Yaimel Camps ha optado por el rap como forma de expresión. Foto: Lianet Leandro López.
Rapera de armas tomar
7 / julio / 2016
“Si vamos a hacer esto, lo hacemos en serio, yo no estoy para perder el tiempo”, le dijo categóricamente Yaimel Camps a su esposo Baniel Roche cuando este la invitó a unirse a él en su nuevo grupo Renovación Urbana. “Es que yo tengo tres niños, y no puedo darme el lujo de estar jugando”, me explica la muchacha de 27 años.
Aparenta más edad, pero no por su físico, fresco, juvenil y provocador, con media cabeza rapada y dibujada con su propio cabello, y la otra mitad con largas trenzas, su particular símbolo de rebeldía.
En los más de tres años que llevan rimando juntos, han grabado dos discos, buscan constantemente lugares donde asentar su peña por toda La Habana, aprovechan cualquier oportunidad de promoción, viajan a los festivales en otras provincias, y colaboran con Yamay Mejías, La Fina, en su proyecto “Somos mucho más”, que lleva el rap a la comunidad.
Renovación Urbana cultiva el biff, “un estilo para que la gente baile y se divierta, lo fusionamos con música cubana y hablamos del amor, ayudamos al público a desconectar. Eso también cuenta mucho cuando quieres llegar a ciertos espacios y abarcar segmentos más amplios de seguidores”, cuenta Yaimel.
“Lo primero que hicimos fue entrar a la Agencia Cubana de Rap, en una audición que logramos cuando yo estaba embarazada del último bebé. Luego de un año y medio, de reclamaciones con un abogado, de cartas a la presidenta y al Instituto Cubano de la Música, finalmente aprobaron nuestro ingreso y nos dieron los papeles, que no sirven para mucho más que para trabajar, pero al menos con ellos podemos cobrar por nuestras presentaciones, porque un documento dice que somos profesionales”, cuenta la chica.
Ella no es parca para criticar a otros raperos que se regodean en la crisis de representatividad institucional del movimiento. Considera que la primera carencia de muchos, y lo que ha llevado al rap a perder terreno en los últimos años, es el no comportarse como lo hace cualquier artista de cualquier otro género.
“Se creen más ‘underground’ que todos por grabar con un micro y una computadora, y entonces se asombran y protestan cuando no les quieren poner en la radio o en la televisión un producto mal grabado, sin calidad. Nosotros nos esforzamos por grabar en un estudio independiente, pero profesional. Con tres niños nos cohibimos de mil cosas, no tenemos ni celular, pero ahí están nuestros dos discos, La Tesis del Flow y Más Renovación, los dos muy buenos. Y hasta salimos en Piso 6, un programa de televisión donde van los artistas más escuchados del momento, y te aseguro que no le pagamos a nadie”, relata Yaimel.
“A mi esposo no lo apoyaron los amigos de toda la vida cuando decidió cantar conmigo. No confiaron en nosotros. Incluso estando embarazada en una oportunidad fuimos a cantar a una presentación y luego de cuatro horas esperando nos dijeron que no. Tampoco hemos conseguido lugar fijo para una peña, pero no nos hemos parado por eso. Nuestra meta es que algún día ganemos lo suficiente con el rap, para vivir y para invertir en él todavía más”.
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