En los últimos cinco años se ha incrementado la cifra de artistas cubanos obligados al exilio. La censura, el acoso, las amenazas y la persecución de las autoridades gubernamentales contra quienes han alzado su voz para oponerse al statu quo ha puesto a muchos creadores ante una compleja disyuntiva, el destierro o la cárcel.
Un informe elaborado por Artists at Risk Connection (ARC), PEN Internacional y Cubalex sobre el exilio forzado de artistas cubanos recoge entre los patrones más recurrentes de represión estatal la vigilancia cibernética y policial, las restricciones selectivas de Internet, las amenazas, el arresto domiciliario, el acoso, la agresión física, las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzosas, el encarcelamiento y la tortura física y psicológica.
«Ser artista en Cuba significa navegar en un clima de silencio forzado que abarca la censura del arte en espacios públicos, la posible confiscación de obras de arte, la exclusión de artistas independientes de eventos culturales oficiales, lugares, editoriales y asociaciones y otros obstáculos para promover y publicar libremente su trabajo», detalla el documento.
ARC —dedicada a la salvaguarda del derecho a la libertad de expresión artística en el mundo—, PEN Internacional —la mayor asociación de escritores reconocida de organización benéfica internacional— y Cubalex —especializada en la documentación de violaciones de derechos humanos en Cuba y en servicios de consultoría y asistencia legal gratuita para la ciudadanía cubana— han denunciado ante la comunidad internacional las violaciones del Gobierno cubano a la libertad de expresión ciudadana —con especial atención en la libertad artística— y a los derechos culturales mediante la obstaculización de la creación y difusión del arte crítico.
¿Qué herramientas emplea el Gobierno cubano para coaccionar la libertad artística?
El informe de ARC, PEN Internacional y Cubalex incluye 17 testimonios de artistas y profesionales de la cultura exiliados o con obras fuera del circuito estatal. 16 de los entrevistados afirmaron haber sido detenidos arbitrariamente, sometidos a interrogatorios policiales o judiciales y haber estado bajo arresto domiciliario.
Durante las detenciones e interrogatorios fueron amenazados con castigos arbitrarios o violatorios de sus derechos (actos de abuso físico o psicológico). Las amenazas incluyeron largas penas de prisión, la expulsión del trabajo y el desalojo de los artistas o de las familias de sus hogares.
El artista visual Hamlet Lavastida compartió su vivencia de tortura psicológica mientras estuvo en Villa Marista en 2021:
«Estás en un calabozo de tres por tres, no eres sacado al sol, solo fui sacado a un cubículo en el techo, en el que ves solo el cielo. Dejaban las luces encendidas en la celda todo el tiempo, nunca en esos meses fueron apagadas, se perdía la noción del horario. No tenías derecho a literatura. El cepillo de dientes y el aseo personal eran retirados en la noche. Daban muy poca alimentación».
«Los prisioneros estábamos sometidos a sonidos constantes y a deshora basados en propaganda política puesta en un televisor que funcionaba de radio. (…) Las visitas con el abogado o llamadas de teléfono con mis amigos y mi familia eran una suerte de regalo dependiendo del buen comportamiento en los interrogatorios. Había que hacer o decir lo que ellos querían para obtener esos “beneficios”», agregó Lavastida.
15 artistas mencionaron haber recibido amenazas explícitas por parte de las autoridades sobre imposición de multas, encarcelamiento y cese profesional dirigidos a amigos, colegas y familiares. Ramón López, «El Inva», rapero que ha centrado su arte en la crítica social, fue objeto de vigilancia, detenciones y amenazas de muerte en Internet desde perfiles falsos.
«Llamaban a casa y amenazaban a mi madre o le decía que la despedirían del trabajo —contó el músico—. A mis amigos, la Seguridad del Estado los llamaba o citaba y les decía que no podían andar conmigo, que era un problema para la sociedad. He sido interrogado un millón de veces. Primero, te hacen pensar que son tus amigos, que te van a ayudar; después te sacan un ojo», precisó El Inva.
Los artistas incluidos en el informe afirmaron haber sufrido vigilancia física o digital. La vigilancia física se ejerció mediante patrullas policiales y agentes de la Seguridad del Estado apostados frente a sus domicilios y a través de seguimientos en espacios públicos y cámaras de vigilancia. La digital incluyó el pirateo y la intervención de líneas telefónicas, de servicios de mensajería y de otros medios de comunicación.
