De izquierda a derecha, el panel estuvo integrado por Julio Fernández Estrada, Jessica Domínguez (moderadora), Eloy Viera y Ailynn Torres, en el aula magna del católico Centro Cultural Padre Félix Varela. Foto: elTOQUE
Panel: ¿Qué no podemos obviar de cara al referéndum constitucional?
11 / febrero / 2019
La Cuba que viene… es más que una imagen en construcción y un especial multimedia, es una discusión viva que no terminará con el referéndum constitucional del 24 de febrero próximo. Por eso ponemos a disposición de ustedes la transcripción íntegra del debate que sostuvimos el lunes 4 de febrero de 2019, en el Centro Cultural Félix Varela, de La Habana, y en el que contamos con la presencia de Ailynn Torres Santana, doctora en Ciencias Sociales, profesora, investigadora y feminista; Eloy Viera Cañive, jurista y bloguero de elTOQUE y Julio Antonio Fernández, doctor en Ciencias Jurídicas, profesor y colaborador de elTOQUE.
Jessica Domínguez (editora de elTOQUE y moderadora): Antes de comenzar el debate y dar la palabra a los invitados quisiera hacer algunos comentarios. Tenemos una hora de debate y queremos que el mayor escenario y las preguntas más importantes las tenga el público. Por tanto, haremos una primera ronda y luego pasaremos al público para que pregunte lo que entienda a los especialistas.
Estamos a pocos días de la votación del nuevo texto constitucional, y en estos meses los principales debates y análisis han girado en torno a dos cuestiones fundamentales. El primero es el proceso: ¿cómo se ha desarrollado la reforma constitucional? Y ahí dentro se incluye la comisión redactora, el debate y los resultados de la consulta. Y por otro lado están los contenidos del propio texto constitucional y los elementos que cambian, se modifican o se añaden. Partimos siempre de la constitución vigente y hemos pasado ya por tres textos: la de 1976, el anteproyecto y el que finalmente se llevará a votaciones el 24 de febrero (24F). Todo ello nos lleva a definir una posición en torno a las dos posibles opciones: Sí o No. Entonces la pregunta para este panel sería: ¿qué es lo más importante a tener en cuenta para realizar el próximo 24F un voto responsable?
Eloy Viera Cañive: Todo el mundo dice que uno piensa muchas veces como se forma, y yo no soy muy fanático al positivismo, pero no creo que haya nada más positivista que un operador diario del derecho. Y fui 7 años operador diario del derecho y mis preocupaciones son muy positivistas, en manera general, con relación al texto. Parto de una idea, y es que el texto hay que mirarlo con profundidad.
Acostumbro a decirle a las personas con las que he conversado recientemente con relación a la “constitución” —que ya le han nombrado constitución y la constitución vigente dice que hasta que no se refrende y se apruebe no se convierte en constitución, sin embargo, todo el mundo habla de la constitución— que hay que mirarla como un texto que realmente amplía el catálogo de derechos con relación a la de 1976.
La de 1976, más que un instrumento jurídico formal, era un instrumento político, con muchas declaraciones de principios políticos y que ahondaba sobremanera en derechos culturales y sociales, y este texto pretende convertirse en algo más formal. Cuando digo formal es que sea de aplicación, o sea, que yo pueda llegar a un tribunal y decirle a un juez: “yo creo que me ampara la constitución en este derecho porque allí lo dice”.
Creo que este texto camina, da pasos de avance con relación a ese asunto; sin embargo, hago un llamado de atención con relación al voto: el tema de la mención de derechos en el texto no necesariamente implica, desde mi punto de vista, un reconocimiento.
Si usted no confiere un derecho con la garantía de su cumplimiento, no hay por qué decir que la constitución reconoce un derecho que no permite materializarse.
Por eso es importante prestar atención, a pesar del aumento del catálogo de derechos, a las constantes remisiones tanto en el proyecto como en el texto. Por ejemplo, me refiero al hecho de la que la constitución dice en más de 80 ocasiones que la ley posterior regulará algo que la constitución debió haber dejado por lo menos claro, llano y diáfanamente enunciado.
No estoy negando las necesidades de normas complementarias. Yo trabajé toda mi vida en un bufete colectivo con normas procesales que ilustran cómo materializar esos derechos y sin ellas no se puede interactuar ante un tribunal o ante una autoridad determinada. Entiendo la necesidad de normas complementarias pero también entiendo la necesidad de que la constitución no sea, como se ha dicho en reiteradas ocasiones, una ley de mínimos. La constitución es una ley de mínimos y de máximos, tiene que dejar claras cosas. De lo contrario será como mi mamá que decía: “los niños tienen los derechos que a los padres les dé la gana”.
Otro ejemplo es la libertad de movimiento que dice que todas las personas tienen derecho a entrar, salir y domiciliarse en el país, a excepción de las limitaciones que la ley establezca. Es mejor que me digas que no puedo entrar o no puedo salir, si la ley no te dice que no puedes entrar o salir.
Esta es una constitución que ha venido sin dudas a llenar espacios de inconstitucionalidad, a acomodarlos a un orden constitucional y, en una constitución que pudo haber subido de tono un orden de cosas que muchísimos juristas saben que no están bien.
Pongo un ejemplo sencillo que tiene que ver con las garantías. El proyecto dio un paso de avance con relación a todo el ordenamiento jurídico cubano al decir, expresamente, que todas las decisiones de la administración que afectaran derechos ciudadanos podían ser recurridas a los tribunales. Eso es una garantía clara de la protección de derechos, porque lo que sucede hoy es que en muchos casos tengo que pedirle perdón a la misma persona que me da la galleta (bofetada); tengo que litigar con la misma administración que me impone una sanción determinada. El proyecto dejó claro que todas esas decisiones podían llegar a los tribunales.
Hoy este texto, al someterse a referendo, dio un paso atrás después de la consulta, y yo dudo mucho que la gente después de la consulta haya dicho que no quiere tantas garantías para sus derechos.
Había en el anteproyecto un artículo dedicado a esas garantías judiciales del proyecto y hoy hay dos artículos. Uno que utiliza una remisión para indefinir y mantener un grupo de cosas especiales, y es el hecho que dice que todas las personas tienen el mecanismo para exigir indemnizaciones, reclamaciones, de la manera en que la ley lo establezca. Es evidente que ahí tiene que haber sucedido algo con relación, muy probablemente, a esas reuniones y comisiones especiales que se hicieron en los cuerpos armados del país. Es muy contradictorio, por ejemplo, para las autoridades del MININT que limitan y regulan a las personas la salida del país, que una decisión como esa, que afecta un derecho ciudadano, se pueda llevar a un tribunal.
Hoy lo que han dejado es la posibilidad de que esas decisiones que limitan derechos humanos (DDHH) —reconocidos además por la constitución, si se quiere— no tengan que llegar a los tribunales que son, primero, los órganos especializados de administración y justicia y, segundo, órganos imparciales.
Con relación a las garantías judiciales, el otro tema es el hecho de la famosa introducción del amparo constitucional. No me queda muy claro que eso que ellos han regulado en la constitución sea un proceso de amparo constitucional por dos razones fundamentales: la primera porque es un proceso que no garantiza todos los derechos constitucionales.
Dice el texto que las personas que vean vulnerados sus derechos constitucionales podrán acudir a los tribunales a hacer la reclamación de esa vulneración. De pronto, párrafo aparte, dice que la ley posterior determinará cuáles derechos son los que quedarán amparados por esta garantía. Por tanto, ya la constitución me está diciendo de antemano que el hecho de que tengas todos estos derechos constitucionales no quiere decir que usted va a poder defenderlos en un tribunal.
Hay un problema importante también con relación al control popular en la formulación de la norma jurídica, o sea, la ciudadanía no tiene mucho control de cómo se generan las leyes y las normas en Cuba. De manera que no sé qué podrá suceder mañana.
Doy por hecho que el proyecto tal cual está —por muchas razones, una de ellas que no se ha podido hacer una campaña contrapuesta a la del voto SÍ— será aprobado. Lo que le queda a la ciudadanía activa por delante es un proceso de veeduría de las formulaciones de las normas por venir, porque en esas se va a materializar más control o menos control, más defensa o menos defensa de la ciudadanía.
