La apelación a la historia nacional (a un pasado patriótico y victorioso) con el propósito de excluir y pedir más sacrificio ha servido a los representantes del poder en Cuba como estrategia de legitimación.
El recurso de invocar figuras trascendentes para la nación, como José Martí, representa no solo una interpretación del pasado carente de matices, sino un modelo que los cubanos del presente deben emular y seguir al dedillo.
El siguiente video analiza algunos de los discursos en los que el presidente Miguel Díaz-Canel ha hecho una valoración sesgada de la historia.
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