El año en que caducó la esperanza renovada. Así será recordado por la industria de la música el 2019, cuando por quinta ocasión consecutiva los números fueron favorables y auguraban el remonte definitivo. Luego, la COVID-19. Lo que parecía una enfermedad respiratoria más terminó convirtiéndose en la gran pandemia de lo que vamos de siglo XXI, casi sincronizada de manera escalofriante con la centuria que nos distancia de la gripe española.

En unos pocos meses la industria del “en vivo” se desplomó y aún no se sabe cuándo pueda volver a ponerse en pie. Si de algo ha servido este caos es para que se revitalicen las viejas discusiones que existen sobre el pago de derechos a artistas y autores, que en definitiva son quienes han llevado la peor tajada de esta nueva era del streaming. Los lobbies para reajustar los royalties han ganado fuerza. Varias voces están pujando por que se modifique el sistema de distribución de los pagos de las principales plataformas como Spotify, Apple Music, Amazon Music, Deezer, YouTube Music (de un bote común, como funciona hoy, hacia un sistema basado en el consumo real de los usuarios); y plataformas como Bandcamp y Patreon, que potencian una relación más directa entre usuarios y artistas, están viviendo una segunda juventud.

La industria de la música generó 20.200 millones de dólares en 2019, impulsada por el incremento de las suscripciones de pago a las plataformas de streaming, que se han convertido en el modelo dominante para consumir la música, y contaba al cierre del año con 341 millones de usuarios. Latinoamérica disminuyó drásticamente el consumo de la descarga y otros formatos digitales para migrar a pasos agigantados hacia el streaming.

Las ventas físicas siguieron en picada, pero a una menor escala que en años anteriores, y llegaron a experimentar ligeros incrementos en algunos mercados como Estados Unidos y España; ayudadas también por el persistente revival del vinilo. Aunque con números más discretos, de igual modo se percibió una ligera alza de los ingresos por concepto de derechos de sincronización y ejecución.

La lista IFPI Global Recording Artist combina el consumo en todos los formatos y todos los países para cada año calendario. En esta ocasión destaca cómo siete artistas repiten del año anterior (Ed Sheeran, Post Malone, Queen, Ariana Grande, BTS, Drake, Lady Gaga), lo que hace pensar en la poca movilidad del consumo de la música más mainstream; así como la irrupción del fenómeno Billie Eilish, la joven y disruptiva artista, y el ingreso de una banda de catálogo como The Beatles, impulsada por las celebraciones por los 50 años del lanzamiento del mítico Abbey Road.

En ese sentido, a excepción de la notable irrupción de abanderados de la cultura de la generación Z como la californiana Billie Eilish y del rapero cowboy Lil Nas X, no hay nada nuevo en un listado convencional de los diez hits más vendidos. Pop and business, as usual.

No te sientas mal si como nosotros no tenías ni idea de quién es ARASHI. Resulta que es una veterana boy band japonesa que estuvo cumpliendo 20 años de carrera artística, responsable del disco más vendido de 2019. Su éxito se explica cuando recordamos que Japón no solo es el segundo mercado de la música por países a nivel mundial, sino que es el último gran bastión de la venta de discos físicos. La resaca de Bohemian Rhapsody llegó al 2019 y se le sumó el Abbey Road, que cumplió medio siglo. Es de esperar que se sucedan en los próximos años estos pequeños sacudones del catálogo del rock amparado en las celebraciones de determinadas efemérides. Vale notar que apenas ocho álbumes lograron vender más de un millón de copias; si hacía falta alguna confirmación de que el disco como objeto cultural de masas perdió toda relevancia, aquí está la prueba.

Los números del impacto real de la COVID-19 tardarán en llegar; hoy lo que tenemos son estos optimistas resultados, reflejo del año anterior, y que ha recogido la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI por sus siglas en inglés). Los hemos compartirlos con ustedes, esta vez en alianza con Magazine AM:PM y a pesar de lo que digan estas gráficas felices, no se emocionen demasiado; estamos en presencia de una vieja foto de familia en la que muchos miembros no volverán a aparecer en buen rato.

 

 

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