La dirección de la Revolución, que en los últimos meses no tiene domicilio fijo dado lo mucho que se mueve por el territorio nacional, convoca a todos los ciudadanos, en especial aquellos que tengan «suficiente potencial científico, inteligencia, gente que sabe hacer», «a cambiar la situación económica del país».
Conscientes de que las visitas a provincias «son para ayudar, para acompañar, para pensar entre muchos cómo dar respuesta a los problemas que desafían a la Isla», los participantes tendrán como premisa tirarle un cabo al presidente, quien, en aras de no repetirse, ya no sabe qué otra cosa decir a su llegada a cada municipio.
Deberá enviarse cuanto antes un párrafo de unas pocas líneas que logre, en boca de nuestras autoridades, «hacer que las ideas constituyan rampas de lanzamiento desde las cuales transformar realidades», eso sí, evitando utilizar textos trillados que no tengan «el valor de quitar de la terminología del combate diario expresiones como 'no se puede', suprimir del esfuerzo diario toda frase que lleve al desánimo de los imposibles».
«Se sabe que la voluntad es una variable cardinal en eso de cambiar escenarios», de ahí que esperamos que la mayoría de los eslóganes que nos envíen sean utilizados «para compartir en varios lugares los análisis sobre la filosofía de convertir en positivo aquello que no lo es», con «un diseño de lo que debe hacerse, tanto desde las filas del Partido Comunista como desde los demás espacios en los cuales se puede defender y mover el país hacia adelante». Es lo que llamamos «la buena labor política», esa que «se hace generando emociones, moviendo los sentimientos».
Para evitar que las emociones lleguen al extremo de repetir cual loros los logros e ideas ya expresadas por el dignatario, se mencionan a continuación algunos latiguillos que serán considerados plagio de llegar a las oficinas receptoras:
—«Han pensado bien. Han creado una buena estrategia que demuestra que pueden salir adelante». (Nótese la multiplicidad de escenarios en que puede pronunciarse, no importa los pasos atrás ni la persistencia del retroceso).
—«Ese es justamente uno de los principales objetivos que tienen nuestros recorridos por el país: impulsar, catalizar procesos, organizar mejor las cosas y que se conviertan en ejemplo para quienes tienen indicadores deficientes». (Tener en cuenta el detalle de que por mucho estudio y enjundioso currículo del visitado, no podrá jamás emular con la sabiduría del visitante. Este siempre tendrá a mano la idea maravillosa que no se le ha ocurrido a nadie, dejará boquiabierta a la concurrencia y producirá una absoluta catálisis).
—«Tenemos que proponernos cada día hacer más, trabajar para aportar más y no detenernos. Vamos a mejorar, pero para eso necesitamos hacer y producir más por nosotros mismos». (No es objetivo de esta convocatoria adelantarnos a la tesis que expondrá en su momento nuestro primer secretario. De seguro, y sin detenerse, analizará con consuetudinaria sapiencia cómo es posible producir más si no es por nosotros mismos).
Como botón de muestra ponemos a consideración de los numerosos aedas, boleristas y cantares de gesta que se sumarán a nuestra convocatoria un parrafillo periodístico que habla de la inmundicia de café que representa el Hola de la bodega, pero lo hace «moviendo los sentimientos».
«Quienes procesan y envasan el contenido en el pequeño paquete sienten también la insatisfacción de no tenerlo siempre listo para colar y degustar, pero no lo expresan con desánimo porque la infusión es vida y ellos están dispuestos a defender su tradición industrial».
Ya saben: la cosa es ser proactivos, generar ideas ya que no electricidad, y facilitarle la labor a San Canel para cuando regrese de tomar una granadina con Vicente.
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