La humanidad ha vivido obsesionada con los nacimientos. Los puntos de partida siempre nos han fascinado, aun hoy, cuando entendemos casi todo sobre los procesos biológicos que intervienen en el alumbramiento. Probablemente, eso explique nuestro culto por los lugares en los que han nacido las personas a las que consideramos paradigmas.

Por ejemplo, cada año miles de peregrinos visitan el lugar donde se cree que nació Jesucristo un ¿25 de diciembre? Según los evangelios, se sabe el sitio —la ciudad de Belén, en las colinas de Judea, administrada actualmente por la Autoridad Nacional Palestina—, pero la fecha fue fijada en el siglo III por el papa Julio I para hacerla coincidir con las celebraciones solsticiales.

Yendo a las antípodas, el Gobierno austriaco ha tenido que pagar cuantiosas sumas de dinero para adquirir el edificio número 15 de la calle Salzburger Vorstadt, en el pueblo fronterizo Braunau am Inn, por convertirse en lugar de peregrinación de grupos neonazis. Allí nació Adolf Hitler, el hombre que quiso hacer de Alemania un imperio mundial matando miles de personas. Y sí, no es alemán como muchos piensan, sino de la parte austriaca de lo que fue el extinto imperio austrohúngaro.

Entonces, no es de extrañar que los cubanos también tengamos especial interés por los lugares donde vinieron al mundo nuestros héroes. Ello explica, por ejemplo, que el Museo Casa Natal de José Martí sea el más antiguo de La Habana, fundado —después de no pocas trifulcas legales, investigaciones y restauraciones que lo trajeron de la ruina— el 28 de enero de 1925.

Sin embargo, pese a que los libros oficiales de historia no dicen una letra al respecto, ¿nació el Apóstol en la casita de Paula 41, actualmente en el número 314 de la calle Leonor Pérez? Como toda historia, empecemos por el principio.

El 7 de febrero de 1852 se casaron en la iglesia parroquial de Monserrate el sargento primero del Cuerpo de Artillería de la Real Fortaleza de La Cabaña don Mariano de Todos los Santos Martí y Navarro, de 34 años, y Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez Cabrera, de 24. Fueron a vivir a la casa de Paula 41, de la que ocuparon la planta alta, mientras que en la baja residían Rita, hermana de Leonor, y su esposo el primer teniente de Artillería de la Fortaleza de La Cabaña Juan Martín Navarro, primo hermano de Mariano. Pagaban por el usufructo de la pequeña vivienda cercana a las murallas la suma mensual y por adelanto de 15 duros de oro.

Según parece, allí nació 356 días después de las nupcias, el 28 de enero de 1853, el primer hijo del matrimonio: José Julián Martí Pérez. Esa fue una verdad inamovible durante mucho tiempo. Tanto así que en el primer homenaje que se le rindió al Apóstol en Cuba, el día de su cumpleaños de 1899, un grupo de emigrados procedentes de Cayo Hueso pusieron una tarja en la fachada de la casa. Entre los asistentes al acto estaban la anciana doña Leonor, la hermana Amelia, la esposa Carmen Zayas Bazán y el hijo José.

La duda fue sembrada pasados los años, cuando el matrimonio formado por Miguel Fernández y Ángela del Castillo, su hija Isabel Carolina «Cocola» y su esposo Emilio D. Cassi le comentaron al doctor Gonzalo de Quesada y Miranda —hijo del secretario personal de Martí en Estados Unidos— que el lugar de nacimiento del Héroe Nacional era la Fortaleza de La Cabaña, donde trabajaba por ese entonces su padre.

Ellos conocían el detalle, puesto que Miguel había sido preso político junto a Martí en las canteras de San Lázaro y en 1880 lo alojó en su casa de Nueva York. También, la familia conocía a don Mariano, a quien celebraron su cumpleaños 68 en dicha vivienda y en presencia del hijo, en 1883.

