La prensa en Cuba. Foto: Julio Batista
Newton y la Ley de Prensa: por qué y para qué una propuesta ciudadana
8 / enero / 2018
“Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él”, enunció Isaac Newton en su primera ley del movimiento. Es un principio no solo válido para la física mecánica, también aplica a muchos aspectos de la vida social, entre ellos, la prensa.
El trabajo de los medios en Cuba y los derechos relacionados con la comunicación, han sido criticados por periodistas, dirigentes y ciudadanos. Entre los problemas más recurrentes de la prensa se encuentran los vacíos informativos, el secretismo, la falta de debate y de pluralidad de criterios, la ausencia de periodismo de investigación, el distanciamiento respecto a la agenda pública, el triunfalismo.
A esto se suman las deficiencias en los procesos de rendiciones de cuentas de las instituciones públicas, el limitado acceso a la información, la falta de transparencia y otras cuestiones que atentan contra los derechos ciudadanos de comunicación e información.
Utilizando el pensamiento newtoniano, podríamos equipar esa situación con un cuerpo inerte y vetusto que pesa sobre las espaldas de un país que se ha propuesto construir un socialismo próspero y sostenible. Una quimera si lo pretende hacer sin un modelo y prácticas comunicativas más participativas, ágiles y democráticas.
Pese a variados intentos —que incluyen discursos, críticas y autocríticas, mejoras tecnológicas y otras acciones menores— aún no se ha encontrado la forma de sacar ese cuerpo de dicho estado de reposo.
Sobre todo dentro del gremio periodístico, desde la década de 1980, algunos pensaron y propusieron que una de las fuerzas capaces de lograr dicho movimiento sería una Ley de Prensa y al parecer, fue una solución aceptada. Sin embargo, en 2018, dicha Ley no pasa de ser un misterio, incluso, entre los más enterados.
Según el artículo 88 de la Constitución cubana, los lugares desde los que podría aplicarse “la fuerza” para echar a andar la Ley “que moviera el cuerpo” son ocho: los diputados de la Asamblea Nacional y sus comisiones, el Consejo de Estados y de Ministros, las Direcciones Nacionales de las organizaciones sociales y de masas, el Tribunal Supremo Popular, la Fiscalía General de la República y los ciudadanos.
Según sus propios datos, la Asamblea Nacional tiene actualmente 23 diputados que están o han estado vinculados directamente al trabajo de los medios de comunicación. Desconozco que alguno se haya pronunciado —al menos con éxito— por la formación de una comisión que desde esa instancia trabaje en la Ley de Prensa o Comunicación.
La Dirección Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) participó junto al Partido, de manera bastante cerrada, en la redacción de unas guías generales; pero actualmente no se sabe en qué quedó el tema ni se le ha informado a su membresía. Los Consejos de Estado y de Ministros tampoco enseñan cartas, y para la Fiscalía y el Tribunal Supremo parece que esto no entra dentro de los temas de su competencia.
En fin, que solo queda una vía, legal —para quienes apuesten por una fuerza que ayude a avanzar, no a despeñar— y esa es la iniciativa ciudadana. Por eso, desde el Laboratorio de Ideas Cuba Posible, se ha lanzado un grupo de Fundamentos para una Ley de Información, Comunicación y Medios cuyo objetivo es constituirse en una plataforma mínima de debate entre todos los interesados.
¿Por qué? Porque las leyes deben construirse colectivamente desde la base, con la implicación activa, real y sincera de todos los sectores de la sociedad, de los ciudadanos y no solo de las instituciones que “representan” a los ciudadanos. Y también, para que en el caso de que la ley “venga de arriba”, como casi siempre sucede, tengamos ya un conocimiento construido que nos permita analizarla críticamente y no levantar las manos —si fuera sometida a consulta, como debería ser— para aprobar por unanimidad algo que no hemos tenido tiempo de procesar .
Los Fundamentos presentados en Cuba Posible (en cuya conformación participé) son solo principios básicos y generales que necesitan ser discutidos, criticados, enriquecidos y profundizados. Lo que se quiere es que de la inteligencia colectiva y la implicación salgan los acuerdos. Es una propuesta que no busca ser excluyente, ni estar al margen de lo que se discute en los espacios oficiales. Por el contrario, se quiere llegar a ellos, pero también, ir más allá. En este sentido, la UPEC debería jugar un papel más activo en la promoción de estos debates.
