Los bordes y grietas manchadas de negro delataron la lluvia ácida, de la noche anterior, que cayó sobre Mena, un caserío del Valle de Yumurí ubicado a unos diez kilómetros de la ciudad de Matanzas; ahora, un verdadero infierno sobre la tierra. El incendio fuera de control durante tres días en la Base de Supertanqueros de combustible ha lanzado miles de barriles de petróleo a la atmósfera que han caído lentamente sobre plantas, animales y personas.
Cuando bajaba hacia el Valle quedé atónito por el ambiente tan raro que creaba la columna de humo. La vegetación lucía mustia. Los pobladores me cuentan que sus ropas estaban manchadas y que una fina capa de hollín lo cubría todo. Entonces, pienso en lo que no se ve…


















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Alain
Orestes Díaz Guerrero