Orlando Romero, Orlandito para los amigos, nació con artrodiposis y pie varoequino. Le han realizado catorce operaciones en los pies (siete en cada uno) y presenta malformaciones congénitas en las manos. Sin embargo, no ha dejado que su vida sea una historia de hospitales. Con mucha fuerza de voluntad se ha encaminado entre el arte y el deporte. A los 14 años descubrió que tenía habilidades para dominar el balón.
“Viendo el Mundial de fútbol de Sudáfrica 2010 comencé a dominar el balón e hice muchos toques seguidos y lo tomé con seriedad. Comencé a entrenar con mi fisioterapeuta Enrique García, y ya he realizado tres récords mundiales para atletas convencionales”, dice.
“En 2011 en Varadero hice el primer récord de resistencia: 3 horas y 15 minutos dominando el balón sentado, sin apoyo de las manos. En Santa Clara en 2014 rompí ese record y lo llevé a 3 horas y 25 minutos. Hace apenas un mes varié y realicé por primera vez uno de velocidad.
El que existe en Cuba es de 156 toques al balón en 30 segundos y realicé 178 toques. No tenemos información de otro discapacitado en el mundo que realice estas marcas de atletas convencionales”, comenta sin esconder el orgullo.
“La preparación es muy fuerte. El de resistencia lleva entrenar tres meses y el de velocidad un poco menos de tiempo pero más intensidad. Lo fundamental es hacer muchos abdominales porque mi modalidad es sin apoyo de las manos”, explica.
Su voluntad no se detiene y ya tiene en mente otras marcas impresionantes.
“Quiero nuevamente mejorar el de resistencia. En el futuro quisiera incluir el de mayor tiempo sosteniendo el balón con la tibia, 10 o 15 minutos, sin que caiga al suelo, y otro de velocidad pero en un minuto”. Sin embargo, oficialmente nada de esto existe. Sus hazañas no han sido homologadas.
“A nivel nacional se necesita un buen apoyo de las personas implicadas en hacer los trámites para que Guinnes reconozca las marcas y por el momento no lo he recibido. He invitado a las autoridades pertinentes pero no han asistido. Desgraciadamente el apoyo no lo he tenido”, asegura.
Cuando el dominio del balón demanda descanso, entonces en Orlando toma espacio el pintor.
Desde pequeño sentí esa curiosidad de poder expresarme a través de las artes plásticas”.
“Muchos profesores me ayudaron aunque ha sido prácticamente de manera autodidacta”, explica. No le ha ido mal, ya hasta tuvo una primera exposición en la Galería de Artes Visuales de Santa Clara.
“Esta exposición habla mucho de mi vida, mis creencias. Después quizás pinte algo que se distancie de mí pero esta tiene mucho que ver con mi vida por eso le puse por título Autorretrato: todo en una imagen. Está compuesta por unos veinte cuadros. Mi familia me ayuda mucho para conseguir los materiales porque todo es óleo sobre lienzo y los materiales se encarecen”.
“Quisiera seguir exponiendo mis cuadros y superándome en mi pintura, que gane más riqueza artística y que el mérito no llegue únicamente porque son pintados con los pies sino porque son buenos como cuadros”, afirma.
Y se empeña en más. Ahora también lidera un proyecto comunitario.
“El Proyecto se llama La Esperanza y es para animar a otras personas y darles confianza en que sí se puede alcanzar todo lo que uno se proponga. Al grupo de trabajo que me ayuda: mi entrenador, médico y psicólogo y a mi se nos ocurrió pensar en este proyecto”.
“Por estar discapacitado no tengo por qué quedarme estático en solo lugar. Me gusta siempre superarme, tanto en la pintura como en el dominio del balón. Sueño con alcanzar un record mundial o al menos un reconocimiento de mi país”.
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