Cuando la llamada «Liga Élite» de la pelota cubana va apagando las luces de su fase clasificatoria, todo indica que los Cocodrilos de Matanzas —con sus exligamayoristas al frente (ninguno oriundo de esa provincia)— encabezarán la tabla y la estadía en las semifinales del torneo beisbolero.

Esta semana, los líderes de la liguilla que nombraron de élite —pero está muy lejos de serlo— protagonizaron un suceso inédito en un partido de béisbol contra Industriales, al alinear a tres jugadores que pasaron por el sistema profesional de Grandes Ligas en el béisbol estadounidense.

Matanzas combinó en su line up al jardinero camagüeyano Dariel Álvarez, ex de los Orioles de Baltimore; al avileño y designado Rusney Castillo, ex de los Medias Rojas de Boston; y al infielder Erisbel Arruebaruena, ex de los Dodgers de Los Ángeles en las Ligas Mayores de Béisbol (MLB).

Con la tríada —aunque en decadencia— en la alineación roja-amarilla de los Cocodrilos en la liguilla invernal cubana, algunos aficionados calificaron de «abusivo» el actuar de los occidentales. Tanto así que el mentor de los matanceros, Armando Ferrer, salió a dar explicaciones a los medios de la oficialidad.

En conversación con Radio Rebelde, Ferrer explicó que él como mánager no llamó a nadie para que se incorporara a los Cocodrilos para la II Liga Élite.

Ecos del enésimo fracaso de la pelota cubana

Con una calidad tan baja en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023, parecía el «ahora o nunca» de Cuba para recuperar el título panamericano y ni eso pudieron hacer.

«Los que han venido se han comunicado conmigo y les he dicho cuáles son las condiciones para regresar, tanto a la Liga Élite como a la Serie Nacional. Lo otro es que ellos salieron por su cuenta y tienen el derecho como cubanos a volver a su país», comentó.

Ferrer añadió que no era un secreto que «la presencia de estos peloteros hace que se eleve la calidad de nuestro béisbol, porque, aunque no están activos en Grandes Ligas llegaron a ese nivel y tienen mucha experiencia que aportarles a los más jóvenes».

El mentor matancero sabe que es el «gran favorito» en esta serie invernal de pelota gracias al refuerzo de los exligamayoristas, más otros jugadores con experiencia en la liga nipona, pero no por ello tiene presión para titularse.

«El béisbol no es un problema de nombres, sino de hombres en el terreno (…). Te puedo asegurar que no tengo ninguna presión», sentenció.

Para el oficialismo, casos como el de Matanzas —que incorporó exjugadores de Grandes Ligas y otras series profesionales del Caribe— deberían multiplicarse y no les falta razón. Creo lo mismo, aunque ahora lo anterior provoque la desigualdad actual entre los contendientes de la lid. 

Pero el problema no es de los Cocodrilos, es de la mala gestión del resto de los equipos. ¿O es que acaso no pueden hacer lo mismo?

Dada la bajísima calidad de lo que queda de talento dentro de la isla, algunos peloteros más fogueados que necesitan mantenerse en forma para conseguir contratos internacionales —como lo están haciendo hoy Castillo, Álvarez y Arruebaruena— bien pudieran ser llamados a más equipos.

El reportero deportivo de Juventud Rebelde Norland Rosendo opinó esta semana al respecto en su perfil de Facebook que los peloteros exligamayoristas eran bienvenidos a la liguilla invernal porque contribuyen a la «calidad y espectáculo» del torneo.

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Solo queda esperar por el «play ball» de la final de la 62 Serie Nacional, con perspectivas nada halagüeñas para la venidera campaña; pero del «lobo un pelo» y al pueblo al menos «circo» porque ni pan tenemos.

«Merece elogios que algunos cubanos radicados fuera de la isla hayan decidido venir a jugar en su país, para su público y a pesar de que el torneo dista muchísimo de lo que debiera ser (…). Esperemos que no sean los únicos. Bienvenido todo lo que pueda contribuir a ese propósito por el presente y el futuro de nuestro deporte nacional que agoniza en estos tiempos de resultados mediocres», escribió.

En efecto, los exligamayoristas de Matanzas no debieran ser la excepción, sino la regla en un torneo que no tiene compromiso alguno para desarrollar jugadores; pues para eso está el «temporalmente desaparecido» torneo Sub-23 o la Serie Nacional.

Para otro reportero oficialista de Cubadebate, Joel García, el «caso Matanzas» debe «ser el futuro» de la pelota cubana y, agregó, el mentor Ferrer tomó «las señas bien claras, lo cual lamentablemente no sucede con otras provincias».

«Matanzas es cierto que puede tener un trabuco hoy. Sin embargo, no es privativo de ellos, otros equipos y territorios están abiertos a tenerlos igual. ¿Por qué no lo han hecho?», cuestionó.

Sucede que la llamada «Liga Élite» sigue siendo un experimento de los federativos del béisbol cubano que no acaba de tomar forma y mañana puede cambiar de reglas. Lo que hoy es plausible, mañana puede ser condenado. Así es la Cuba de estos años.

Por lo pronto, el resto de los equipos de la Serie Nacional deberían ponerse las pilas para la próxima campaña y realizar llamados a «diestra y siniestra» de peloteros cubanos que en el exterior puedan requerir de preparación en activo y de una vitrina para posibles «cazadores» y contratos. El «caso Matanzas» y sus exligasmayoristas debería ser la norma.

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