«Durante 2019 me hostigaron y persiguieron por donde quiera que me movía. Hacían que me expulsaran de las rentas [en las que] vivía, hostigaban a mi familia, a mis amigos. Ese año me desalojaron de más de cinco rentas debido a la presión y a las amenazas que recibieron los dueños de los alquileres por parte de la Seguridad del Estado. Sufrí la privación ilegal de la libertad en más de una decena de ocasiones, con operativos policiales afuera de mi domicilio», narró la escritora Kathetine Bisquet.
12 de los artistas que compartieron sus experiencias aseguraron haber sido víctimas de campañas de acoso dirigidas por el Estado cubano, de amenazas permanentes, de filtraciones de sus conversaciones privadas y de ataques en línea para deslegitimarlos o acosarlos.
Luego de la protesta de más de 300 artistas e intelectuales frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020, comenzó una campaña difamatoria en la televisión nacional contra muchos de los que participaron en la acción. Según comenta Bisquet, la Seguridad del Estado empezó a filtrar las conversaciones privadas de los chats en los que los artistas se organizaban y creaban un movimiento cultural.
La curadora de arte Solveig Font, quien también formó parte del movimiento denominado posteriormente 27N, soportó desde entonces ataques continuos del Gobierno, de instituciones culturales, de medios de comunicación y de la Seguridad del Estado.
«En esos meses sufrí vigilancia, amenazas, me prohibieron reunirme con otros artistas, cortaron las comunicaciones. En la manifestación del 27 de enero de 2021 me llevaron presa con golpes, violencia y el uso de la fuerza por la Seguridad del Estado y los directivos del Ministerio de Cultura. A partir de ahí sufrí ataques de pánico, de ansiedad, de insomnio y de depresión», denunció Font.
Los artistas sufrieron censura puesta en evidencia a través de la confiscación de sus herramientas u obras de arte; de la prohibición de exponer en galerías o instituciones oficiales y de celebrar reuniones entre artistas; de la imposibilidad de publicar o colaborar con instituciones estatales u organizaciones afiliadas con el Gobierno; de la exclusión de obras concretas de exposiciones y del bloqueo de contenidos en línea.
Convocatoria de becas para artistas cubanos migrantes
Una vez en el exilio, los artistas cubanos continúan enfrentando desafíos. De los 17 artistas que dieron a conocer sus testimonios, 14 mencionaron explícitamente experiencias de aislamiento o dificultades para integrarse en una nueva sociedad.
Las necesidades referidas de los artistas incluyen aspectos como la movilidad, el financiamiento público, la ayuda para la creación de redes de trabajo y el acceso a herramientas, espacios e instituciones culturales.
ARC, PEN Internacional y Cubalex reconocen que para superar los obstáculos de un nuevo contexto, los artistas cubanos en el exilio necesitan apoyo de organizaciones artísticas y de derechos humanos dedicadas a proteger las voces vulnerables y marginadas.
La convocatoria para formar parte de la segunda edición del Programa de Becas de Resiliencia para Artistas Cubanos Migrantes organizado por ARC y PEN Internacional está abierta. El programa brindará asistencia a diez artistas cubanos migrantes para realizar proyectos artísticos. Los seleccionados contarán con una beca de resiliencia de 7 000 USD que les permitirá durante seis meses crear con independencia financiera.
Se considerarán proyectos que traten temas de libertad de expresión, libertad artística, derechos humanos, derechos culturales, el arte como medio de cambio social y la experiencia de exilio / migración / desplazamiento.
Los becarios serán beneficiarios también de un programa de capacitación diseñado para acompañar sus aspiraciones artísticas y crecimiento profesional. Podrán, además, colaborar con los equipos de ARC y PEN Internacional para elevar y promover las obras a través de sus redes y plataformas.
La convocatoria está especialmente destinada a artistas que han sufrido persecución debido a su creación artística o activismo y que demuestren un claro interés y la necesidad de participar en el programa de becas.
La fecha límite para la presentación de solicitudes es el 30 de mayo de 2024. Se espera anunciar los candidatos seleccionados a finales de julio. La beca iniciará en agosto de 2024 y finalizará en febrero de 2025.
Nota: ante cualquier duda o pregunta sobre la convocatoria y el programa, los interesados podrán escribir a la dirección de correo electrónico [email protected].
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