Llevo años diciéndole a la gente de Cuba en las redes sociales que allá no hay comunismo, así que mejor dejar de usar el adjetivo comunista a todo lo que viene de la Isla, a pesar de haber jurado solemnemente que un día llegaríamos, Che mediante, a tal sistema.
¿Y socialismo? ¿Es que hay socialismo en Cuba? Según un adicto a mi muro de Facebook: “El Estado aún es propietario de los medios fundamentales de producción”. No hago más que sonreír y preguntar: cuál producción, si ahora ni siquiera fabricamos azúcar, durante siglos nuestro principal renglón económico. Tiro entonces por Rogelio Manuel, nieto del Moreno Fraginals, y con un pensamiento tan agudo como su abuelo. Este joven, físico-médico, lleva años advirtiendo que los cambios que han tenido lugar del modelo económico no apuntan hacia al socialismo, sino todo lo contrario.
Yo que no soy erudita como él, pero que observo la sociedad cubana a no-sé-cuánto-kilómetros (desde lejos se ve más bonito reza la canción) y que una vez al año desembarco en tierra firma, noto las clases sociales en Cuba, perfectamente distinguibles, tanto en posesiones como en aspiraciones. Y si hay clases sociales entonces no hay socialismo, ¿o me equivoco?
No es difícil percibir las diferencias entre quienes tienen mucho y quienes tienen casi poco o nada
Hace un tiempo les hablaba de la gentrificación, y alertaba sobre este fenómeno propio de grandes urbes con sectores residenciales privatizados y remodelados para personas que puedan pagar por el alquiler de esos inmuebles y los costosos servicios que brindan los locales de la zona. Por ese entonces algunas personas expresaron su desacuerdo rotundamente y pensaron que yo estaba “viendo mucha película americana”.
Pues con curiosidad noté precisamente en La Habana que ya hay calles enteras, en las cuales la mayoría de las viviendas han sido compradas por estos nuevos ricos, tanto para ser usadas como viviendas como para negocios. Por supuesto que esta gentrificación es casi única en el mundo pues no se trata de grandes inmobiliarias que están detrás de la compra, venta y reparación de esos inmuebles, sino ciudadanos cubanos que un día fueron de “a pie” y que en la coyuntura económica actual de la isla han logrado hacerse de un capital importante que les permite el emprendimiento.
De manera que no es difícil percibir las diferencias entre quienes tienen mucho y quienes tienen casi poco o nada. Algo que jamás pensé que viviría en Cuba, a pesar de que mi familia siempre fue de las menos poseyó y por tanto desde pequeña supe que aquella Cuba que pretendía ser estrictamente uniforme nunca lo fue.
Los implantes en los traseros no son una utopía en Cuba
Se vislumbra entonces una especie de “american way of life”. Se percibe en las aspiraciones de la gente, patrones de belleza, productos que se consumen y prácticas de la vida cotidiana, cada día más cercanos a los de esa clase media-baja miamense, la que además de mandar dólares envía también valores e ideología. Por demás, ya los implantes en los traseros no son una utopía en Cuba.
Quizás a la hora de decir el lema en las escuelas debamos buscar alguno más realista. “Pioneros por el Socialismo” o algo así, porque el comunismo del que tanto se habló, parece cada día más lejano.
comentarios
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Gregorio
ESTO SOLO TIENE UNA RESPUESTA, QUE SE VAYAN LOS HERMANOS CASTROS Y TODO SU PANDILLA DE LA ISLA. CON ESTO SE RESUELVE EL PROBLEMA.
http://www.14ymedio.com/internacional/Buscan-practicas-prosperidad-Cuba-evitar_0_2056594321.html
De que va el artículo?
Me parece que a Sandra pronto le va a ir mejor escribiendo en alemán.