La moneda libremente convertible es el dólar virtual. Foto: Yandry Fernández.
La MLC contraataca
23 / mayo / 2022
El Gobierno cubano anunció la posibilidad de vender moneda libremente convertible (MLC) al sector privado y a los ciudadanos (más adelante), a un precio superior a la tasa oficial (1x24) e inferior a la del mercado informal (1x125). Con ello, las personas vinculadas con el sector no estatal podrán comprar insumos y hacer gastos asociados al funcionamiento de sus negocios, y el resto de la población podrá comprar bienes de consumo.
La MLC es la contraparte dentro de Cuba de un dólar del que dispone el Gobierno en un banco en el exterior. Es decir, por cada MLC que hay hoy en una tarjeta nacional, hay (o hubo) un dólar en un banco extranjero que el Gobierno cubano puede gastar (o ya gastó). Por tanto, para poder vender suficiente cantidad de MLC y, suponiendo que se mantenga la proporción 1 a 1 como regla, la Administración de Díaz-Canel debe tener suficiente divisa (saldo en dólares) fuera del país.
Al mismo tiempo, como el peso cubano no tiene convertibilidad fuera de Cuba, ni es moneda de pago en operaciones internacionales, las fuentes potenciales de divisas son: la exportación de bienes y servicios, las remesas y el turismo.
Luego, sin una nueva oleada de presidentes de izquierda en América Latina, la exportación de servicios médicos no despegarán, así como tampoco la de vacunas, debido a la ausencia de demanda. Dichas vacunas, además, se enfrentan a una fuerte competencia internacional, sobre todo en términos de publicidad: aún no han sido aprobadas por la OMS y la presentación de resultados cubanos ha tenido retraso.
La producción escasa de la industria nacional tampoco despegará, a juzgar por la distribución de inversiones asociadas. Hemos visto cómo se favorece de manera desproporcionada la construcción de hoteles (casi 1 500 millones de USD en dos años, frente a, por ejemplo, la agricultura, que ha caído en un 11 % a precios constantes).
Por su parte, la llegada de turismo internacional parece que no tendrá su salto de crecimiento. Si bien el Gobierno espera 2.5 millones de visitantes en 2022, el turismo mundial está lejos de ser lo que era antes de la pandemia. Prueba de ello es que la cantidad de llegadas durante el primer trimestre del año en curso fue de 313 908, y aunque las autoridades cubanas proyectan la millonaria meta de arribos, Cuba ni siquiera se encuentra entre los 5 países que lideran al recuperación del turismo para el verano.
Por último, el envío de remesas aún no ha despegado.
¿Con qué cuenta el Gobierno entonces para, de pronto, garantizar una oferta de MLC destinada al sector privado y a los ciudadanos? Para tener esa oferta, haría falta ser el país próspero que no somos: más producción, exportación, estabilidad económica.
Lo que ya pasó
La primera aparición del peso cubano convertible (CUC) se inició como un espejo del dólar. En las tiendas se compraba con el CUC y el Gobierno recaudaba dólares (a través del mercado cambiario). Por cada CUC en circulación, el Gobierno tenía un dólar. Durante un tiempo todo iba, más o menos, pero iba. La cantidad de CUC circulante era señal de la cantidad de dólares de los que dispuso en algún momento el Gobierno.
Pero, al igual que Nixon cuando la guerra de Vietnam, que empezó a imprimir dólares sin respaldo en oro (y se formó), en algún momento el Gobierno cubano cambió la relación entre nuestro oro (el dólar) y nuestro dólar (el CUC): empezó a imprimir y a asignar CUC a empresas estatales sin tener respaldo en dólar, y así nació el CUC fiduciario.
Los resultados fueron desbalances monetarios, problemas operativos de las empresas, incapacidad de renovar ciclos económicos. Todo asociado a la inconvertibilidad del CUC.
En el país de hoy, donde todo está muy caro para los salarios estatales y privados, y además resultan difíciles de conseguir los bienes de consumo, el Gobierno decide vender MLC.
Si el Gobierno no tiene suficiente para crear oferta de, por ejemplo, leche en polvo, y resulta evidente que tiene escasez de divisas para abastecer el mercado interno, ¿va a tener para vender MLC con respaldo en dólar a los privados? La respuesta, matemáticamente, puede ser una. La única forma de vender MLC al sector privado o a consumidores, en el estado actual de la economía, es creando MLC fiduciaria.
Por tanto, si hoy el Gobierno decide ignorar la hasta ahora respetada proporción de 1 a 1, empleada con la MLC, y aumentar la oferta de MLC sin aumentar las divisas reales (USD), la economía cubana pasaría a tener MLC fiduciaria. Con ello vendrán todos los problemas asociados a la inconvertibilidad de la MLC. Eso lo vivimos con el CUC, y terminamos «ordenándonos».
¿Con qué dólar?
La existencia de MLC fiduciaria no está basada solo en la emisión de una mayor cantidad de MLC. Basta con que un dólar que haya recibido el Gobierno, vía remesa a ciudadanos, no se destine a crear la oferta correspondiente en la que se gastaría la MLC de contraparte, que va a manos del ciudadano.
Por ejemplo: si, en el caso cubano de escasez de bienes en CUP y en el que la MLC solo sirve para ir a tiendas en esa moneda, a Juan le mandan 100 MLC en remesas, y el Gobierno, en vez de destinar ese monto a crear oferta, invierte el USD de contraparte en la construcción de hoteles o paga una deuda de otra empresa estatal o militar que incumplió con un socio extranjero o proveedor, se crea la MLC fiduciaria.
