Llevaba meses pensando volver, tomar un avión desde Madrid, sobrevolar el Atlántico y aterrizar en La Habana. Aunque haya vivido casi 20 años en Europa, estar tres sin poder venir a la Isla pesa demasiado. Quería regresar, pero la hoja principal del librito azul había caducado cuatro meses atrás. Era un gasto con el que no contaba.
Alexis, como ciudadano español, puede entrar a casi cualquier país, excepto a su nación de origen. Para entrar a Cuba debe pagar 180 euros cada seis años por un pasaporte que apenas usa, y que exige, además, ser prorrogado par de veces antes de vencer; o lo que es lo mismo: pagar 90 euros más por un cuño que solo existe en la Isla, y cuya única lógica pareciera responder a la toma de divisas frescas desde el bolsillo del emigrado. Una carga que la mayoría de ellos valora como arbitraria y desmedida.
Comparado con los 27 euros necesarios para el pasaporte español (válido por 10 años) el documento nacional cubano no es barato. Pero si Alexis hubiese decidido construir su vida a menos millas: en Miami, por ejemplo, el costo del trámite migratorio sería casi 3 veces mayor.
Para el más de un millón de cubanos residentes en Estados Unidos, el precio de la nostalgia se calcula en 670 dólares —prórrogas incluidas—. Y si ese emigrado tiene familia, multipliquemos esa cifra por dos, tres…
Incluso si Alexis, o cualquier otro cubano residente fuera del país y ya considerado “emigrado”, decidiera hacer el trámite migratorio de prórroga o nuevo pasaporte estando en Cuba, el precio sería el mismo que donde vive. Este es el documento legal también con los precios más variables del mundo entero.
Probablemente no sean pocos quienes, al no poder asumir estos gastos, desisten de regresar a su país, aunque sea de visita. La expresión del “pasaporte más caro del mundo”, que oímos una y otra vez cuando del cubano se trata, es totalmente cierta.
En la región latinoamericana existen pasaportes con precios parecidos, si tomamos como referencia el precio en el archipiélago. Tal es el caso de Colombia (95 USD) y Chile (129 USD) pero en ninguno de esos casos se acreditan pagos extras bajo calidad de “prórrogas”, como sí hay que hacer con la identificación insular. Un cubano pagará más que un chileno o que cualquier otro latinoamericano, pues la media en la región es 56 USD y si se analiza el salario mínimo de un trabajador de cada país, no hay duda de que el documento antillano es el más costoso.
El pasaporte para los que residen en la Isla, si de valor numérico se trata, puede decirse que cuesta lo mismo que el de Japón, con la única diferencia que, como ha de suponer, generar un dólar para los japoneses no es tan difícil como lo puede ser en Manzanillo o Baracoa.
Según el portal GoEuro, el pasaporte más caro del mundo es el turco, con un valor de 238 dólares estadounidenses. Sin embargo, en el caso del cubano se obvia la cuádruple variabilidad de importes ¿Cómo se explica que el mismo documento tenga un valor en Cuba, otro en Europa, otro en el resto del mundo y otro —entre tres y seis veces el valor de las demás tarifas— en Estados Unidos, donde radica la mayor comunidad emigrada?
El costo no solo es excesivo para los emigrados. Cuando en 2013 a “los cubanos de adentro” se les permitió viajar sin necesidad de un permiso de salida, el documento de viaje aumentó su precio de 55 CUC a 100 CUC. Precio igual para todos los residentes, sin distinción de edad. En Cuba, no ocurre como en Venezuela, donde se les otorga gratis a las mujeres mayores de 55 años, a los hombres mayores de 60 y a los menores de edad.
Mientras un ciudadano turco con salario mínimo debe trabajar poco más de 200 horas para pagar su pasaporte, a un trabajador cubano —que cobre un salario medio según la estadística oficial: 740 pesos, 29,6 USD— le toca hacerlo casi en 4 meses. La cuenta sube si tomamos como referencia el ingreso mínimo en el país caribeño: 12 USD mensuales. Eso significa que para juntar los 100 CUC necesarios, un residente en la Isla con ingreso mínimo necesita trabajar 2860 horas, o lo que es lo mismo, 15 meses, ahorrando cada centavo de su ingreso para poder viajar a los países que no requieren visa: Territorios Palestinos, Qatar, Rusia, Guyana, Malasia…
Las más recientes regulaciones migratorias anunciadas por el gobierno cubano (la eliminación de la habilitación del pasaporte, entre ellas) abarataron ligeramente el valor del documento y denotan la disposición oficial de buscar una mejor relación con la diáspora. Pero quedan cambios pendientes, el costo global de este trámite, quizás, el principal.
Como ha escrito el profesor Jesús Arboleya, económicamente “el país pierde mucho más de lo que gana”. A Alexis, por ejemplo, y a tantos otros como él.
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el suizo (el pasaporte, reitero) es válido 10 años.
solo informo -sin que se me haya pidido mi opinión-
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