendrán si no pueden salir de allí.

—Y algo habrá que hacer para repoblar la capital. La cantidad de gente que se va…

—Menos mal que las compañías aéreas internacionales no han tenido que corregir distorsiones. Cubana de Aviación va a apoyarlas con los dos aviones que nos reparó Rusia.

—¿Dijo algo el ministro sobre el bloqueo de China? Nos cerraron las puertas de la Yutong.

—De eso no se habla. Se las cerró el Gobierno porque no le paga.

—A nosotros tampoco. Que abra alguna puerta y que sea la de subir. La de bajar la abren los apagones. ¿Habló el ministro de ellos?

—No es su perfil. Pero algo habrá afectado el déficit de energía en las terminales. «Los pañoles están desprovistos de herramientas. No hay gatos para levantar los ómnibus», se dijo en «Desafíos». Sabrá Dios adónde fueron a parar.

—Cuánta penumbra en esos paraderos. A propósito: ¿hay luz en el camino del transporte urbano?

—No parece. Alegan que un ómnibus articulado viene saliendo en unos doscientos mil dólares.

—Lo que cuesta una habitación del hotel de 23 y K. El país prioriza inversiones más importantes. Las referentes a nuestra movilidad fueron interrumpidas en el 2018. 

—El Ministerio de Transporte proseguirá poniendo miras en «el trato, la información, la sensibilidad, y en tener canales de retroalimentación con las personas», siempre «verificando las fuentes, confirmando la información y analizando el contenido». Tendremos que acostumbrarnos a la frecuencia de hasta cinco horas con que circularán los ómnibus.

—Quédate atrás del señor que está recostado en la parada.