Lo ocurrido con la participación cubana en la Cumbre de las Américas sigue dando de qué hablar. El reciente intercambio de opiniones nos muestra que existen múltiples miradas sobre un mismo fenómeno.
Por: Harold Cárdenas Lema ([email protected])
Este es el tipo de escritos que uno debe evitar a toda costa porque demanda una desnudez política que puede granjearte enemigos fácilmente. Pero indeterminarse, caer en ambigüedades y no referirse al asunto, es una cobardía peor. Entrar en esta polémica es como estar presente en el parque panameño en un escenario de confrontación, pero si no puedes escapar de la pelea, golpea lo más duro posible.
Lo ocurrido con el foro de la sociedad civil en la Cumbre de las Américas estaba sentenciado de antemano. Son muchos los compromisos creados por instituciones vinculadas a la Organización de Estados Americanos (OEA) que durante décadas han dado voz a sectores que militan contra nuestro Estado, desconociendo el resto (y mayoría) de la sociedad cubana.
El juego estaba amañado desde un inicio y acá lo sabíamos.
En un contexto así, necesitábamos tener la capacidad de trabajar en equipo ante cualquier situación, eso debe haber condicionado de alguna manera la composición de nuestros representantes. Se han publicado opiniones de que estos no representan el espíritu mayoritario de la sociedad y a su vez han surgido múltiples respuestas con sus razones. Un debate que comenzaba a tomar también espíritu de confrontación hasta que Silvio Rodríguez nos recordó quién es el verdadero enemigo. Aprender a dialogar sobre las diferencias sin la necesidad de gritar nuestra opinión, es una meta nacional que tenemos pendiente tanto en participaciones internacionales como dentro de la Isla.
La posibilidad real de una manipulación en Panamá, condicionó la conformación de una delegación con la que (a pesar del bajo perfil previo a la Cumbre) nos sentimos identificados, donde todos merecían ir y podían aportar algo pero que quizás no cubría todo el espectro de pensamiento en la sociedad cubana. ¿Acaso podía ser así? En nuestro país el término sociedad civil estaba proscrito hasta hace muy poco y secuestrado por la “disidencia”. Que ahora se debata abiertamente sobre actores políticos y sociales, es un terreno ganado en el que seguir profundizando.
Cuando los miembros de un blog de jóvenes intentamos participar en el foro de la discordia, recibimos la negativa de los organizadores porque la cuota estaba llena, ahora sabemos quiénes la completaban. La presencia de otra delegación “cubana” fue una provocación repudiable, algo así como llevar el equipo nacional a las Olimpiadas y encontrarse con que los organizadores inscribieron otro bajo los colores de tu bandera.
Panamá terminó convertida en un Patria o Muerte, una situación de confrontación indeseada que le tocó a una delegación con más experiencia en marchas del pueblo combatiente y poca en escenarios internacionales. La lucha política en el exterior requiere una mayor sutileza, que no es sinónimo de hacer concesiones, que estuvo ausente a menudo salvo en boca de Eusebio Leal y otros que supieron mantener nuestros principios de manera ecuánime. Por muy provocador que sea tener a los terroristas y asesinos de nuestro pueblo cerca, era el momento de evidenciar quiénes son los violentos y los que necesitan gritar, por falta de argumentos. Quizás sin la presencia de terroristas con apoyo foráneo y sus constantes provocaciones nos hubiera ido mejor, estoy seguro de ello.
Nuestra delegación hizo lo que pudo dadas las circunstancias y su composición, pero nuestro presidente fue el mejor de los colofones para la participación cubana.
Los sectores de “oposición” a la institucionalidad cubana necesitaban mostrar una imagen de lucha entre cubanos para justificar su existencia y salarios, para eso provocaron la trifulca en un parque. Han aprendido mejor que nosotros cuánto vale la imagen, más aun con los grandes medios internacionales de su parte, y lo utilizaron bien. Agradezco que Elier Ramírez Cañedo haya aclarado en su blog que la delegación cubana no era parte de ese intercambio de trompones, una suposición que hicimos todos acá en la Isla cuando los medios manipularon el asunto y nuestra prensa (como es habitual) en vez de desmentirlo lo ignoró olímpicamente. La manipulación funciona en la medida en que nosotros también contribuimos a ello.
Mi amigo Ariel Montenegro resumió hace unos días el sentimiento de muchos cubanos que les cuesta compartir espacios con quienes nos han agredido tanto tiempo, otros amigos argumentan también con razón la importancia de estar en los espacios y echar la pelea para no seguir regalando posiciones por falta de asistencia nuestra. Las opiniones son divididas en cuanto a si debíamos salir o no del foro sobre la sociedad civil, el manejo mediático de la Cumbre y el lenguaje político de la delegación. Lo que más me interesa luego de terminado el asunto es que logremos un consenso a través del diálogo, porque los escenarios de Patria o Muerte van quedando en el pasado y el futuro nos depara una lucha más sutil, para la que no estoy seguro si estaremos preparados.
Como la imagen que dieron los grandes medios en Panamá sobre los cubanos fue una trifulca en el parque, tenía una pregunta pendiente que hacerle a algún miembro de la delegación. Fue Fernando Martínez Heredia, la persona menos violenta del mundo y entre los que más respeto, quien me la respondió al regresar: “el problema del parque fue iniciado por ellos e inevitable”. Inevitable… era todo lo que necesitaba saber, la conciencia nacional descansa tranquila.
comentarios
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Lázaro
delegación “cubana” fue una provocación repudiable, algo así como llevar el equipo nacional a las Olimpiadas y encontrarse con que los organizadores inscribieron otro bajo los colores de tu bandera”. Con ese afán de exclusión y anulación del “otro” nunca lograremos “un consenso a través del diálogo”. Los disidentes también tienen derecho a inscribirse bajo los colores de la bandera cubana; y su proporción respecto al sector oficialista era pírrica, por cierto, algo que no mencionas. Si alguien de ideas tan avanzadas y dialógicas como tú mete a todos los sectores de la oposición (sin comillas) en el saco de los que necesitan “justificar su existencia y salarios”, ¿podemos esperar del gobierno una apertura al diálogo y al conflicto político civilizado? En algo coincido plenamente contigo no estamos preparados para esa “lucha sutil”. Saludos y mis respetos.