La Constitución cubana establece que se necesitan 10 mil firmas de ciudadanos que tengan condición de electores para promover una iniciativa legal. Si sumamos las membresías de la UPEC y la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, más todas las personas que consideran necesaria tal legislación, lograríamos componer “la fuerza” que pudiera destrabar, al menos, la cuestión de la legislación. Y si a ello sumamos la posibilidad de llegar a ese momento con propuestas consensuadas, pues sería —en principio— una aceleración para hacer que “el cuerpo” comience a deslizarse.
Hay que romper la inercia.
comentarios
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Omelio Rivero Villavicencio
Es lastimoso ver como un jóven surgido de la propia Universidad que lo formó se fue corrompiendo ideológicamente y desviando de aquello que una ves defendió abiertamente en los medios.
En ves de realizar un análisis de este tipo debería profundizar en el por qué fue sancionado y separado por seis meses de su cargo como profesor de la Universidad, pero quisiera que lo hiciera sin miedo y sin mentiras periodisticas las que usa para ganarse unos pesos de sus amos, si, de sus amos a los que les lame las botas por unos cuantos pesos para que degrade la sociedad que lo formo que explique cómo se dedicó a mipular a personas serias y respetuosas y a su propios estudiantes, que explique cómo el Rector de su Universidad nunca quiso destyruirlo e incluso aceptó rebejarle la sanción de un año a seis meses por considerarlo un joven al que había que ayudar.
Le preguntaría a Gallegos si tanto le molesta la supuesta deformación política de su país por qué no va a rendirse a los pies de su amo, desde la propia Cuba nunca podrás hacer nada porque siempre tendrás en contra al puebloa ese mismo que engañaste. Pasado algún tiempo serás un paria más y me recuerdas a Emilio Ballagas cuando en una estrofa de uno de sus poemas dijera. ¨Si preguntan pormi, traza en el suelo una cruz de cenizas sobre el oscuro nombre que padezco, si preguntan por mi , di que me he muerto y me pudro bajo las hormigas¨Si Gallego, estás y seguirás estando muerto bajo ese oscuro nombre de cobarde y traidor a la Patria que te vio nacer, a tús compañeros y estudiantes y de seguro estoy que ya debes estar hediendo bajo las hormigas de la dignidad de los que defendemos los principios que traisionaste.
José raúl Gallego ramos
Un comentario lamentable tanto en forma como en contenido y que habla por sí solo más de usted, que de mí. Pienso que para disentir de los criterios que plantea una persona no es necesario ofender ni difamar, máxime cuando, como usted mismo dice, no me conoce, lo cual es evidente por los juicios que emite y los “datos” que esgrime. Ignoro los motivos que lo hayan llevado a formarse esas opiniones sobre mi persona y mi trabajo; no obstante, si desea debatir o dialogar al respecto, en persona y frente a frente, estoy a su disposición, siempre y cuando esté dispuesto a hacerlo desde el respeto y los argumentos; porque el insulto y las acusaciones vacías, al menos desde mi punto de vista, no tienen sentido ni conducen a ninguna parte. Sin más, José Raúl Gallego.
Omelio Rivero Villavicencio
Me he acostumbrado a cuando tengo un criterio sobre alguna persona haberlo frente a frente no en la red que nos es el lugar adecuado para tratar cualquier contradicción. En el plano personal al leer lo que supuestamente escribí observo que no guarda relación con mi modo de respetar lo que cada quien quiera hacer con su vida personal o política, realmente ni conozco lo que a usted le pasó en el plano personal y francamente discúlpeme si le digo que tampoco me importa, usted es dueño de hacer con su vida lo que le plazca y yo no soy nadie para criticarlo.
Respondiéndole lo último que usted escribió en su respuesta le digo que al igual que a usted me sobra valentía política y moral para ventilar cualquier situación que pudiera surgir, he tenido y tengo la costumbre de dar siempre el frente y no escudarme tras infames métodos que demuestran oportunismo y falta de respeto a la dignidad de las persona.
Queda de usted agradecido
Profesor Omelio Rivero Villavicencio
Casimiro