Tocó muchas puertas en uno de los prados más largos de Cuba, avizoró zonas propicias para instalarse, previó espacio, tiempo, amplitud, y la afluencia de personas durante cada uno de los días de la semana…
Algunos pensaron que solo era una galería de arte más, pero no, tampoco una tienda de souvenir o de ropa, productos rutinarios en el mercado cubano.
Quizás Carlos Juan González Évora, joven villaclareño de 25 años de edad, ha descubierto entre sus populares y modernas lámparas algún “genio” que le ayude a desandar el difícil mundo de los negocios en esta Isla.
Toda su familia en Villa Clara está vinculada en el proceso productivo de EVO, su tienda. “El nombre proviene de Évora, el apellido familiar. Mi mamá lleva la parte económica, las inversiones; mis primos trabajan los tejidos, yo me dedico al diseño de los productos, los suministros”, cuenta Carlos.
EVO se distingue por el sentido artístico de sus ofertas en el panorama de la comercialización cubana. Lámparas, centros de mesa, búcaros, objetos decorativos del hogar, todos de tendencia minimalista, atraen a los transeúntes. Con una sede en Villa Clara, y otra en Cienfuegos, este audaz muchacho prevé ya abrir otras tiendas similares.
“Cuando muchos niños deseaban ser bomberos, policías o deportistas, ya yo soñaba ser arquitecto. Me gradué de esta carrera en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, pero siempre tuve el “bichito” del diseño. Mis previos estudios me dotaron de habilidades manuales, sentido artístico, gusto por la estética, la atracción por los patrones visuales modernos. Junto a unos amigos artesanos en mi ciudad natal ideamos un producto poco común en el mercado cuentapropista”.
EVO conjuga la armonía de lo simple en sus diseños: “La tendencia minimalista conforma la esencia del negocio. Mientras más simple el objeto, más atractivo resultará a la vista. Hemos comprobado que gustan los productos, pues los clientes buscan este estilo para decorar sus hogares, esto es evidente en nuestra permanencia. El mercado nacional constituye nuestro público meta, los precios nuestros difieren bastante a los de las Tiendas Recaudadoras de Divisas”.
A Carlos se le ve a diario desafiar su apretada agenda como ejecutor de diversas obras del territorio donde vive para atender sus emprendimientos. Hoy combina el quehacer cuentapropista con su labor de arquitecto en la Empresa del Turismo.
“Cuando culmine mi servicio social pienso dedicarme a este trabajo completamente. Amo mi profesión, pero con EVO obtengo otro tipo de remuneración, no solo monetaria”, dice.
El agitado mundo de la búsqueda de insumos, y recursos para sostener una iniciativa privada deja poco tiempo para pensar en reconocimientos de marcas, patentes legales, y derechos de autor, un sector ambiguo y de escaso reconocimiento por los emprendedores.
Sumergirse en el universo de las tiendas estatales o las llamadas candongas de vendedores particulares; encontrar de a poco algunos recursos, sumarse a la cola de las escasas ventas de pinturas en la ciudad, valorar precios… es una maratón cotidiana para Carlos.
“Es bien complicado, más en el sistema de compra-venta actual, pero he logrado saber dónde puedo encontrar un interruptor, un breaker, un socket, la pintura específica que requiere este trabajo, todo en lugares aislados, y como soy artesano, tengo cosas que justificar, y debo adquirirlo en esas tiendas para conservar los comprobantes. Es un poco más fácil con otros materiales como el barro, y el hilo, pero con los accesorios no tengo ninguna facilidad”.
Hoy EVO no solo amplía sus ofertas; también proyecta expandirse en otros territorios.
“Abriremos otra tienda en el municipio villaclareño de Camajuaní, donde hay muy buenas perspectivas de comercialización. El público cubano aprecia nuestro quehacer y agradece nuestras propuestas. Así continuaremos”.
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