Así, cuando el monto de miles de dólares en remesas se destina a algo diferente de la compra de los bienes en los que serán gastados las remesas, estamos ante miles de MLC fiduciaria (la ausencia de respaldo consiste en que no se tiene el dólar para poner la oferta que se pagará con MLC).
Si se tiene en cuenta que las tiendas cubanas no están precisamente llenas de productos ni en suficiente variedad (las tiendas en CUP producen daño sicológico y las de MLC tampoco están abarrotadas), y que las remesas han sido la principal fuente de divisas, sobre todo si no existen exportaciones de peso y el turismo no levanta, se tienen razones para inferir que de la principal (mayor) fuente de divisas del Gobierno (remesas) se destina dinero para otros gastos, creando la MLC sin respaldo en dólar.
Por tanto, el Gobierno crea MLC fiduciaria casi de manera natural. Por eso hay escasez en las tiendas en MLC. Sobre todo porque, dadas las restricciones legales en cuanto al tamaño de las pymes, su distribución sectorial y la escasez de factores de producción —financiamiento, insumos, tecnología— que enfrentan, estas tampoco podrían cubrir, en el escenario actual, la escasez.
De lo contrario, habría oferta suficiente, en una mejor correspondencia con la demanda.
Resultados
Los efectos del financiamiento al sector privado con MLC fiduciaria pueden ser tres, no excluyentes entre ellos, y darse de manera simultánea en diferentes combinaciones.
- La diferencia entre tasas de cambio privilegia a los que tienen acceso a ambas tasas. En el caso de Venezuela, hay una experiencia de enriquecimiento por esta vía, a través de la que un grupo de empresarios (en complicidad con funcionarios) vendieron dólares en el mercado informal para, con esos bolívares, comprar una mayor cantidad de dólares gracias a la tasa oficial. Dado los antecedentes de corrupción en la sociedad cubana actual, así como el escenario propicio para ello (salarios insuficientes y falta de control público sobre la gestión de las empresas estatales y militares), hay fuertes razones para suponer que una nueva tasa de cambio para privados, por debajo de la informal, propiciará la corrupción. Independientemente de la magnitud que pueda tener el fenómeno, representará la creación de una riqueza artificial, sin un correlato en la creación de verdadera riqueza social (bienes de consumo).
- Los privados tendrán mejores precios para comprar la MLC, por lo que aumentarán su demanda de bienes de consumo en esa moneda, así como de otros insumos importados o con componentes de importación (plásticos, metales, telas, tintes, etcétera). Como demandantes, competirán con ciudadanos y con las propias empresas privadas, respectivamente. La competencia del privado con el ciudadano por los alimentos (manteniendo los mismos niveles de oferta total de bienes, debido a la falta de divisas) solo puede traer un aumento de la escasez y el encarecimiento del producto final; es decir, la falta del pollo crudo, para aumentar el pollo elaborado en restaurantes, por ejemplo.
- En un contexto en el cual el discurso gubernamental insiste en la integración de los sectores estatal y privado, comienza una aparente expansión de contratos entre ambos: prestaciones de servicios, compra de bienes, alquileres de locales, capacitaciones.
Un aumento de la MLC en manos de los privados prepara el terreno para que, como hacen algunas empresas estatales, cobren al privado en MLC también. La medida significaría un empujón para las empresas estatales que se inserten en esa lógica, que incluye una alternativa de rescate a aquellas irrentables.
Si bien la MLC obtenida por empresas estatales no significa su acceso a divisas reales, sino que dependerá de la disponibilidad del Gobierno y de los topes de asignación, será una inyección de ingresos a su contabilidad, y representará un recurso que pueden traducir en utilidades retenidas y ayudas (módulos de estímulo, por ejemplo) para sus trabajadores.
Lo cual, dicho sea de paso, también pone en jaque el acceso a bienes de consumo de ciudadanos que reciben remesas, en tanto empresas estatales compren a las importadoras o comercializadoras una parte de los bienes que serán vendidos en las tiendas en MLC.
En pocas palabras, el último resultado es la posible descentralización de la asignación de MLC a un número de empresas, para que sea una competencia entre estas.
Conclusiones
El Gobierno implementará una medida económica que, ante la escasez, parece proponer el funcionamiento de los agentes económicos como si no existiera escasez de divisas, a partir de la puesta en circulación (que se sepa hasta hoy) de MLC sin respaldo en dólar.
El resultado más probable, de no ocurrir un shock de divisas —como resultado, por ejemplo, de las nuevas medidas de la Administración Biden hacia Cuba—, será la creación de MLC fiduciaria para redistribuirla.
El único beneficio real posible en términos de abaratamiento del costo de la vida sería que la medida sirviera para financiar un boom de la producción de bienes de primera necesidad, dígase la agricultura.
Sin embargo, esto último está bien lejos del discurso, de los mecanismos de transmisión de la economía, así como de los instrumentos de política empleados por el Gobierno.
Estamos ante una medida de acomodamiento, no de crecimiento armónico ni orientada hacia el bienestar de las mayorías. A no ser que ocurra un aumento significativo de las divisas en manos del Gobierno, pero ese es otro escenario.
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