Militares en las calles de Cuba / Foto: Sadiel Mederos
Si la historia la escriben los que mandan, eso quiere decir que hay otra historia
11 / noviembre / 2021
A inicios de noviembre la prensa estatal cubana reveló la identidad de uno de los agentes de la Seguridad del Estado como parte de su campaña de descrédito contra los miembros de la plataforma Archipiélago.
Carlos Leonardo Vázquez González, especialista en primer grado en medicina general integral y Oncología, aseguró haber trabajado durante 25 años como el agente Fernando. Su testimonio, publicado originalmente por Las Razones de Cuba, pretendía vincular al dramaturgo Yunior García, uno de los organizadores de la marcha cívica convocada por Archipiélago para el 15 de noviembre próximo, con gobiernos extranjeros.
Vázquez González había participado junto a García y otros miembros de la sociedad civil cubana en un taller sobre el papel de las Fuerzas Armadas celebrado en Madrid, España, y convocado por la Universidad Torcuato Di Tella, de Argentina. Las académicas Ruth Diamint y Laura Tedesco, organizadoras del encuentro, desmontaron las declaraciones del agente en un texto enviado a elToque.
Se dicen cosas falsas. Por eso, queremos contar qué son los Talleres que organizamos. Primero, vale recordar que desde 1987 trabajamos académicamente sobre cuestiones de democracia. En esos años nos conocimos en el think-tank que lideraba Atilio Boron en Buenos Aires. Cada una de nosotras tomó luego diferentes caminos y nos reencontramos para trabajar sobre liderazgo político. Nuestro universo siempre fue América Latina.
Hemos estudiado las fuerzas armadas de los países de la región. Nos faltaba Cuba donde comenzó un tiempo de cambios cuando Raúl Castro empezó a abrir la economía. Sobrevinieron más cambios cuando ningún Castro quedó al frente del gobierno cubano y en ese contexto incluimos a Cuba entre los casos de estudio.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) eran un actor desconocido para la población cubana. Permítannos dar un ejemplo. Cuando empezamos a trabajar sobre este tema, cualquier ciudadano argentino conocía perfectamente quienes eran los jefes de cada una de las tres fuerzas armadas del país. Hoy casi nadie puede nombrar a uno de ellos. No porque no haya transparencia, sino porque ya no son actores políticos de renombre. Eso se ha debido centralmente al papel que ha jugado la sociedad en conocer primero, y controlar después, el papel de los militares.
Los Talleres con cubanos no distan de esta idea. La sociedad de Cuba no conoce qué hacen los militares. No tienen diálogo con ellos ni existe ningún mecanismo formal o informal de control sobre sus actividades. Nuestro trabajo consiste en ofrecer una reflexión en sólo tres días, sobre esas experiencias latinoamericanas. Quien considere que en tres días podemos “adoctrinar” a alguien, tiene una visión muy lamentable de su propia capacidad de pensar y decidir.
En los Talleres de Buenos Aires y de Madrid se dieron charlas sobre transiciones de la dictadura a la democracia, la importancia del diálogo, el papel de la sociedad civil, el rol de las organizaciones de la sociedad civil, procesos de paz, reconciliación, superposición entre tareas militares y policiales, etc. Ninguno de estos temas “adoctrinaba”. Después de cada exposición se pedía a los cubanos sus reflexiones. Nuestros invitados, que se sienten muy cubanos y que no pertenecen a los grupos de disidentes pero demandan cambios y mayores espacios de libertad, tenían absoluta autonomía para expresar sus ideas.
Los exponentes de los Talleres pertenecen a diferentes países: Argentina, Chile, Ecuador, Colombia, Gran Bretaña, España, República Dominicana. Ninguno de los expositores sugirió que la experiencia que presentaban fuera automáticamente útil para trasladar a Cuba. En el Taller de Buenos Aires, sí hubo un general retirado, Martín Balza, que dio su mirada como militar del proceso político argentino. Es reconocida su actuación cuando expresó públicamente en Argentina que ningún militar debe aceptar una orden injusta. Su experiencia de vida militar en Argentina lo llevó a contar en el Taller la necesidad de reconciliación entre partes opuestas.
Ante tantas falsedades, invenciones y argucias debemos aclarar estos puntos, pues somos académicas. No somos políticas, mucho menos aún agentes de Estados Unidos. No intervenimos en la política de Cuba, pero expresamos nuestras ideas, y como sucede en la academia, estamos abiertas a críticas, que es la manera de refinar el conocimiento. No tenemos dogmas. No vendemos ideología. Al contrario, por nuestras carreras académicas pudimos debatir abiertamente en seminarios organizados por el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) de La Habana. Por todo esto no admitiremos que ensucien nuestro trabajo adosándonos rótulos que nunca portamos.
El título de este texto es una frase del cineasta argentino Eduardo Mignogna (1940-2006) basada en la de George Orwell (1903-1950) “La historia la escriben los vencedores”.
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