Por ahí están mis preocupaciones más importantes con relación al texto. Tengo otras de índole más subjetivas, pero voy a lo práctico, a lo que me permitirá reclamar como la gente quiere, y hacer de la constitución una “constitución de bolsillo” y que la gente pueda decir: “en esto me ampara la constitución y tengo a donde ir a materializar ese derecho”. Habrá que informarse con relación a ese asunto para poder votar responsablemente el 24F porque el hecho de que la constitución diga una cosa no necesariamente será una garantía suficiente para mí, de materialización de ese asunto.
Aylín Torres: Agradezco la invitación y a ustedes por estar. Apenas quiero sembrar unas semillitas para debatir después sobre temas que no se han discutido lo suficiente, ni en el proceso de consulta ni están sobre la mesa como elementos importantes al momento de intentar ejercer un voto informado. Haré algunos comentarios desde un enfoque muy específico y no tan general sobre los contenidos más debatidos del proyecto de constitución.
Se nos ha invitado a mirar el proyecto de constitución a votar el día 24 con profundidad, con un interés muy particular que es mirar cómo afecta o qué dice en términos de derechos de mujeres, de derechos de población LGTBI y en términos de relaciones de género y de órdenes de género en Cuba. Supone dos análisis distintos: uno tiene que ver con asuntos de derechos, artículos y contenidos constitucionales que específicamente atañen a las mujeres y a la población LGTBI, y tiene que ver con contenidos, derechos y asuntos que convocan a pensar la sociedad en general pero que tienen una repercusión específica para los órdenes de género en Cuba.
Cuando se hace ese examen nos damos cuenta de que hay temas, en mi opinión, relevantes más allá del famoso artículo 68 y el matrimonio igualitario completamente legítimo, pero hay otros asuntos que también nos competen y es imprescindible atenderlos. Cuando se observa con cuidado y detenimiento el proyecto constitucional, salen a la luz. Lo que voy a hacer es un decálogo incompleto sobre algunos de esos asuntos y les invito a pensar y a discutir.
1- En qué sentido, por qué y cómo temas como la licencia de maternidad salen de la nueva constitución a votar. La mención de la licencia de maternidad se fue a bolina. En la constitución aún vigente se refrenda el derecho de las mujeres a la licencia de maternidad después del parto. En la nueva ya no aparece ninguna mención a la licencia. No significa que se anule el derecho ni que la política se deshaga, significa que tiene menos suelo político y jurídico porque pierde rango constitucional.
Pensemos qué significa en términos de derecho que la licencia de maternidad ya no esté en la constitución. ¿Qué significa eso en un contexto en el cual los sectores de la economía se diversifican y se produce un debate sobre cómo asegurar derechos para las mujeres y los trabajadores en general en el sector privado, por incumplimiento de las normas que aseguran derechos de maternidad, etc.?
2- Otro de los contenidos bastante poco discutidos en este debate durante la consulta y la parte posterior del proceso tiene que ver con la desaparición en el texto a votar de la mención a los cuidados y los círculos infantiles (CI). Los CI también pierden rango constitucional.
No hay ninguna mención a las políticas públicas de cuidado, a los CI y a la garantía que debe ofrecer el Estado para asegurar la oportunidad de hombres y mujeres porque, además, la referencia a los CI está en la aún vigente indexada las madres . Más allá de ese sesgo de género importante, es un hecho que la socialización pública de los cuidados, la construcción de políticas públicas para asegurar los cuidados en la primera infancia también desaparecen del nuevo proyecto. Pierden rango constitucional la licencia de maternidad y las políticas públicas de cuidado referidas, específicamente, a los CI.
3- Otro contendido que nunca se ganó porque no estaba en la vigente, ni en el anteproyecto ni el que se va a votar, es una reflexión sobre el trabajo y es una cuestión que va más allá de temas de género. O sea ¿qué es el trabajo?
En los tres documentos (vigente, anteproyecto y el texto aprobado para referendo) el trabajo es trabajo salariado, y eso es una discusión en todos los planos de la política global desde hace tiempo e impulsada desde el feminismo y otros movimientos sociales, pensando en la necesidad de ampliar la noción del trabajo más allá del asalariado. Si solo reconoces el trabajo como el asalariado, desconoces un ejército de personas, principalmente mujeres, que realizan trabajo de forma no remunerada, constantemente, y sostienen la “fábrica social” que son nuestras sociedades y especialmente Cuba.
En el caso cubano, según datos de finales de 2017, el 50 por ciento de las mujeres en edad laboral no forman parte de la población económicamente activa. Quiere decir que no contabilizan como ocupadas ni como desocupadas. Quiere decir que al menos el 50 por ciento de las mujeres en edad laboral en Cuba realizan únicamente trabajos de reproducción de la vida: trabajos de cuidado, sosteniendo la pervivencia de las familias, buscando la comida, rastreando los huevos o el papel sanitario, cuidando a los hijos. Eso es lo que hacen.
Cuando el 50 por ciento de las mujeres en edad laboral no contabilizan en la población económicamente activa significa. ¿Quiere decir que no trabajan? ¿Qué significa ampliar una noción de trabajo en el texto constitucional? No es solo simbólico, no es una cuestión de asegurar un tipo de discurso más inclusivo.
Ampliar la noción de trabajo significaría obligar a las instituciones estatales y a las políticas públicas a construirlas en ese sentido. Por ejemplo, en hacerse la pregunta sobre la necesidad de pensión para las personas, mayormente mujeres, que trabajan de forma no asalariada. Tendrían que hacerse preguntas sobre licencias de cuidado, etc. Hay un conjunto de preguntas políticas que se desprenderían de ampliar la noción de trabajo y que no va a ser posible formular si continuamos reproduciendo una noción de salario estrecha según la cual el trabajo es solamente trabajo asalariado.
4 y 5- Menciono dos asuntos juntos porque los considero entre las buenas nuevas del proceso. Uno de ellos es la elevación a rango constitucional de la violencia de género.
O sea, reconocer la violencia de género como un asunto que atiende la constitución es completamente relevante y pone al día la constitución cubana con debates fundamentales que tienen lugar en todo el mundo, teniendo en cuenta además que el tema de la violencia de género es un asunto de estado en toda América Latina.
Entre las tres prioridades de estado anunciadas por Bolsonaro en su discurso de toma de posesión en Brasil, uno de ellos es la lucha contra lo que se llama la “ideología de género”, un asunto de Estado que se disputa con muchísima profundidad e intensidad y de manera notable en América Latina y el mundo.
La nueva constitución cubana incluye la violencia de género como un asunto de género y, en mi opinión, perdió la posibilidad de reconocer los feminicidios como uno de sus contenidos, porque eso no obliga al Código Penal a reconocerlo después aunque ojalá que lo haga. Se incluye la violencia de género, no los feminicidios, pero aun así, cuenta como un cambio importante.
Otra de las buenas nuevas es que se reconoce el tema de los derechos sexuales y reproductivos como un asunto de contenido constitucional.
6 y 7- Otros dos asuntos que menciono juntos tienen que ver con la no mención en la constitución de pobreza y desigualdad y otro con la mención del tema de igualdad de oportunidades pero, dentro de este apartado, la no referencia, por ejemplo, a la necesidad de políticas de acción afirmativas.
Aun cuando se trabaja como un contenido constitucional de mucha enjundia el tema de la necesidad de asegurar igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, creo que es en cierto sentido insuficiente si no se considera que la igualdad de oportunidades es necesaria pero no es el único camino para acortar las brechas de desigualdad en todos los registros que existe en la sociedad cubana y, específicamente, la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres.
Si no se considera que son necesarias políticas de acción afirmativa que corrijan la exclusión ya existente, limita de forma importante la posibilidad real de que esa igualdad de oportunidades se realice.
Relacionado con ello se encuentra el tema de la no mención de la pobreza y la desigualdad como un asunto de interés constitucional. Si tenemos sabemos que en Cuba, como en todo el mundo, la pobreza está feminizada y la mayoría de las personas pobres son mujeres ―también está racializada―, deberíamos tener en cuenta la necesidad de agendar políticas públicas que estén pensadas desde este punto.
