No podemos dejar de reflexionar sobre la peculiaridad de ciertos medios de comunicación, que suelen presentarse como académicos o analíticos y en realidad son meras comunicaciones intencionadas, cuya finalidad es ideológica. Se manipula la información y se juega con los datos, para hacer que falsedades parezcan estar sostenidas en evidencias.
Comunicar, informar, contar una historia es un acto político. Significa asumir un lugar en el escenario nacional, regional e internacional. Los periodistas, los politólogos o los académicos de otras disciplinas realizan el esfuerzo de presentar análisis objetivos y críticos.
Un análisis crítico sobrepasa la mera descripción y trata de entender el contexto, los antecedentes históricos, las relaciones entre los actores, escenarios alternativos, causas y consecuencias políticas o económicas. En estos estudios se responde cómo fueron los procesos, cuáles fueron, por qué se originaron, cuáles han sido las consecuencias, quiénes los condujeron. Para realizar estos estudios, se necesita leer bibliografía de fuentes primarias y secundarias que serán citadas para fortalecer el argumento, demostrar que las fuentes son confiables y la información, cierta. En la mayoría de los casos, los artículos son revisados por los editores de las revistas académicas o los portales de Internet que comprueban la veracidad y credibilidad de las fuentes.
La llegada de internet y las redes sociales nos ha inundado de información y desinformación. Las fake news son noticias de acontecimientos que no sucedieron. La desinformación es compartir contenido falso para hacer daño. La posverdad es cuando la opinión de una persona vale más que los hechos.
La desinformación no es nueva. En 1982, los medios de comunicación afines a la dictadura militar argentina proclamaban, sin pruebas contundentes, la victoria en la guerra del Atlántico Sur (Revista Gente 1982 Malvinas Estamos Ganando General Belgrano | Mercado Libre). Las tristes figuras que comandaban el país se envalentonaban diciendo «que venga el príncipe», y con ello trataban de disimular la evidente derrota.
El deterioro de la democracia, la emergencia de líderes populistas, los Gobiernos autoritarios y la aparición de las redes sociales han aumentado el nivel de desinformación. Paralelamente, existen más oportunidades para desenmascararla y descubrir hasta qué punto ha sido falta de profesionalidad del autor o la intención de hacer daño o manipular a la opinión pública. En la mayoría de los casos, las tres razones están detrás de la desinformación.
Creemos que las tres razones combinadas causan la desinformación. Para dar cuenta de nuestros argumentos, resulta ejemplificador el texto de Ernesto Limia Díaz, titulado «De patria y cultura en tiempos de revolución» publicado en La Jiribilla. Revista de cultura cubana. El artículo tiene 4 partes, en la tercera, La Jiribilla – De patria y cultura en tiempos de Revolución (III), Limia menciona nuestro trabajo de investigación sobre Cuba, pero comete muchos errores.
De patria y desinformación en tiempos de Revolución
La investigación académica en ciencia política es financiada, principalmente, por fundaciones estadounidenses o europeas. España o Argentina no destinan fondos para este tipo de investigación. No lo hacen sobre Cuba ni sobre liderazgos políticos ni sobre fuerzas armadas, por dar unos pocos ejemplos. Las fundaciones tienen programas establecidos y, una vez que se otorgan los fondos, no ejercen control alguno sobre los eventos o las publicaciones. A diferencia de algunos Gobiernos, las fundaciones no envían emisarios disfrazados de invitados ni hostigan a los participantes para conocer las conversaciones de los eventos.
Nuestra investigación sobre Cuba está conectada a estudios anteriores. Somos Rut Diamint, especialista en temas de seguridad y de control civil de las fuerzas armadas en América Latina; y Laura Tedesco, estudiosa de las transiciones a la democracia y el liderazgo político.
En uno de nuestros estudios conjuntos, hemos realizado más de 200 entrevistas con líderes políticos en Argentina, Colombia, Ecuador, Venezuela y Uruguay. El resultado ha sido publicado en forma de libro en Inglaterra y Argentina. Nuestros resultados de investigación están publicados en libros, revistas académicas y portales de Internet. Todo nuestro trabajo es público, por lo que es lamentable que Limia Díaz cometa tantos errores.
