La sociedad cubana se encuentra entre las más envejecidas de Latinoamérica. En julio de 2022 el 21.6 % de la población cubana era mayor de 60 años.
El Sistema de Seguridad Social cubano no provee a los ancianos de una alimentación equilibrada ni los protege de terminar en las calles.
Según datos del último Censo de Población y Vivienda en Cuba, en 2012 unos 1 108 ciudadanos vivían en espacios abiertos y públicos de forma permanente o transitoria. El 50 % de ellos eran mayores de 60 años.
El contexto actual apunta a un crecimiento de estas cifras. Para el Observatorio sobre Envejecimiento, Cuidados y Derechos Cuido60, solo en La Habana la cifra se multiplicó por cinco.
Existen, además, otras condicionantes que afectan a esta franja poblacional. Cuba vivió su mayor éxodo migratorio en los últimos años, como consecuencia de la migración muchos adultos mayores se han quedado solos. Gran parte de ellos dependen de las pensiones proporcionadas por el Gobierno. La más baja es de 1 528 pesos cubanos, cifra que no garantiza la alimentación básica de una semana.
Las calles cubanas muestran un paisaje doloroso: ancianos vendiendo lo poco que tienen en cada esquina y cargando la frustración de vivir en un país que no es para viejos. El poder ha optado por invisibilizarlos e ignorarlos.
Vivir y morir en Cuba se ha convertido en una gran tragedia cotidiana.
Fotos tomadas entre el 2000 y el 2016 en La Habana, Cuba.
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