8- El ex artículo 68 del matrimonio igualitario creo que es superimportante y aunque se ha hecho suficiente análisis sobre qué implica la nueva redacción y cuáles son las pérdidas de la nueva redacción, la solución ofrecida al tema comunica tres asuntos.
En primer lugar, asegura una moratoria a la definición del tema. En segundo lugar, la solución ofrecida responde afirmativamente a la pregunta de si debe plebiscitarse un derecho. Esa pregunta se hace todo el tiempo en el campo de la política y la solución ofrecida responde positivamente a esa pregunta. En tercer lugar, condiciona el derecho al referendo del Código de Familia, lo que me parece importante a la hora de decidir qué va a pasar al respecto.
9- Relacionado con el artículo del matrimonio igualitario pienso que hay que tener en cuenta algo de lo que se ha hablado menos y es que el texto constitucional final eliminó de ese artículo la referencia a la cuestión de la tenencia de descendencia como un contenido del matrimonio.
Fue algo que se discutió en la Asamblea Nacional de Poder Popular (ANPP). Mariela Castro lo propuso y se vetó por el ala más conservadora de la asamblea, pero de todas maneras aparece en el texto final. El nuevo texto desplaza la posibilidad del matrimonio igualitario a la discusión posterior del Código de Familia pero elimina del artículo la referencia de la tenencia de hijos y descendencia como contenido de definición del matrimonio. Creo que eso se ha analizado bastante poco.
10- El lenguaje de la constitución está bastante lejos de lo que debería ser un lenguaje inclusivo. No es menor, es completamente relevante y está bien demostrado en qué sentido y cómo es posible producir un lenguaje inclusivo sin que necesariamente sobrecargue con términos lingüísticos el texto constitucional y hay experiencias suficientes para ello.
En mi opinión, estos han sido los temas menos trabajados y creo que podríamos conversar sobre ellos, algunos de los cuales deberían ser centrales a la hora de ejercer un voto informado.
Julio Antonio Fernández Estrada: Me parece que el 24F lo perfecto sería ―debiera ser― tener una visión completa y lo más profunda posible del texto y no solamente que fuera un asunto, un artículo o una ausencia lo que hiciera que uno tomara una decisión. Es parte de la libertad de la ciudadanía votar por lo que quiere, no solo votar SÍ o NO, sino anular la boleta, no asistir.
Hay muchas posiciones respecto al referendo, del cual se ha analizado poco o nada el significado del NO. Solamente se ha hablado del SÍ y al 24F se va a llegar con una campaña por el SÍ, en un país donde la campaña electoral, que yo sepa, está prohibida por ley.
En todos los lugares del mundo están delimitados los momentos en los que se pueden hacer las campañas. En Cuba va a haber campaña hasta un segundo antes de la votación y eso también me parece que no enseña ni educa políticamente a una ciudadanía que tiene poco entrenamiento . Desde 1976 para acá, ninguno. Nuestro último referendo fue uno constitutivo de la constitución y del Estado actual, por lo tanto, nadie después de eso ha participado en uno.
Se dijo que lo del 2002 fue un referéndum. Falso. No ha habido ninguno hasta ahora y el próximo que se anuncia es para el Código de Familia, una cosa inaudita.
Me llama la atención que políticamente no se haya ni intencionado la posibilidad del NO. Eso, democráticamente, crea un ambiente de credibilidad política elemental porque es muy extraño que en la ANPP —que ya dio por hecho que esto es una constitución y no un proyecto, ellos mismos aprobaron la constitución—, no haya habido en el voto nominal ni un NO. Eso liquida la posibilidad de que la asamblea representa todos los sectores de la población, como se ha dicho hasta ahora, y mucho menos la nación cubana. Para eso tendría que haber al menos un voto negativo. Hubo votos que no se entendieron, pero todos eran SÍ, aunque no lo dijeran claramente.
Allí debió haber habido, incluso teatralizado, algún NO, con la peor intención posible. Me parece ridículo, extraño, que de quinientos ochenta y tantos que participaron, todos dijeran Sí. Si fue auténtico, legítimo y real me parece mal igual. No es representativo de la diversidad cubana, porque todos los que voten NO el 24F estarán sin representante en el órgano legislativo.
Al no darle contenido político al NO se crea también una situación ridícula, porque el voto del 24F es secreto. Todos los votos tienen el mismo valor, tienen la misma importancia. Todo el que vote SÍ o NO lo hará con todo su derecho. Las razones para votar son infinitas. Me llama la atención que no se haya dicho en ningún caso que no está en juego la nación cubana, ni la independencia, ni la soberanía, ni el país. Si los que votan SÍ votan por el país, por Cuba, “sí por Cuba”; entonces los que voten NO, ¿por qué país están votando, por Chipre? El NO también es por Cuba.
Los que voten NO el 24F también están votando por Cuba. El voto del NO es el voto de la continuidad porque legalmente se queda la constitución del ‘76 tantos años como quieran, se queda la constitución con la reforma del ‘92 y de 2002. No cambia nada del estatus político del Estado cubano, se queda como está ahora mismo y no se pone en juego la soberanía nacional, ni la independencia, ni nada.
Se pierden cosas, se ganan cosas, en dependencia de lo que cada cual considere, pero no es un asunto de independencia, ni de soberanía. Se está votando una constitución con toda la importancia que tiene, pero no se está votando por la soberanía, ni por la independencia porque no hay ningún artículo que diga que Cuba será anexada o que Cuba pertenecerá a otro país, ni nada que tenga que ver con eso está en la votación.
En la constitución no hay un concepto de nación, ni de patria, no hay concepto de casi nada; entonces, no entiendo que sea eso lo que se esté poniendo en una balanza cuando no lo encuentras dentro del texto que se votará.
Pero eso no es nuevo. Cuando usted votaba —desde el ‘98 para acá— por los delegados municipales, era por la patria, por la independencia, la soberanía. El voto unido del 98 era de la patria, la independencia, de la soberanía, incluso por Fidel aunque él no estuviera en la boleta. Hemos tenido boletas amplísimas donde ha cabido la patria, la nación y todo desde hace mucho rato. Esto no es nuevo pero sigue siendo llamativo que en el 2019 se esté convocando de esa manera.
Me parece importante llegar al 24F con una idea de qué democracia estamos proponiendo en la constitución. No creo que haya en ella una propuesta de democracia nueva. Me parece un salto de calidad que haya tantos derechos nuevos, pero me parece una modalidad de reconocimiento, de mención de derechos fallida cuando se ponen a depender de tantas cuestiones futuras, como dice Eloy.
En algunos casos, hay un retroceso y creo que el más grande que tienen, además de la desaparición de la mención del matrimonio igualitario, se trata de la interpretación de los derechos humanos según los instrumentos internacionales de DD.HH. Eso era una enorme victoria y me parece una eliminación no solo absurda sino ilegítima, porque nadie del pueblo de Cuba ha pedido que se quite, como no hubo nadie del pueblo que pidiera que por los gobernadores provinciales votaran los delegados municipales. Eso sí es una trampa. En la ANPP se dijo que no se le podía hacer trampa al pueblo dejando el Código de Familia solamente a decisión de la asamblea, sino que debía llevarse a referendo para que el pueblo decidiera. En ese caso, yo estaría de acuerdo si todas las leyes a partir de ahora se llevaran a referendo, empezando por la Ley Electoral nueva.
No tiene ningún sentido que el pueblo no diga algo en la consulta y que los constituyentes lo incluyan, porque ahí, procesalmente, no existía la posibilidad de renovación, de una segunda oportunidad. Ellos iban solo a analizar las propuestas, no a pensar de nuevo lo que se les había olvidado. No era una revalorización, era sencillamente tomar en cuenta los resultados de la consulta. Muchos menos para eliminar una interpretación de DD.HH. según los instrumentos internacionales. Eso me parece horripilante.
Algo que me llama la atención y que el tornado ha puesto encima de la mesa, como un enorme remolino, es que no aparezca la sociedad civil en esa constitución.