Una de sus equivocaciones es sobre una de las instituciones en la que trabajamos. Saint Louis University es una universidad estadounidense, jesuita, cuyo campus en Misuri tiene 200 años de historia. El campus de Madrid, con 50 años de trayectoria, no tiene conexión alguna con el ejército ni español ni norteamericano ni con «soldados acantonados en Madrid». Esta información es muy fácil de constatar en la página de la universidad SLU-Madrid: SLU.
Entendemos que el autor quiere «ensuciar» nuestras trayectorias y una de las instituciones en la que trabajamos, con la intención de perjudicar a ciudadanos cubanos que han asistido a los seminarios que organizamos. El argumento es histórico: instituciones americanas o vinculadas a ciertos grupos que quieren derrocar al Gobierno cubano. Sin ofrecer datos concretos y subiéndose a ficciones manidas, da por sentado que estos trabajos son parte de una «invasión» estadounidense.
La realidad está muy alejada de lo que Ernesto Limia narra en sus relatos, especialmente en el tercero, en el cual hace referencia a nuestro trabajo. Si su intención no fuera desinformar, dañar a los ciudadanos cubanos que asisten a nuestros seminarios y engañar a los que lo leen, podría haber evitado las mentiras con una búsqueda honesta en Internet.
Diálogos sobre Cuba
«Diálogos sobre Cuba» es una investigación que comenzó en 2016. Hemos realizado cuatro viajes a Cuba para visitar La Habana, Cienfuegos y Santa Clara. Realizamos 64 entrevistas con periodistas, cuentapropistas, profesores universitarios, economistas, miembros de las FAR retirados, activistas opositores y artistas entre los que había escritores, actores, pintores, dramaturgos y curadores. Hablamos con los cubanos en la calle, los trabajadores de los lugares donde nos alojamos o los taxistas que nos llevan y traen. Fuimos invitadas en 2016 y 2018 a las conferencias anuales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) para exponer nuestras investigaciones y, al mismo tiempo, tener la oportunidad de conocer el pensamiento oficial en relaciones internacionales y los trabajos de los jóvenes que estudian en el Instituto.
Por supuesto, en los seminarios del ISRI hubo discusiones porque a veces nuestra postura es diferente a las exposiciones de los profesores. Sin embargo, nos siguen invitando porque el debate abierto, bien informado, respetuoso es altamente productivo. Así se generan las ideas. El disenso es sano, fortalece e inspira. Desinformar y declamar una única verdad, es hablar solo.
Los seminarios académicos que hemos organizado no son para adiestrar. No es nuestro objetivo. Son discusiones académicas en las cuales debatimos el rol de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, los procesos latinoamericanos de democratización, el proceso español, o analizamos momentos de cambio en distintos países. Existe un casi interminable cuerpo de bibliografía sobre las transiciones políticas en América Latina y sobre el control cívico militar en las nuevas democracias. No hay razones políticas, morales ni revolucionarias por las cuales los ciudadanos cubanos no pueden leer esa bibliografía, debatirla o analizarla.
Limia Díaz critica a Felipe González, expresidente de España, quien dedicó dos horas a nuestro seminario y nos deleitó con anécdotas sobre su amistad y sus conversaciones con Fidel Castro. No vamos a entrar acá en una discusión sobre política española, solo resaltar que el autor del artículo hace acusaciones sin citar sus fuentes (¿Cuáles son esos documentos desclasificados de la CIA? ¿Han sido publicados? ¿Dónde?).
Respecto de Richard Youngs, se equivoca el autor al decir que es contratista del National Endowment for Democracy (NED). Youngs, analista de un think tank y autor de más de 15 libros, nunca ha recibido fondos de la NED. Una búsqueda honesta, fácil y rápida era suficiente para evitar la desinformación.
El autor tiene tanta confusión sobre nuestro trabajo, que no queda más que sospechar que muchos otros datos de sus artículos pueden estar errados. También podría ser que la persona que le contó sobre nuestro evento y publica fotos de las reuniones o cenas en portales con nombres falsos es un pésimo espía. Miente a sus interlocutores sobre el desarrollo de las tareas llevadas a cabo.
