Erislandy Álvarez (izq.). Foto: Olympics.com.
Hundimiento del boxeo cubano: ni buque ni insignia
9 / junio / 2024
No es noticia que tome por sorpresa. Entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, que Cuba no consiguiera un equipo completo de boxeo de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024 parecía una apuesta segura. Pero no deja de ser llamativo.
El pugilismo amateur en la isla fue durante muchos años el impulso final en el medallero de las Olimpiadas, el «espera, que los boxeadores entran en acción los últimos días». Cuatro o cinco títulos caían en el saco en las fechas finales y la delegación antillana pasaba de ser una islita del Caribe más a colarse entre las potencias deportivas.
El boxeo era eso, que algún especialista calificó de «buque insignia» y que actualmente no es más que «un barquito de papel» que depende del empuje de dos ilustres y que estamos viendo hundirse ante nuestros ojos sin que podamos hacer nada.
Las cifras no mienten. Hasta para el oficialismo, que solo cinco boxeadores cubanos clasificaran para los Olímpicos de París es un golpe con el que no contaban.
Según la revista Jit —cuestionamientos a jueces aparte— de los cuatro púgiles de Cuba en el torneo preolímpico de Tailandia la semana pasada, solo clasificó Erislandy Álvarez (63.5 kg) y quedaron en el camino Fernando Arzola, Jorge Cuéllar (71 kg) y Yaquelín Estornell (66 kg), la única mujer que aspiraba a colarse por primera vez en una Olimpiada.
Además de Álvarez, clasificaron para la competición boxística de la capital francesa en agosto próximo los boxeadores Julio César La Cruz (92 kg), Arlen López (80 kg), Saidel Horta (57 kg) y Alejandro Claro (51 kg). Solo La Cruz y López sobresalen de candidatos más fuertes a medallas de oro en el listado.
Con la caída de Arzola en el preolímpico ante el ecuatoriano Gerlon Congo, de apenas 23 años, Cuba no pudo sumar más púgiles al equipo olímpico y cortó la racha que tenía desde Barcelona 1992, donde siempre llevó un superpesado. Pequeños vestigios del naufragio del buque.
Datos de Olympics reflejan que, por encima de la isla, solo la delegación boxística de Estados Unidos ha conseguido más medallas de oro en la historia de los Juegos Olímpicos modernos. Cuba es temida en el ring y su escuela (repartida en pedacitos por el mundo) ha sido tema de estudio y de numerosos reportes.
El estilo que impregnó el gran Alcides Sagarra, no solo conquistó gloria olímpica para la isla, sino que fabricó numerosos campeones (Teófilo Stevenson, Armando Martínez, Ariel Ascuy).
Según el púgil Julio César La Cruz, el estilo de «golpear y esquivar» es el que caracteriza a la escuela cubana. Un sello que lo hizo coronarse en Tokio 2020 y que cuatro años después puede regresarlo a la gloria en un escenario similar.
Las aspiraciones actuales de Cuba pasan por él y por el otro bicampeón olímpico, Arlen López. El resto de los chicos pudieran aruñar algún metal olímpico. Anhelos tienen.
«Es un sueño tener esa medalla olímpica», le dijo Álvarez a Olympics tras conquistar el pase a los Olímpicos del verano próximo.
Sobre el boxeo femenino era sabido que el retraso de insertar a las mujeres cubanas por puro machismo de los altos directivos del país iba a costar luego en el ring, pues naciones del área (Ecuador, Argentina, México, Colombia) llevan años de ventaja que no se borran de un swing.
Una fecha tan cercana como diciembre de 2022 —cuando la isla aprobó el boxeo femenino como deporte de alto rendimiento— no dejó margen para que las boxeadoras cubanas avanzaran demasiado en la escena.
Ahora tienen que escarbar desde abajo en torneos regionales (Centroamericanos) e ir ascendiendo gracias al atraso mental de los decisores deportivos cubanos.
«La mujer cubana nunca se rinde. Hay mucho futuro por delante», apuntó Yaquelín Estornell cuando cayó en su segunda pelea del Preolímpico.
El llamado «buque insignia» del deporte cubano se ha hundido tanto que hasta España, un país que está en el sitio 44 del ranking histórico del boxeo olímpico (con apenas dos medallas de plata y dos de bronce), llevará más púgiles a París.
La delegación ibérica lleva cinco púgiles en la categoría masculina y a una fémina. O sea, seis en total, superando el número de boxeadores que logró clasificar la isla.
Repito, no es que la noticia de la debacle del boxeo cubano nos tomara por sorpresa, pero como todo romance que se acaba nos queda la sensación de que «todo tiempo pasado fue mejor».
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