Foto: tomada del perfil de Instagram de Fernando Dayán.
Autopsia de una exigencia del Comité Olímpico Cubano en París
28 / julio / 2024
Cuando una se imagina que los directivos del deporte cubano cumplieron con su cuota de ridículo del año, se salen con un as bajo la manga y te desconciertan con una exigencia tan absurda que solamente puedes llevarte las manos al rostro y ocultar la vergüenza ajena.
El 23 de julio de 2024, el Comité Olímpico Cubano (COC) publicó un penoso comunicado oficial en el que exigía la expulsión del canoísta Fernando Dayán Jorge —campeón de Tokio 2020 y residente en Estados Unidos— de los Juegos Olímpicos de París 2024.
El titular cienfueguero fue incluido en el equipo de refugiados para la competición olímpica de este verano.
Bajo un proceso de asilo en el país norteño, aunque sin ciudadanía, Dayán Jorge no puede competir por su país de adopción. Su única alternativa era que el equipo de refugiados lo aceptara y así fue.
El cienfueguero tiene credenciales de sobra y talento para incluirse en el equipo, pero además cumplía el resto de requisitos.
Según el Equipo Olímpico de Refugiados, lo primero para integrar el grupo era el rendimiento deportivo y con su corona olímpica el cienfueguero iba sobrado. Lo siguiente era confirmar la condición de refugiado. Con una solicitud de asilo para entrar en Estados Unidos, pues vino el siguiente check de Dayán Jorge.
La selección de atletas, de acuerdo con la nota del equipo, fue aprobada por la Junta Ejecutiva del Comité Olímpico Internacional (COI) tras el análisis de varios criterios.
Pero el COC ahora lo niega todo. Ni los atletas cubanos incluidos en el equipo cumplen los requisitos ni el COI está de acuerdo con nada ni Fernando Dayán Jorge es perseguido; como si las exigencias de excluirlo de las Olimpiadas no fueran eso, una persecución.
En su nota de la vergüenza, los directivos cubanos apuntan que el equipo de Refugiados es para «desarraigados por la guerra o perseguidos» y que los atletas (son dos, además del canoísta está el pesista Ramiro Mora) no cumplen con el requisito. ¿Ah, no?
Otra prueba de la persecución del Gobierno cubano a los atletas la confirman en la nota al afirmar que desde mayo de 2024 están «en comunicación con el COI para que [la] lamentable situación fuera esclarecida».
Por esas fechas, en esta columna dominical aseguré que los dirigentes deportivos cubanos tenían el complejo de marido tóxico que reacciona mal cuando le explicas de una y mil maneras que la historia en común terminó, que no da más.
El Comité Olímpico Cubano (COC) actúa al «más puro estilo de aquel perro del hortelano del conocido refrán y ni “comen ni dejan comer”». Con el nuevo comunicado contra los atletas del equipo de refugiados, lo vuelven a confirmar.
Es muy cínico de su parte asegurar en la nota que ellos no tienen nada contra los deportistas y que les «permitían participar en los Juegos Olímpicos representando los países donde residen».
Lo primero, el COC no es dueño de las decisiones deportivas de los atletas y segundo, saben perfectamente que sin ser ciudadanos no pueden integrar el equipo nacional de los países en los que viven.
Quizá lo más risible —si no fuera un tema muy serio— es acusar al equipo de refugiados y al COI de «manipulación política en el deporte», cuando ellos (los del sistema deportivo cubano) son másteres en la materia.
En el «abanderamiento» de la delegación deportiva —la más pequeña en 60 años de historia olímpica— el luchador olímpico Luis Orta tuvo que leer un «compromiso» en el que aseguró que eran fieles «al legado de Fidel» y que representaban «con gallardía los valores del pueblo en el que se han formado».
Jorge Luis Perdomo Di-Lella, viceprimer ministro del Gobierno, en el mitin pedía a los atletas que lograran que la isla estuviera «entre las potencias olímpicas y paralímpicas» como muestra de que podían sobreponerse «a la crueldad de un injusto bloqueo yanqui».
Más allá de lo vomitivo del discurso, ¿qué significa lo anterior, COC? ¿No es mezclar política con deporte? ¿No es la típica manipulación política que década tras década se implanta entre los atletas de alto rendimiento?
Fernando Dayán Jorge, el atleta más señalado por el sistema, hace dos semanas detalló al canal miamense Univisión 23 que él deseaba ser «solo deportista» y no pertenecer a institución alguna.
¿Acaso mintió? Lo que tuvo que leer Orta en La Habana antes de viajar a París es otra muestra de a lo que someten a los atletas de la isla. ¿Es un delito no querer mezclar todo?
Si Orta quiere serle «fiel a Fidel», ¿por qué Fernando Dayán no podía decir que solo volvería a competir por Cuba en libertad?
Para sellar el ridículo de la dirección deportiva de la isla con la exigencia desmontada en unos párrafos, el miércoles pasado el periodista deportivo independiente Miguel Hernández posteó en Facebook unas declaraciones del vocero del COI sobre la polémica.
«Los atletas del Equipo Olímpico de Refugiados fueron seleccionados en función de su estatus de refugiado, otorgado por su país de asilo y verificado por Acnur, la Agencia de la ONU para los refugiados», apuntó Hernández sobre las declaraciones del vocero.
Finalmente, Miguel Hernández aseguró que cualquier atleta, incluidos los del equipo de refugiados en París 2024, «pueden disfrutar de libertad de expresión de conformidad con los valores olímpicos y los principios fundamentales de los Juegos Olímpicos».
ELTOQUE ES UN ESPACIO DE CREACIÓN ABIERTO A DIFERENTES PUNTOS DE VISTA. ESTE MATERIAL RESPONDE A LA OPINIÓN DE SU AUTOR, LA CUAL NO NECESARIAMENTE REFLEJA LA POSTURA EDITORIAL DEL MEDIO.
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