La sociedad civil que está haciendo frente al tornado y está dando lecciones diariamente para aquí y para allá, algunas veces bien y otras mal, pero todos los días está enseñándole al Estado a hacer política. Como cualquier otra sociedad civil del mundo, está presente en temas que hace 30 o 40 años que el Estado cubano desconoce; ha puesto sobre la mesa asuntos que han llevado al Estado cubano a capacitar a sus funcionarios con ONGs en sus últimos 30 años. Hay una agenda gigantesca de temas cruciales para Cuba que solo toca y atiende la sociedad civil cubana, que está ausente en la constitución. Me parece muy injusto que en el 2019 tengamos una constitución sin sociedad civil; pero tampoco aparece la administración pública, las políticas públicas.
Hay que aprenderse bien qué tipo de Estado vamos a tener para llegar el 24F a votar, porque el estado que está en la constitución es el que hace viable o reales esos derechos que preocupan a Eloy.
Como dice Roberto Gargarella, importante constitucionalista argentino, “la sala de máquinas de la constitución define qué tipo de constitución tú tienes”. Tú puedes tener una constitución de avanzada, llena de enormes conquistas de los derechos, y después la sala de máquinas los convierte en agua y sal.
Usted tiene que tener entonces un Estado coherente y no enrevesado y lleno de maraña. Hay mucha maraña, mucha hojarasca que puede crear problemas concretos en la política.
Sí me parece que es muy bueno, y me convoca mucho, y me da mucha esperanza, la forma en que está propuesto el futuro del municipio en Cuba. Ojalá por ahí haya un camino. No puede haber democracia para mí sin municipio y sin empoderamiento municipal. Es ahí donde verdaderamente nace y se debe conquistar la democracia y después todo lo demás.
Tenemos un reto que es cambiar “el abajo y el arriba” en política. Seguimos diciendo que nosotros somos “abajo” y “arriba” son ellos. Hay que cambiar eso y decir que estamos arriba y en todas partes y la cúpula política solamente será cúpula cuando nosotros lo consideremos. Me parece que toda esa conceptualización y definiciones son parte del lenguaje ya conquistado de empoderamiento de un tipo de política.
Esas con las cosas que me parece que deben estar resueltas cuando uno va a votar, pero cada persona debe decidir qué es lo que la mueve a tomar una decisión ese día. Nada es ilegítimo para tomar esa decisión. Ojalá la mayoría de la gente vaya a votar, pero habiéndose leído la constitución antes. Mucha gente no la ha leído, algunos porque no han tenido tiempo, a otros no le ha interesado, pero hay que leerla y tomar una decisión.
Jessica Domínguez: Quisiera resaltar dos ideas que los tres han mencionado. Los resultados del debate, la manera en que llegamos a este último proyecto que va a votación es bastante imprecisa. De las 9 mil propuestas tipo que dijo la comisión que se habían clasificado, hoy todavía no se sabe exactamente cuáles son esas propuestas y a eso se deben los “para atrás y para adelante” en torno al resultado de este segundo proyecto. Tampoco se saben cuáles son los resortes que movieron determinadas decisiones tanto para incluir como para quitar determinados contenidos. Evidentemente no fue una cuestión cuantitativa aunque el elemento cualitativo tampoco se ve muy claro detrás de lo que se está jugando para tomar esas decisiones.
Lo segundo tiene que ver con que el acto constitucional —el de aprobar la constitución— es un parteaguas en la vida política de la nación cubana. Es un momento definitorio que pone sobre la mesa la Cuba que viene. Ahora mismo hay un grupo de elementos que, ya sea porque la constitución no se compromete con ellos y los deja en manos de leyes posteriores, no se sabe qué va a pasar con ellos: la ley electoral, garantías a los derechos, etc.; y por otro lado, hay omisiones y saltos sobre determinados temas que no se valoraron. Entonces, en ese debate, el voto del 24F tiene que tener en cuenta, en esa balanza para cada uno de nosotros, ciudadanos que vamos a ir a las urnas, qué pesa más.
El producto que ponemos a disposición del público intenta ayudar y contribuir a informar ese voto y facilitar una lectura a un texto que no es precisamente sencillo para la ciudadanía en general. Y los invito a una ronda de preguntas.
Carlos Alzugaray (ex diplomático y analista): Quisiera hacer dos preguntas. La primera, ¿qué tipo de mayoría tiene que haber para que se apruebe la constitución: simple o de dos tercios? No he visto nada que lo diga y tengo el convencimiento de que no va a haber problema, que se va a aprobar. La segunda, el término que usa el acuerdo de la ANPP es ratificar y quisiera preguntarles a los juristas qué significa ratificar.
Propongo dos reflexiones. Coincido con este problema de la propaganda. Desde el punto de vista político, es la primera vez que los ciudadanos tienen la posibilidad de marcar un casilla donde marcan su descontento por cualquier razón. Antes se votaba por el voto unido. No tenías opción. Era el voto unido o votabas por 1 de los 3. Si no estabas de acuerdo por nada de eso, no tenías opción: o entregabas la boleta en blanco, o hacías una raya, o ponías Viva Cuba con lo cual anulabas la boleta, o no ibas a votar. Ahora sí se puede ir a votar NO, sí se puede poner NO, por cualquier razón.
Yo coincido con Julio en que las razones pueden ser infinitas. En una de las reuniones hubo una compañera economista que se negó rotundamente a que la palabra mercado apareciera en la constitución. Evidentemente una posición anticapitalista extrema, por decirlo de alguna manera. Creo que puede haber gente que piense que toda esa referencia al mercado y a la propiedad privada es un retroceso al capitalismo y que, por lo tanto, votarán NO. Entonces, qué son ellos ¿contrarrevolucionarios?, ¿antipatriotas?
La segunda reflexión que me ha causado cierta duda es la siguiente. Yo argumenté en las redes sociales que a mí me gustaría ver la neutralidad en los órganos del Estado. Creo que el PCC, los CDR y el sindicato pueden hacer propaganda por el SÍ, pero más me gustaría ver quién hace la propaganda, quién la paga, como en otros países, quién me está impulsando a votar SÍ .
Cuando yo empecé en el Partido pasé un curso —porque era conferencista— en el cual existía una división que viene de la práctica soviética: por una parte, los de agitación y propaganda (agitprop) que apelan a la emoción y sentimientos; y, por la otra, los conferencistas que apelan al razonamiento. Yo creía que no se debía votar por “agitprop” sino por el razonamiento y utilicé el término de voto de calidad. Debería ser lógico que las autoridades, que los liderazgos políticos, insistieran en el voto de calidad.
Creo que el proceso ha tenido sus luces y sombras. En el debate popular se establecieron reglas del debate que se parecen mucho a un modelo deliberativo de democracia; pero, en esta parte, cómo sabemos realmente cuánta gente se opone al matrimonio igualitario. ¿Realmente una mayoría del pueblo cubano se opone al voto igualitario? No lo sabemos, porque de la forma en que se organizó el proceso no daba oportunidad a eso, y me refiero también al voto directo, a una serie de temas controversiales, a las cláusulas pétreas, la del partido y del socialismo irreversible.
Yo tenía muchos problemas con la fórmula del artículo 5, que vienen desde el hecho de que ocupe el quinto lugar y la necesidad de ponerlo por encima del artículo que trata sobre la soberanía popular; y así lo propuse en mi asamblea. Se han modificado, se han tenido en cuenta algunas cosas. Con aquel planteamiento totalmente infeliz de que el Partido estaba por encima de la constitución, etc., que me parece una barbaridad, pero que al final no queda resuelto.
Hay muchas razones por las cuales, como decía Julio, es imposible que siete millones de personas estemos de acuerdo con los doscientos veintitantos artículos de la constitución. Va a haber algunos que no nos gustan y puede haber muchísimas razones por las cuales votar NO. Por lo tanto, hay que buscar el voto de calidad, el bien pensado, no uno en el que se hace un análisis que al final nos conduce a decir: el imperialismo nos está atacando y yo debo ratificar la constitución. Ese es un razonamiento válido, pero no es el que debe primar, sino que cada cual tome su decisión.
