—Mima, te estoy llamando rapidito. No salgo de una para entrar en otra.
—¿Sigues en el mismo alquiler?
—Qué remedio, todo está carísimo.
—¿No hay renta en el Cotorro?
—¿En serio? ¿Venir de Mameyal a estudiar a la Colina para alquilarme tan lejos?
—Es que la cosa está muy buena en tierras de Antillana. Leí que presentaron una «Estrategia de Desarrollo Económico y Social del Cotorro hasta el año 2030», la cual cuenta «con un amplio plan, a partir de sus potencialidades».
—Potencialidades hay en todas partes. ¿Tú no oyes al presidente?
—¿Le cambiaron el teleprompter? Me juré no oírlo más hasta que no le arreglen el aparato ese. Me da una lástima verlo improvisar con las tarjetas de cartón…
—¡Te vas a caer para atrás cuando te diga que lo he tenido cerca varias veces!
—¡¿Te hizo algo?!
—No me entendiste, mima: participé como delegada en el «Taller de trabajo político e ideológico de las universidades cubanas».
—Tengo razón entonces. Tú ten cuidado, eso se pega.
—Fue hermoso. Déjame decirte que «Las universidades pueden conducir el camino hacia un futuro y transformar la realidad».
—Para transformar esta realidad hay que convertir en instituciones universitarias hasta los círculos infantiles.
—No seas pesimista, chica, que «así resumió Díaz-Canel el corazón de las ideas que circularon durante la clausura». Ese tipo está como el Taller: en talla. Precisó que «se deben concatenar las prioridades del Partido con los procesos de las casas de altos estudios y los pilares de la gestión de gobierno».
—¿Cuando dijo «pilares de la gestión de gobierno» estabas cerca? ¡Tienes que cuidarte, mi niña!
—Hubo cosas más profundas. ¡A que no sabes que «existen jóvenes dispuestos a quedarse en Cuba para asumir los retos» y que «en las universidades cubanas se continúan construyendo revoluciones»!
—Tú, que eres de las pocas que se quedarán en Cuba, ¿no aprovechaste para pedir que en este batey construyan al menos una revolución?
—Eso vendrá poco a poco, mami. «Se requiere crear una cultura de ciencia e innovación en los profesionales, ponderar la investigación en función de resolver los problemas de la sociedad y desarrollar actividades extensionistas».
—Aquí lo único extendido fue aquel picadillo de los noventa que ya quisiera uno que vuelva a la bodega.
—No puedes pensar solamente en nuestro batey. «Fortalecer la unidad desde la participación en los procesos de formación permitirá derrotar el egoísmo. La unidad se fortalece participando. Participando enfrentamos los retos, enfrentamos los desafíos. Participando nos conocemos mejor. Participando nos estrechamos más. Participando proponemos, criticamos. Participando implementamos. Participando controlamos. Participando valoramos los resultados. Y cuando se tienen victorias por el aporte de todos, estamos generando unidad».
—Por «participar» en lo del 11 de julio, a tu primo se lo llevaron para la «Unidad», acusado de «generar» desorden. Mira donde está todavía.
—Eso le pasó por no sumarse a tantas actividades lindas que genera el presidente. ¿Sabes dónde estuve también?: en la acampada por el Grito de Baire, bajo las sombras de los árboles de las montañas de Los Negros, en la Sierra Maestra.
—¡¿Y te pasó algo?!
—Qué va a pasarme, mima, si Canel tiene más guardaespaldas que Trump.
—Es que oí en la tribuna antimperialista de Guantánamo que están «dispuestos a irse otra vez al palenque». Vienes tú y mencionas gritos…
—¡Mima, por favor! El «Grito», porque así lo nombra la Historia, esa en la que según el mandatario cubano «están las respuestas para nuestros problemas».
—Que le pregunte a Céspedes cuántos meses va a estar parado.
—El Padre de la Patria no paró. Aun en las condiciones de presidente depuesto, hizo muchas cosas en San Lorenzo.
—Muchas más que las que ha hecho el actual presidente.
—¡Suéltalo ya, mami! Canel defendió en el Taller de la Ñico López «una formación integral con contenido ideológico sólido, adaptada a los tiempos, que inspire y motive a las nuevas generaciones, manteniendo a Cuba como un faro de esperanza para el mundo».
—¡¿«Faro de esperanza para el mundo»?! ¡¿Con qué luz?! Cuando te mencioné a Céspedes, hablaba precisamente de la termoeléctrica.
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