Nos llama la atención que, en las tres partes publicadas bajo el mismo título, el autor solo se dedique a criticar lo que hacen otros, pero no haya ni una demostración que refute los argumentos criticados. Tarea sencilla la de criticar sin exponer datos fehacientes que refuten lo que nosotras, u otros colegas, informamos.
Nosotras somos académicas, politólogas latinoamericanas, que ejercemos la libertad de pensamiento, de cátedra y de expresión. Respetamos cuando disentimos. Citamos nuestras fuentes y no desinformamos intencionadamente.
¿Qué beneficio le da a Ernesto Limia publicar notas maliciosas y erróneas? Si, como dijo Nelson Mandela, la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo, entendemos que desinformar puede ser una forma de asegurar que todo siga igual. Así, Ernesto y su confidente que poco entendió de nuestro evento, seguirán manteniendo sus míseros privilegios.
Aquel a quien no se nombra
En un acto infantil, el autor se refiere a Yunior García Aguilera como un «dramaturgo», sin identificarlo, y se pregunta: «¿Qué hacía un dramaturgo en este taller sobre cómo aniquilar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, símbolo del más profundo patriotismo mambí, para derrocar la Revolución?». El dramaturgo con nombre y una trayectoria reconocida en Cuba fue invitado porque lo conocimos a través de su obra Jacuzzi. La vimos en La Habana y nos pareció impecable, sencilla, sorprendente y fantásticamente ácida para los espíritus abiertos. Charlamos con él después de la obra y conocimos un joven inteligente, abierto, profundamente cubano y orgulloso de serlo. Nuestro taller no trataba el aniquilamiento de las FAR. Otra desinformación de Ernesto Limia Díaz.
En realidad, otro de los temas de nuestros talleres tiene que ver con el diálogo entre enemigos históricos. Hemos realizado un video con personalidades latinoamericanas que hablan de historias de reconciliación entre enemigos. No promovemos el aniquilamiento, sino el diálogo, la reconciliación aun en escenarios complejos. Por eso, a uno de los talleres que organizamos en Buenos Aires asistió el general Martín Balza, reconocido por declarar que ningún soldado puede cumplir órdenes injustas y quien promovió la reconciliación entre las fuerzas armadas y la sociedad argentina después de la dictadura que hizo desaparecer a 30 000 ciudadanos.
Yunior y otros jóvenes que asistieron a los talleres, y otros no tan jóvenes, tienen la mente abierta y quieren cambios. Nuestra pregunta a Ernesto Limia Díaz y al equipo de La Jiribilla es: ¿Qué necesidad tienen de desinformar frente a eventos académicos en los cuales pensamos con libertad, con esperanza, imaginando cambios positivos para los ciudadanos cubanos? ¿A qué le tienen miedo? Sabemos que la pérdida del statu quo va a significar la desaparición de los privilegios para algunos, eso es una revolución viva. Esta revolución moribunda, como es evidente, solo sirve a unos pocos.
El desprecio por el trabajo académico, la negación de discursos divergentes, la desinformación, son recursos bien analizados por quienes defienden la libertad de expresión. Las fake news han aparecido en diferentes naciones del mundo tanto para mantener el statu quo como para denostar procesos políticos. Se nutren de la mentira.
No hay una verdadera revolución del pueblo si esta sirve para sostener un régimen de ocultamiento y manipulación de los ciudadanos.
comentarios
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Ángel
Jorge Emilio Alvarez Trinchet
José Román
Reconciliación con los ultras de Miami ?
Donde dejan estas señoras los esfuerzos que ha hecho el gobierno cubano desde 1978 ( !!! ) para hablar con sus emigrados ??
Y por demas, la NED financia un amplio número de instituciones a nivel mundial. Asi que no me extraña que ese “científico” si estè financiado por la NED.
El otro ERROR es cree que la Revolución cubana “está moribunda”…en que se basan ambas investigadoras ? No es lo que veo cada mañana. yo , profesor universitario.
A MI SI ME PARECE que Limia lo escribió todo muy bien.
un cubano mas
Josè Roman