Ante la duda, don Gonzalo solicitó que la Academia de Historia de Cuba esclareciera el hecho y para ello el 23 de noviembre de 1939 se creó una comisión integrada por el capitán del Ejército Libertador Joaquín Llaverías, director del Archivo Nacional; Emilio Roig de Leuchsenring, historiador de la Ciudad de La Habana; y el propio don Gonzalo.

Después de indagar con testigos y documentos disponibles, el 16 de agosto de 1940 la comisión dio su veredicto: «agotados todos los medios de investigación propuestos y considerados pertinentes, y después de medir cuidadosamente los antecedentes presentados a la misma, se llega a la conclusión de que evidentemente no se ha aportado ninguno que permita variar la versión hasta ahora aceptada como cierta que José Martí Pérez, Apóstol de las libertades cubanas, nació en la casa Paula 41, luego 102 y hoy Leonor Pérez 214».

Fin de la historia. Todo quedaba como hasta ese momento por falta de pruebas que demostraran lo contrario.

Y tardaron en llegar dichas pruebas muchos años, hasta 2006, cuando la historiadora cubana Olivia América Cano Castro —biógrafa de doña Leonor Pérez— obtuvo el expediente militar de don Mariano Martí, encontrado en España. En el documento hay dos detalles que resultan de gran interés. Uno es el que certifica la orden que obligaba a los sargentos primeros de Artillería destacados en la Fortaleza de La Cabaña a residir en ella. El segundo es este fragmento muy ilustrativo, reproducido por el escritor e investigador martiano Luis García Pascual en la página 45 de su libro José Martí. Documentos familiares:

«Certificado en que conste que ha estado hospitalizada en la Enfermería de la Fortaleza de La Cabaña o Castillo del Morro de La Habana, doña Leonor Pérez Cabrera, esposa del sargento D. Mariano Martí Navarro, en los alumbramientos de un niño y una niña, ocurridos el 28 de enero de 1853 y 29 de julio de 1854, respectivamente…».

Según la propia historiadora en una entrevista ofrecida al periódico Juventud Rebelde, estas nuevas pruebas «inclinan inevitablemente a reabrir el análisis del tema de si Martí nació o no en La Cabaña».

Más allá de ese importantísimo punto que deberá ser esclarecido, hay muchas más «casas de Martí» dispersas por La Habana de las que no se habla y algunas de las cuales ni siquiera existen, pues cayeron víctimas del abandono.

Por ejemplo, de la casita de Paula 41 debió salir la familia a causa de la elevada renta en 1856 —solo sus tres primeros años vivió el Apóstol en ella— y se mudaron al número 40 de la calle Merced, de donde se fueron poco después para establecerse en el 56 de Ángeles, antes de partir a España a mediados de 1857. Ese nomadismo familiar no terminará tampoco cuando regresen de la Península, sino que seguirán moviéndose por diferentes sitios de la ciudad.

De las otras casas de Martí, quizá la más famosa es la de Tulipán 32, en la cual se radicó junto a su esposa Carmen después de los años de cárcel, deportaciones, exilios, y donde nació su hijo José Francisco en noviembre de 1878. Según el historiador Orlando Segundo Arias, quien denunció el abandono de la vivienda y los intentos del Gobierno del Cerro de demolerla, en ella malvivían varias familias y el inmueble, muy deteriorado y cambiado, se encontraba en peligro grave de derrumbe.

¿Hemos estado yendo al lugar equivocado pensando que Martí nació en la casita de Paula? ¿Dónde nació realmente el Apóstol de la independencia? ¿No merecen también protección estas otras casas que acogieron al Apóstol y que forman parte de su historia y, por tanto, de la nuestra?

Esclarecer si Martí nació en La Cabaña o en Paula 41, pasados menos de doscientos años, no puede ser más difícil que encontrar una tumba faraónica intacta —Howard Carter halló la de Tutankamón más de tres mil años después de la muerte del monarca—.

TAMBIÉN TE SUGERIMOS

Los odios y lo martiano

¿Acaso los odios, las mezquindades, los linchamientos de cualquier índole tienen algo que ver con Martí? ¿Acaso el estímulo a lo más bajo, a lo más bestial de los seres humanos tiene algo que ver con el ejercicio íntegro del decoro?