Me he negado rotundamente a decir qué voy a votar. Ese derecho del voto secreto es algo que hay que proteger. Puedo decir que me inclino a votar por una cosa, que es lo que se hace en la mayor parte de las encuestas, que dicho sea de paso es uno de los defectos del sistema político cubano, que no se hacen encuestas —y cuando se hacen, no se conocen—; por lo que, uno no sabe realmente qué terreno está pisando. Estos son algunos de los comentarios que quería compartir.
Enrique López Oliva (historiador y Secretario de la sección cubana de la Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en Latinoamérica (CEHILA): Me pareció muy buena la intervención del panel y sobre todo sobre el papel de la mujer.
Pienso que tenemos que destacar que esto ocurre en un contexto muy específico. Los contextos son clave en todos los momentos políticos. Vivimos en uno especial y condicionado por una serie de factores, entre ellos el cambio generacional y serios problemas de carácter económico y serios problemas de carácter político. Todavía la escuela de Ciencias Políticas de la Universidad sigue cerrada, se dice que están estudiando, que la van a abrir, veremos que orientación va a tener.
Otro elemento es el problema de los medios y la limitación de estos. Hablamos de libertad de expresión, pero está bastante restringida. Yo acabo de asistir a un evento en el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello al cual la prensa (extranjera) no pudo asistir. Yo estaba como académico y había una periodista cubana como académica, pero a la prensa no la dejaron entrar. Hay muchísimas actividades a las cuales la prensa no puede asistir, estoy hablando de la prensa extranjera.
Hay un problema también en la formación política: cuántos miembros de la ANPP, que todo lo apoyan por unanimidad, que se ponen nerviosos cuando la televisión los enfoca, se atreven a expresar libremente su criterio. Yo me preguntaría: ¿por qué todos votan por unanimidad? Nadie expresa ningún criterio divergente. Parece un sistema religioso, clerical: todo viene de arriba. Entonces, estamos en una situación especial económica y de cambio generacional y con unos medios que insisten en que tienes que votar SÍ de todas maneras, como si fuera el pueblo cubano un robot que tiene que hacer lo que le mandan de arriba.
Creo que es hora de que el pueblo cubano pueda pensar por sí mismo, y decidir por sí mismo.
Norma Tania Rivero (jurista): El debate que nos tiene ocupados en estos días es sin dudas muy complejo. Tenemos muchas razones para votar SÍ, y muchas para votar NO. La carencia de una discusión previa sobre muchos aspectos esenciales, previa a la conformación de la constitución y al proceso que estamos viviendo, ha impedido que se arrojara más luz sobre tantos temas y diferencias que tenemos en puntos esenciales.
Tengo una bronca muy fuerte con el tema del artículo 5 a pesar de que conozco personas muy valiosas que lo defienden a capa y espada. Ellos consideran la teoría de la plaza sitiada como algo válido, y que, en un caso de plaza sitiada, tener un partido único con el rol de fuerza dirigente superior del Estado y la sociedad, es una garantía a la consecución de los fines de la nación. Pero tengo mi bronca porque considero que el PCC es, a pesar de que tiene declarado en la constitución una vocación de vanguardia, el partido de las personas que tienen la ideología comunista o que por lo menos aspiran a tenerla.
Sabemos que desconocemos qué cosa es el comunismo y lo mismo pasa con el socialismo. Yo considero las social-democracias europeas como socialistas; otros piensan que el único socialismo existente es el de China, Vietnam y Corea del Norte; otros dicen que el socialismo real de Europa del Este no fue socialismo jamás y que ni siquiera a nosotros nos ha servido el socialismo que dicen que estamos construyendo.
Este es un tema pantanoso y definitivamente el artículo 5 pone una organización política única —que no tiene un acceso democrático, que limita y tiene reglamentos y estatutos muy particulares— en un estatus de superioridad en relación con el estado y la sociedad. Este proceso que vivimos salió de un acuerdo del Partido y se da uno cuenta de cuán importante es ese rol dirigente. Es decir, el Partido acordó modificar la constitución, lo llevó a la asamblea, la asamblea lo votó y a partir de ahí empieza un proceso que nos incumbe a todos.
Yo puedo tener criterios a favor del pluripartidismo y del unipartidismo, pero en última instancia los que defienden el unipartidismo tendrían que entender que ese Partido no puede ser solo de un tipo de cubanos o de cubanos que piensen de una única forma. Tiene que ser de un partido donde estén representadas todas las diferencias ideológicas que existen en la realidad cubana en la misma proporción en que lo quiso Martí.
Hay unas anotaciones de Martí que dicen más o menos así: la representación de las fuerzas de la sociedad en su justa proporción, que los que son minoría seguirán siendo minoría y los que son mayoría tendrán una fuerza superior. Sabemos que el 90 por ciento de la ANPP está constituida por militantes del PPC que por reglamento obedecen a una disciplina militante. Entonces, es complicado que la ANPP esté constituida mayoritariamente por militantes comunistas que tienen que seguir la línea del Partido. ¿Cuál sería una solución?: que las comisiones de candidaturas de la vigente Ley Electoral no siguieran escogiendo los candidatos para que después las personas voten por esos y no por otros, y que realmente podamos nominar directamente a los diputados de la ANPP en función de la representación de las fuerzas que se están desarrollando en la sociedad cubana.
Los medios de difusión no expresan la diversidad de opiniones que existen en la sociedad, y que no salgan en la televisión no significa que no existan. Estos recientes sucesos del tornado han puesto en evidencia que la sociedad cubana tiene una fuerza pujante que está dispuesta a asumir los retos de sociedad que tiene y a colaborar también con la institucionalidad. Nadie está negando el rol de la institucionalidad. Cada quien tiene que tener su espacio de realización y sus obligaciones y derechos.
Apartándome del artículo 5, pienso que el proyecto de constitución es el punto de partida para seguir luchando por lo que queremos y a lo que aspiramos. La Ley Electoral tendremos que discutirla mucho, debatirla mucho, porque es básica para todos los cambios que vendrán después. Si en última instancia vamos a ir a un proceso de legislación posterior, tenemos que tener una Ley Electoral que permita escoger los diputados que después en asamblea nacional van a votar esas leyes que en definitiva van a garantizar nuestros derechos ciudadanos y el funcionamiento de la sociedad.
Me llama mucho la atención, en sentido positivo, la exposición de los derechos, específicamente los de expresión, de prensa y asociación. Tengo todavía el sabor de la del ‘76 que es muy estalinista. Fue una constitución que se dictó en una coyuntura política especial y la vida la superó mil veces. Habían muchas cosas que iban en contra y se siguieron haciendo. El hecho de que exista una constitución y una voluntad de que haya garantías no significa que eventualmente no haya situaciones de inconstitucionalidad.
Los derechos específicamente de expresión no se condicionan a los fines de la sociedad socialista. Me parece interesante porque, en última instancia, las personas que no persigan los fines del socialismo estarían amparados por el derecho a la libre expresión. En el caso de la prensa, establece que los medios fundamentales de comunicación son de propiedad socialista y es interesante que puede haber medios no fundamentales. Vendría luego la discusión de qué se entiende como fundamental o no, pero en principio me parece interesante. En sentido general, me parece bien que se hable de los derechos de reunión, manifestación y asociación, siempre con fines lícitos, y que no precisa con fines socialistas.
Yo soy muy optimista y me forma la buena fe y podría pecar de ingenua pero cabrían posibilidades de desarrollo de la sociedad civil, en base a lo que está ahora reflejado, y condicionado a lo que quiera definitivamente la autoridad política, o sea, el Partido que sigue rigiendo los destinos.
En última instancia, si ganara el NO, lo único que valdría sería la continuidad de una norma anterior hasta tanto se volviera a discutir por iniciativa legislativa. Pero la situación jurídica inmediata es que se mantiene la constitución del ‘76 tal y como venía regulando la sociedad.
Eduardo González (desarrollador web): Vamos a llegar al 24F y vamos a tener aún cosas pendientes a discusión que son claves para el desarrollo del Estado. Nos va a seguir faltando una independencia real, no solo funcional, del poder judicial con su tribunal constitucional. Si no tenemos independencia del poder judicial, de nada va a servir un tribunal constitucional.
