Hace par de meses, comentaba en esta columna que el boxeo cubano se estaba hundiendo y ya no era ni «buque ni insignia». El tiempo y los Juegos Olímpicos de París 2024, me dieron la razón. En el Olimpo cubano los guantes ya son un lujo.

Los dos plantados, los que no podían faltar a la cita con la medalla de oro (por historial), Julio César la Cruz y Arlen López, no solo fallaron a la hora cero, sino que el camagüeyano lo hizo de manera anticipada, en su primera salida ante el cubano-azerí Loren Alfonso.

Mi primer análisis, en junio, sobre el derrumbe del boxeo cubano, llegó por la clasificación a los Olímpicos de apenas cinco púgiles y solo dos figuras sembradas. Pero el golpe de realidad en París fue más doloroso.

Arlen López consiguió una medalla de bronce que supo a poco y un debutante, el jovencito cienfueguero Erislandy Álvarez, fue quien le dio al boxeo de la isla su único título en la cita. Álvarez fue convincente en todas sus salidas, el único que no fue a pasear a la capital francesa.

«Era un rival difícil, me ganó en el Mundial 2023, y en 2024 pasó un año y pico y hubo mucho cambio en mí, y mucha mente positiva en mí. Y salí a darlo todo, a gozar, a bailar, a dar el show», dijo a la prensa acreditada en París.

El púgil cienfueguero tenía un camino espinoso para subirse a lo más alto del podio. Ante sí, un boxeador local, y no cualquiera, uno laureado: Sofiane Oumiha, a quien todos daban como favorito en casa.

Tras dos platas consecutivas en la arena internacional, Álvarez fue tras el oro y así lo confirmó: «Tengo que tener esa medalla de oro, que es lo que quiero, que es lo que quiero por los cubanos. Y la tenemos».

Pero el talento de Álvarez no puede ocultar la triste realidad del boxeo cubano que, entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, está camino a la ruina.

Hundimiento del boxeo cubano: ni buque ni insignia

Entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, que Cuba no consiguiera un equipo completo de boxeo de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024 parecía una apuesta segura.

Cuba se despidió de París con solo dos medallas: un oro y un bronce. Una de las peores actuaciones de su historia olímpica en más de 50 años. Siempre había dominado el medallero de esta disciplina, pero en la capital francesa todo falló.

«No hemos tenido un ciclo positivo que digamos… Pero bueno, así son los eventos, se gana y se pierde (…) Siempre queremos ser aquella luz que ilumina a los de atrás, pero bueno, así es el deporte, se gana y pierde», señaló Arlen tras su metal bronceado.

Cuba obtuvo dos oros en Londres, tres en Río de Janeiro y cuatro en Tokio. Sin embargo, ese progreso se detuvo en París y lamentablemente no tomó de sorpresa a nadie.

Ni siquiera al exacerbado championismo de las autoridades deportivas cubanas, siempre pidiendo más títulos y fabricándose novelas y metas ambiciosas en la mente. Algo que le transfieren a los atletas y que ellos después pregonan, como pasó con el abanderado La Cruz antes de poner un pie en la Ciudad de la Luz.

«Cinco boxeadores, cinco medallas», afirmó el capitán de la escuadra La Cruz. El primero que cayó y dejó envejecer muy mal esa frase.

El boxeo cubano ya no está para esos lujos ni golpes de pecho. El buque está hundido y sin insignia, con la lucha grecorromana sustituyéndolo como inspiración en el medallero y con sus principales figuras a punto del retiro.

Además, el machismo y atraso con el boxeo femenino les pasó factura, algo que desde hace una década varios periodistas avizoramos. El boxeo olímpico y mundial también busca la equidad de competidores, así que disminuyen el cupo de hombres y aumentan el de chicas.

Boxeo femenino en Cuba: ¿mejor tarde que nunca? (+Narración)

El 5 de diciembre de 2022 se anunció la oficialización del boxeo femenino en Cuba. La decisión llegó con décadas de retraso. A Namibia Flores, la demora le robó el sueño de participar en un combate oficial.

Cuba no pudo clasificar a ninguna boxeadora a París 2024, a pesar de que apuró las preparaciones y les dio torneos internacionales. Pero, el resto del mundo le lleva años de ventaja al boxeo femenino cubano.

Los venideros Juegos Olímpicos serán en Los Ángeles, Estados Unidos, y quienes siguen el deporte cubano saben lo que esto puede significar no solo para el boxeo, sino para una delegación que, evento tras evento, cuenta con alguna fuga de atletas.

Pasarán cuatro años; algunos boxeadores estarán más curtidos, otros habrán emigrado y el resto estará al punto del retiro. Ya llegó el momento en que exaltamos que al menos un púgil haya ganado un oro; en la ciudad californiana, no quiero ni imaginar lo que pueda pasar.