Se puso “La Fina” para olvidar tristes hechos de su adolescencia y primera juventud. Quien la ve hoy, a sus 31 años, con una mirada y una actitud de fuerza mayúscula, imponiendo su arte y su criterio en un mundo todavía dominado por la hegemonía masculina como es el hip hop en Cuba, no creerá, a menos que ella misma se lo cuente, que La Fina protege la fragilidad de Yamay Mejías Hernández, una mujer que carga consigo el peso de la violencia física y sexual.
“No aguantes más”, título de una de las canciones de su hasta ahora único disco, se ha convertido en una suerte de lema para esta rapera de letras duras y figura elegante. Para ella, rapear es una manera de mostrar a las mujeres que no existe motivo suficiente para soportar el abuso de cualquier índole.
“Cuento mi historia para que a las que no les ha pasado, no les pase, y para que a las que sí, no les pase otra vez. Tiene que denunciar, algo que yo no hice por falta de orientación y por miedo. Los hombres que maltratan no se merecen estar en la calle”, dice Yamay con una voz que no se quiebra ni tiembla.
Cuando la violaron por primera vez, esa fue también su primera experiencia sexual. Él era su novio formal, unos años mayor que ella, hermano de su mejor amiga.
“Por eso no dije nada, además tenía mucho miedo, en mi casa jamás me habían hablado de sexualidad, lo poco que sabía provenía de la escuela y mi padre era además muy, muy severo, de los de castigos arrodillada sobre chapitas detrás de una puerta, o de correctivos con un cable o un trozo de manguera”, relata. Apenas superado el dolor, la historia se repitió con otro novio, como un macabro dejà vu.
Pero, quizás por aquello de que a la tercera va la vencida, Yamay hubo de enfrentar otro episodio de brutalidad masculina, esta vez de violencia física y en público, para que sacara de sus entrañas a La Fina, artista y activista por empoderar a las féminas en el hip hop.
“Hay que hablarle a las mujeres de todas las cosas que les pueden pasar, por eso empecé a plasmar en mis canciones todos estos llamados contra la violencia. En el disco que estoy haciendo ahora, ‘Estoy en eso’, quise hacer una canción sobre cómo fue mi violación y cómo me sentí, pero no he podido porque es muy fuerte, vuelvo a revivir todo aquello y no lo aguanto. Pero entonces hice ‘No aguantes más’, que habla de todo eso de manera general”, revela.
Hace tres años, Yamay impulsa el proyecto itinerante de mujeres raperas, afrodescendientes y feministas “Somos mucho más”, que busca mover conciencias alrededor de la violencia contra la mujer, un hecho recurrente que aún el Código Penal cubano no reconoce como delito específico.
Con el proyecto, el único de rap femenino que existe en Cuba, La Fina y sus compañeras llegan a comunidades de cualquier paraje de la geografía, con bafles alquilados con su dinero y allí montan un espectáculo donde integran a los propios vecinos.
Lo importante es sensibilizar a las mujeres para que no se dejen violentar. Además, hay que sumarlas al movimiento aunque no canten, no importa. Una a lo mejor pinta, otras escriben poesía, cosen, hacen muñequitos de trapo, y entonces esos los donamos luego a los niños en otra comunidad, o en círculos infantiles de niños con problemas sociales”, explica.
“Esta es la historia: tratar de unir a todas las mujeres, por ahora de Cuba, y del mundo a través de una página en Facebook, que la mantenemos igual con nuestro dinero, vía wifi, para que se sepa que estamos tratando de crear un movimiento feminista, pero desde la cultura rapera, y contra todo tipo de discriminación”.
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