Va a seguir faltando un ministerio público porque la fiscalía no es independiente, y es apenas una abogacía del estado, un departamento del ministerio de justicia, pero no es un ministerio público, ni incluye defensoría del pueblo.
Nos va a seguir sobrando, en mi opinión, un partido comunista que esté centralizado dentro de la constitución y tenga garantizada una hegemonía dentro de la constitución. Eso va a seguir usurpando las funciones del gobierno de la república que es laico.
Van a seguir sobrando funciones al Consejo de Estado que seguirá usurpando la soberanía de la ANPP que es el pueblo reunido en asamblea.
Respecto a lo que comentaron quería hacer algunas anotaciones. En materia de género, la no inclusión del derecho al aborto —aunque sé que es polémico y peliagudo— creo que es importante. El hecho de que se siga incluyendo la elección indirecta del presidente y no se incluya algo como el derecho al aborto revela un compromiso del bloque hegemónico de poder con la propia conservación de la hegemonía más que con las políticas progresistas que esperamos que impulsen.
Respecto a la campaña del SÍ, creo que se ha ido de las manos. No creo que sea ilegal, pero sigue siendo antiético, sobre todo cuando veo que hasta en los deportes lo ponen. Me parece grotesco.
Con respecto a la Ley Electoral quiero apuntar dos detalles. Esta ley políticamente hablando está vencida porque hace 3 o 4 años nos dijeron que para estas elecciones la Ley Electoral iba cambiar. Escuché que el cambio era para la legislatura en que salió electo Díaz-Canel como presidente, que se iba a actualizar la Ley Electoral y luego no se cambió.
Lo otro es el derecho al voto de los cubanos en el exterior. La constitución garantiza el derecho al voto a todos los cubanos sin referirse a estatus migratorio. La Ley Electoral dice en su artículo 164 que tienen derecho al voto los cubanos que tengan residencia en Cuba donde quiera que se encuentren, incluso si están fuera de Cuba en el momento del referéndum, pero no hay nada coordinado para que se haga cumplir ese artículo. El MINREX no se ha pronunciado al respecto. No me queda claro qué va a pasar con eso.
La municipalización de la política es clave. Este giro pondrá al municipio más en el centro de la gestión, pero habría que repensar lo que consideramos como un municipio. Debe ser una unidad que pueda ser autónoma en sí, que pueda gestionar su transporte público, su recolección de basura, pero tenemos que repensarlo, volver a ver qué consideramos municipios en el país para poder realmente municipalizar los servicios.
Yasmani Anero González (cuentapropista): Una de las cosas que me preocupa y me despertó una duda fue lo que dijo Julito de que el voto NO sería el voto a la continuidad. Entonces, me preocupa una cosa, terminamos ahora con el resultado X, ¿qué viene después? ¿Qué tenemos que hacer nosotros, como cubanos conscientes de que tenemos realmente que cambiar las cosas? La mayoría del voto NO no va a cambiar nada. La mayoría del voto SÍ las va a cambiar a su modo. ¿Qué viene después?
Taylor Torres (comunicador social): En las redes sociales se han tenido varios debates con respecto a aprobar la constitución, o ratificar, o como le quieran llamar. Personas que considero inteligentes y aparecen en el noticiero o tienen poder y presencia en los medios de comunicación masiva en Cuba que llegan a casi todo el mundo defienden la idea de que si no se aprueba este proyecto de constitución no hay otro camino. Es la del ‘76 la que se queda y punto. Lo siento hasta como una amenaza. No hay otro camino a recorrer y se tiene que aprobar esta para que pueda cambiar algo en el país. Si ganara el NO, si no se ratificara esta constitución ¿qué significa?
Ailynn Torres: Sobre el tema del aborto: en el proyecto de constitución que se va a votar se incluyen los derechos sexuales y reproductivos como contenido constitucional pero no se dicen cuáles son. Uno de esos es el derecho a la interrupción voluntaria de los embarazos, pero no se menciona explícitamente y corre el peligro de no asegurar que la práctica de la interrupción voluntaria de los embarazos tenga el sustento legal que merece.
Hasta el momento, el aborto en Cuba no es legal, está institucionalizado. No está asentado en la ley, se regula por guías metodológicas del MINSAP. Otorgarle rango constitucional a los derechos sexuales y reproductivos en general y al derecho al aborto en específico sería importante, pero no se especifican cuáles son esos derechos sexuales y reproductivos.
Se debería haber definido al interior de la constitución, no solo en abstracto, sino pensando en una coyuntura donde haya una cada vez más expandida presencia de denominaciones religiosas con contenidos fundamentalistas importantes que eventualmente podrían disputar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Que estuviera asentado en la constitución sería muy importante.
Se habló de la necesidad de pluralizar la política y considerar el pluralismo político como un contenido legítimo de la política cubana. Obviamente me parece importante que podamos disputar ese derecho y esa necesidad, pero al mismo tiempo vale recordar que no solamente es importante reconocer la pluralidad de voces políticas sino demandar que puedan operar legítimamente en el espacio público. Lo que ha pasado con el artículo 68 es una muestra acotada y precaria de cómo eso podría ser, incluso si no se reconoce. Lo que ha pasado con el 68 es un mirador político importante para observar de qué manera desde abajo y hasta imprevistas se pueden articular voces que disputen contenidos en el espacio público. Como proceso político es una de las enseñanzas, de las rutas que nos mostró el debate en torno a ese tema.
¿Qué va a pasar?, no sé, pero creo que este proceso nos convoca a pensar en dos registros: uno, qué va a pasar el 24F y, no solamente si va a ratificarse o no la constitución, sino en qué proporción, qué nos van a decir a los números en relación a cómo se ha comportado en la historia política cubana. Entonces, una cosa es lo que va a pasar el 24F y otra lo que pasará después del 24F, pase lo que pase el 24F.
Si se aprueba la constitución, tendremos dos años en los cuales se va a reformular parte importante de toda la trama legal cubana. Lo que pase en esos dos años va a ser, creo yo, lo que va a indicar el verdadero pulso político de la sociedad civil cubana. El proceso de consulta sobre el texto constitucional, aunque tuvo amplia participación popular, fue coordinado desde arriba. La pregunta importante es si la sociedad civil cubana va a poder coordinar desde abajo lo que va a pasar después del 24 y es efectivamente después del 24 que vamos a tener que disputar, repensar, consensuar y debatir en torno a la garantía de los derechos y a la forma que efectivamente tenga.
La misma sociedad civil que ha estado trabajando por semanas, colaborando y tejiendo redes en función del tornado, habría que ver si tenemos la lucidez política para gestionar también un proceso que no termina el 24, sino que empieza el 24, pase lo que pase.
Eloy Viera Cañive: Lo primero, ¿qué tipo de mayoría para aprobar la constitución? Para mí, como jurista y positivista al fin, es por mayoría simple. Si la ley no ha hecho distinción de tres cuartos, es por mayoría simple porque es el término general que se utiliza en la ley electoral.
Segundo, hay un tema de interpretación de la ley electoral. Una acotación, las leyes lectorales son consideradas normas de rango constitucional. Pensemos eso. Estamos hablando de la norma más importante que complementa la constitución porque es la norma en la que se materializa la participación ciudadana en el poder político. Por tanto, analizar la ley electoral como si fuera un queque es una soberana ridiculez, pero seguiremos manejando la ley electoral como un queque porque en Cuba no hay quien defina qué es ilegal o no en materia electoral.
En Cuba hasta hoy tenemos “comisiones temporales electorales” que son designadas para los procesos electorales. La Ley Electoral dice que la comisión electoral es la encargada de regular en materia de elecciones. Pero, ¿qué va a regular la comisión electoral? Primero, ¿cómo llego yo a preguntarle a la comisión electoral? ¿Cómo insto yo a la comisión electoral para que regule con relación a un vacío normativo? ¿Dónde están los canales que tengo yo como ciudadano? Son inexistentes, y por tanto será inexistente también mi capacidad como ciudadano de articularme para exigir y pedir un grupo de demandas como esa.
¿No se sabe cómo se va a aplicar el artículo 168 de la Ley Electoral? Sí se sabe. Ya se dijo. En la Mesa Redonda se dejó claro: van a votar los cubanos que estén en misiones oficiales en el exterior. Listo, no hay más nada que discutir. El resto de los cubanos tiene que venir para acá y vamos a poner colegios electorales en los aeropuertos. Si usted no tiene mucho tiempo venga un fin de semana, llegue al aeropuerto, vote y regrese. Vota y vira. Eso es lo que se dijo. ¿Quién lo dijo? Ah, vaya usted a pensar qué tipo de autoridad tiene una persona que es la encargada de la comisión especial del MINREX que definió eso.
Muy tranquila, la presidenta de la comisión electoral nacional dijo que había que garantizarles a las personas en misiones oficiales [la posibilidad de votar] porque tenían responsabilidades y compromisos con nuestras contrapartes en el extranjero y no podían venir a Cuba a votar. ¿Y el resto de los cubanos que están del lado de allá y que también tienen obligaciones? Esos no cuentan.
Evidentemente, mientras no haya un mecanismo para acceder al espacio público a discutir eso… Yo dejé de ver la Mesa Redonda y el noticiero porque sentí que me iba a dar un infarto. Yo de vez en cuando hago mi catarsis en los espacios que puedo. El único problema es que ese espacio que ellos utilizan también es mío, y yo no lo puedo utilizar.
¿Ratificar? Para mí, en derecho está muy claro. Ratificar es estar, contento o no, con una propuesta que le están ofreciendo. Se ha intentado manejar desde el debate que si usted está de acuerdo con muchos artículos y con otros no, tiene que hacer una compensación. Usted puede votar SÍ si usted compensa y son más los que sí y menos los que no. No, señor mío. Ratificar es lo que usted me está ofreciendo porque de antemano hay puntos en los que no me ha dado la posibilidad ni de discutir.
Ratificación, en esta constitución, es una de las trampitas que nos han puesto. Cambiamos los principios de la democracia socialista en esta constitución. Uno de los principios básicos de la democracia socialista era que todos los órganos de Estado en Cuba eran colegiados. Eso se acabó, se murió. Tenemos un presidente que es capaz de decretar presidencialmente, un presidente que refrenda, que ratifica las leyes de la ANPP. Tenemos un presidente de la ANPP que firma las leyes y un presidente que refrenda las leyes. Si eso no es un derecho a veto, no sé qué cosa es.
A mí que los constitucionalistas me den una aclaración. Yo no soy constitucionalista, pero a mí que me refresquen, porque refrendar, ratificar, me empieza a crear confusiones.
Voy más allá. Se habló de independencia judicial. Volvimos a que los tribunales no son colegiados. Regresamos a los tribunales unipersonales.
De pronto, el mismo sistema socialista que usted mismo dijo que era inamovible con una cláusula de intangibilidad que usted mismo cercenó, porque la cláusula que se incorporó en el año 2002 decía “sistema económico político y social”, ahora es “el socialismo nuestro”, que ya no sabemos si es del siglo 21, 22 o 23… ya no tenemos idea. Esa es la cláusula de intangibilidad. Ellos mismos han cogido esa cláusula, que para ellos era intocable, y la han cercenado. Es un socialismo, el socialismo que ampara esta constitución, que no tiene nada que ver el modelo de Estado con el mismo que amparaba allá y que aquella cláusula decía que nosotros no queríamos que se cambiara. Sigo sin entender un grupo de cosas que me parece que son detallitos que debieran llamarnos la atención.
Y no me hablen más de la ANPP. No tenemos ANPP. Tenemos 605 personas que son convocadas dos veces al año a almorzar en el Palacio de las Convenciones. Y les pongo un ejemplo de esta constitución. Dice por vez primera que las sesiones de la ANPP son públicas. Publicidad, transparencia en los debates. ¿Y las del Consejo de Estado, que sesiona el resto del año dónde quedaron? ¿El representante del órgano supremo, dónde quedó? Yo llevo 4 sesiones ordinarias seguidas viendo los 3 días de debates. Llego a la oficina “insurto” como dice mi abuela. Ahí están los parlamentos europeos con un cuarto piso para la ciudadanía, no pueden hablar, pero están viendo qué pasa. Aquí trasmiten las sesiones de la ANPP miércoles, jueves y viernes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. ¡Lo ve una cantidad de gente…! Además, lo dan por fragmentos, para que no empache. Mientras esas cosas no las discutamos y no las tengamos en cuenta, tenemos un problema.
Decían que era un planteamiento infeliz con relación al Partido. Me parece, más que infeliz, antiético, ilegal, ilegítimo, sobre todo porque la persona que hizo ese planteamiento es el jefe del organismo que controla la constitucionalidad de las leyes en este país. Y ese es el mismo sistema de control de la constitucionalidad que esta constitución refrenda. No duden que esa persona mañana vuelva a ser el jefe de ese departamento de la ANPP. Esa visión de constitucionalidad y de derecho es la que va a controlar la constitucionalidad en el país. El control de la constitucionalidad, nos guste o no, tiene que estar en manos de los tribunales que son los organismos especializados en la administración de justicia e interpretación de la ley. Las leyes interpretativas son excepcionales. La interpretación de la ley es una labor de los tribunales.
En mi opinión, está clarísimo el tema de que no es lo mismo pluralidad política que pluripartidismo. Cuba está necesitada, al menos inicialmente, de pluralidad política, la cual no le está dando esta constitución.
A diferencia de lo que algunos creen, la libertad de expresión no está condicionada en este texto constitucional; no la condicionan a los fines de la sociedad socialista. Sin embargo, esta constitución condiciona los mecanismos de magnificar esa expresión, de llegar a más personas.
Esta constitución refrenda la actitud de que usted en su casa puede decir lo que quiera, las calles siguen siendo de alguien que no se sabe de quién pero que todo el mundo entiende y, por tanto, usted tiene libertad de expresión y conciencia, pero no tiene el mecanismo para magnificar esa expresión, porque los medios siguen respondiendo primero a una política de comunicación y segundo a una ley que esperemos se pronuncie.
Quiero llamar la atención sobre el hecho de que tampoco tenemos herramientas para evitar la inconstitucionalidad por omisión. Seguimos esperando un reglamento del consejo de estado, una ley de prensa, una ley de relación entre la Iglesia y el Estado… Un grupo de cosas que no han aparecido en 40 años y espero que en alguna medida la capacidad de articulación de la que hablaba Ailynn influya en que eso surja de la manera más adecuada.
Por último, me referiré a algo que me llama la atención desde el punto de vista ético —y como quiero pluralidad política, también quiero pluralidad de criterios. Hay un conflicto importante en la carta magna y en las exigencias, por ejemplo, del derecho al aborto constitucionalizado, el derecho a atacar o entender los derechos reproductivos como un derecho a… pongámoslo como queramos.
La constitución reconoce el derecho a la vida y eso establece una preconcepción para mucha gente. Después está la discusión de si la vida comienza con la concepción, el nacimiento… Eso es una discusión ética, religiosa, axiológica, como quieran ponerle, pero lo cierto es que, jurídicamente, esta constitución reconoce el derecho a la vida y no proscribe la pena de muerte.
Hay una contradicción jurídica importante en ese caso, sobre todo a partir de las manifestaciones políticas de que la pena de muerte se continuará utilizando en Cuba, mientras estemos en circunstancias excepcionales como la de ser una plaza sitiada. En ese sentido creo que habrá también mucha gente con sus posiciones con relación a una u otra concepción de la vida, que pueda apoyarse en ese reconocimiento constitucional del derecho a la vida. Pueda o no, en dependencia de las posiciones de cada cual, pero llamo la atención al respecto, porque puede ser una contradicción jurídica importante y un tema a debatir desde un punto de vista ético.
No creo que necesariamente debamos constreñir el municipio a una unidad estructural. Pongo un ejemplo: París tiene 20 distritos y todos tienen representantes independientes, algunos tienen tasas impositivas independientes. Amarrar la municipalidad a eso impediría un grupo de derechos como la asociación municipal que no creo que haya que discutir.
Para terminar. ¿Qué viene después? Para mí está claro: una lucha ardua de quien quiera participar. Hay algo que no se puede perder de vista que en Cuba todavía funciona y son los automatismos. Mucha gente no quiere participar. Lo que vendrá después es este modelo de Estado que nos han ofrecido y la lucha de manera alternativa —porque no se podrá utilizar el orden constitucional para luchar por una opción diferente— porque la propia cláusula de intangibilidad lo impide. No permite que posiciones diferentes a la búsqueda del socialismo como medio de vida para la nación cubana emerjan, sino que hay que usar otro diferente.
Insisto en lo que me preocupa. La gente me dice: “qué influye que esté la cláusula de intangibilidad si mañana puede venir otra cosa, hacemos una nueva constitución, la acabamos”. Lo que pasa es que la nueva constitución que venga no podrá ser a través del orden constitucional, o sea, los mecanismos que tiene esta misma constitución para reformar y cambiar y hacer lo que haya que hacer. ¿Qué significa que no se apruebe? No tengo mucho que decir. El que no se apruebe lo único que podría indicar es que era Luis XIV quien estaba en la comisión y dijo “después de mí, el diluvio”.
Julio Antonio Fernández Estrada: Creo que el 24F nosotros no vamos a hacer una ratificación. Vamos a decidir si esa constitución se pone en vigor o no, el pueblo lo va a hacer. Usted puede usar el lenguaje poético de la ratificación, pero para mí eso es literatura. Incluso, aunque la ley fuera extraña o ambigua en este caso, nosotros, el “soberano”, tomamos la decisión en esta asamblea que no vamos a ratificar nada, vamos a aprobar la constitución, porque la constitución no existe todavía. Hay momentos en que hace falta ser positivista y otros en los que se debe ser iusnaturalista, la mayor parte del tiempo soy iusnaturalista, casi, casi espiritista jurídico porque es algo que necesito para poder vivir.
Hay un escenario que todo el mundo cree que va a suceder, que va a haber una victoria del SÍ, grande y amplia, que va a crear este panorama que acaban de decir Ailynn y Eloy de lucha por la política venidera. Por ahí viene la cosa en los dos años posteriores. Me parece que va a pasar lo mismo de siempre: vamos a luchar, nos vamos a obstinar.
Como dijo Martí: estos son tiempos en los que hay que fundirse (RISAS). Martí lo dijo, está en Coopelia, lo dice afuera. Yo no sabía de dónde salía eso, pero lo dijo Martí. Está puesto allí y me parece que está puesto a propósito. Nosotros nos vamos a fundir también, vamos a luchar y luchar. Hay que fundirse en este tiempo, lo vamos a hacer. Si gana el NO, legalmente, desde el punto de vista técnico, continuamos con nuestra constitución, porque no estamos discutiendo quedarnos en un estado de anomia. Por lo tanto, tendremos la constitución con las reformas del ‘92 y el 2002, vamos a seguir con lo mismo, muchas cosas se mantendrán igual.
También vamos a tener menos derechos, un matrimonio heterosexual para siempre, a no ser que luchemos para que esas cosas no sucedan. No está prohibido en ninguna parte, ni nada indica que no podamos crear un movimiento que en un año obligue a tener una nueva propuesta constitucional; de lo contrario, sería como creer que es el fin de la historia, que se está votando realmente si la tierra es redonda, si los elefantes se están cayendo, si después del Morro lo que hay es un abismo… Nada de eso es así. La política va a seguir, la lucha va a seguir.
Me parece que el escenario más esperable es uno en el cual las personas decentes vamos a seguir sin saber dónde ubicarnos en política. Vamos a tratar de luchar personas como yo, que creo que somos un ejército bastante grande en Cuba: los que queremos el socialismo democrático, socialismo participativo; los que nos gusta el socialismo republicano; los que queremos pluralismo político; incluso, si llegara a haber pluripartidismo no nos vamos a asustar, porque creemos que en una elección plural hasta Díaz-Canel podría ganar —claro va a ganar más fácilmente si el otro candidato es Díaz-Canel también. Si fuera pluralismo político creo que Díaz-Canel podría ganarle a muchos candidatos que la gente se imagina que pueden ser fantasmas perversos porque la gente en Cuba tiene cultura política, tiene alguna sensibilidad. Otros creen que la continuidad es esa, por tanto, son escenarios que asustan a los burócratas pero no al pueblo de Cuba.
El pueblo de Cuba no se asusta ni con los tornados. Los sufrimos pero no nos asustamos. Al día siguiente respondemos y el Estado lo hace como al quinto día. Y cuando responde rápido y lo hace bien, lo hace usando como espejo al mismo pueblo y aprende de la sociedad civil.
No estoy diciendo que el Estado sea inoperante, la gente pensaba que la luz en La Habana la iban a poner en un mes, la reestablecieron en una semana, no se han robado las cosas que la gente está llevando. Es decir, es un Estado que está entrenado para muchas cosas, hace muchas cosas bien, hay muchas cosas que no sabe hacer, hay muchos funcionarios que no tienen preparación para hacer las cosas bien. Pero todos tenemos responsabilidad en eso; ellos y nosotros, porque nosotros hemos mantenido como soberanos esa institucionalidad, tenemos por lo menos la misma responsabilidad.
El escenario más duro es tratar de tener una política que sea común y corriente; que la gente no se asuste; que la gente entienda que nosotros también tenemos derechos: los que no estamos en ningún partido, en ninguna organización, los que no militamos en nada y a quienes nos enseñaron que ser comunista no es obligatoriamente tener un carnet, o incluso que si dejaras de ser comunista no pasa nada mientras seas decente, digno y que te guste hacer el bien para la mayoría y luchar por derechos e inclusión y democracia.
Cuando hablar de estas cosas no sea pecado, ni tabú, todo será mucho mejor, pero todavía estamos en un ambiente en el que quienes luchamos por un socialismo diferente al que se trata en las organizaciones políticas reconocidas —estatales, políticas y sociales— seguimos siendo bichos raros, y tenemos que escribir en medios de prensa alternativos, gracias a gente que te invita, jóvenes que no le tienen miedo a nada.
Creo que va a ser duro lo que queda por delante porque no hay una cultura de derechos humanos en Cuba, una cultura de participación, en la que estas cosas son normales. Me da mucha esperanza que el pueblo no espere por nada y resuelva sus problemas cuando viene algo tan fuerte como un tornado —que nadie podía imaginar. Pero hace falta hacer eso también en política, porque hay un tornado que hace rato pasó por encima de nosotros que ha hecho que la gente sea pobre, que haya desigualdad, que haya problemas que nunca hemos resuelto con ninguna revolución en Cuba, otros que la Revolución resolvió y por el camino se hicieron peores que antes. Creo que el pueblo y solo el pueblo de Cuba debería resolverlos.
La opción no es que alguien venga a decirnos qué tenemos que hacer, tenemos que creer en nosotros mismos. El reto más grande será cómo ser decente y digno aquí y en el futuro sin que te estigmaticen, sin que te eliminen, sin que te pongan en la otra orilla, cuando tú estás en esta orilla igual que el compañero que te atiende.
Puede mirar el debate completo a continuación:
comentarios
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Rosa pablos
Gracias por existir, El Toque
jose
Renier
Y por favor a los periodistas de El Toque también existen otros temas del que se puede hablar y hacer un buen periodismo como Ciencia, acontecer internacional, cultura, medio ambiente, adelantos científico técnico, avances tecnológicos etc.
Muchas gracias.
Manco
Yo también soy Cubana
Ricardo E. Trelles
Pero los formatos tradicionales de discusión (¡incluídos los conocidos en la Web!) no facilitan el estudio de las ideas y opiniones tratadas. Todo lo dicho en ese debate el 4 de febrero puesto en un *sistema gran foro*, sería un mundo de diferencia para encontrar, saber y aprender de lo que sirve y de quienes sirven, en la discusión. Y hasta los que no sirvan mucho se dan cuenta pronto que tienen que mejorar y cómo mejorar.
Una muestra con funcionamiento limitado (pero explicaciones con algunos detalles de cómo es todo el sistema) se encuentra en GranFLNC.net
Alex
Alejandro Fonseca Sancho
Alejandro Fonseca Sancho